La veterana muchachada de Cocoon —el inexplicable hit de Ron Howard sobre capullos alienígenos que revitalizan a un grupo de exaltados jubilados— debe estar que trina al ver los retratos del fotógrafo norteamericano Dean Bradshaw. Por envidia, dicho sea de paso, al observar a otro equipo de congéneres septuagenarios y octogenarios pasándoles el trapo a los preconceptos de la edad. Ya no en cine sino en fotografías, capturadas ellas recientemente con el noble objetivo de desandar cualquier estereotipo de la tercera edad. “¿Quién dice que una persona de 75 no puede ganar las Olimpíadas?”, se envalentona el joven fotógrafo de Los Angeles al explicar su sonada serie The Golden Years, que, sin necesitar energía extraterrestre, ubica a abuelas y abuelos levantando pesas, jugando al básquet o haciendo lucha libre. En estilizados uniformes de época, entre el homenaje y la sonrisa, la intentona es una y una sola; en palabras de Bradshaw: “Constantemente estamos siendo bombardeados con imágenes de todas las marcas con atletas fuertes haciendo todo tipo de deportes, pero rara vez alguien celebra el trabajo de estos/as guerreros/as”. Guerreros/as en spandex flúor que cumplen otra función, explica: “Sumergir a los espectadores en un mundo fuera de lo común, con un poco de misterio”. ¿El misterio de la vida eterna? Opa...