VALE DECIR
Muchísimos británicos –y estadounidenses– están que trinan, declamando a los cuatro vientos (virtuales) que el apocalipsis ya llegó, y se ha cargado a las letras, la gramática, la cultura toda. Aunque exagerada, la reacción es esperable, y responde a la elección de “la palabra del año” a cargo del Diccionario de Oxford, que en ediciones pasadas escogiese selfie para ocupar el mentado trono. Ocurre que, aunque los ternados ofrecían una variedad interesante, la academia optó por coronar a… un emoji. No a la palaba “emoji”, dicho sea de paso, sino a una variedad puntual: “la cara con lágrimas de alegría”, como es nombrada oficialmente. Según explica Oxford University Press, firma editora del diccionario, es la primera vez que se opta por un pictograma, y si se ha hecho es porque “refleja el ethos, el ánimo y las preocupaciones de 2015”. Para Caspar Grathwohl, presidente de Oxford Dictionaries, “se trata de una rica forma de comunicación que trasciende las barreras lingüísticas”. Pero, ¿por qué esa carita, la risueña con llanto? Porque “representa el costado lúdico e íntimo de esta forma de decir”. Y, claro, porque ha sido la más popular, sumando el 20% de todos los emojis utilizados en Reino Unido y el 17% en Estados Unidos.
Pobres ad blocker (bloqueador de anuncios), bretix (suma de british y exit, que refiere a la posible salida de UK de la Unión Europea) o lumbersexual (hombre urbano que viste como leñador), algunos de los ocho ternados que quedaron fuera de competencia. O, para el caso, they, que ha ampliado su sentido de “ellos” y ahora también refiere singularmente a una persona no-binaria que prefiere no especificar su sexo. Todas han sido vencidas por una no-palabra… en una competencia de palabras. “Los emojis no están reservados a adolescentes que envían mensajes de texto, sino que se han acogido como una forma de expresión matizada que puede cruzar barreras idiomáticas”, intenta convencer el comunicado oficial, que no termina de satisfacer a tantísimos anglos. Anglos que se expresaron en redes al son de “Estamos involucionando hacia gruñidos y grabados en cuevas”, “RIP al lenguaje” o “¿Es un chiste? ¿Les hackearon la cuenta?”. Ninguna broma. Apenas una decisión controvertida, y el avispero de las letras, revolucionado.
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