VALE DECIR
Póntelo, pónselo
20 millones de muertos
en 20 años. El balance numérico que arrojó la
Conferencia Internacional sobre Sida clausurada el 16 de julio en Bangkok llevó a
Kofi Annan (secretario general de la ONU) a comparar la pandemia mundial con
un arma de destrucción masiva, pidiendo para la eliminación del
virus la misma dedicación que los países ricos ponen con relación
al terrorismo.
Dos semanas después de las pomposas declaraciones y los compromisos
de palabra, las intenciones parecen haberse diluido en el limbo mediático;
y las organizaciones no gubernamentales vuelven a discutir los mismos temas:
la necesidad de mayores fondos, la coordinación de políticas
públicas, el apoyo a la producción de fármacos genéricos
(mucho más baratos y accesibles que los fabricados por los laboratorios
multinacionales) y la unánime condena al puritano plan de abstinencia
sexual y fidelidad conyugal llevado adelante por George W. Bush y el Vaticano.
Sumando su voz al petitorio internacional, y buscando la concientización
de los ciudadanos franceses ante la propagación del virus en tierras
galas, la organización Aides lanzó la campaña publicitaria “El
sida es un problema de todos”, que incluye imágenes que atacan
las posturas norteamericanas mediante dos de sus más grandes iconos
culturales: Superman y la Mujer Maravilla.
Si bien el comic viene siendo asiduamente utilizado como herramienta divulgadora
a ambos lados del Atlántico, nunca hasta ahora se había llegado
al extremo de mostrar a los héroes protagonistas como portadores del
VIH. “Aunque estos afiches están dirigidos al público general –explica
Aides–, enfocan prioritariamente a los adolescentes y adultos jóvenes,
que tienden a desarrollar sensaciones de invulnerabilidad (Superman simboliza
los superpoderes y la invulnerabilidad), acrecentando la propensión
a correr riesgos.” La figura de la Mujer Maravilla fue escogida porque,
según la ONU, las mujeres (y sobre todo las de los países pobres)
se han transformado en las nuevas grandes víctimas del sida. Las versiones
extraoficiales aseguran que Aides utilizó ambos personajes del comic
sin su debida autorización. DC Comics, propietaria de las licencias,
no emitió palabra oficial.
A media máquina
Yo, robot, la película “sugerida” –según se indica en sus títulos finales– por la novela de Isaac Asimov, debutó a lo bestia en los Estados Unidos hace unas semanas, pero Will Smith igual se queja. El motivo: debido a una decisión de lo más pacata, el público de su país no podrá “apreciar” el desnudo en la ducha con el que el actor de Hombres de negro y Las aventuras de Jim West se entregó afectuosamente a las cámaras del director Alex Proyas. Mientras que los espectadores europeos podrán ver la película sin censura, con la escena en cuestión tal como se la veía antes de ser sometida a un proceso de pixelado. “Norteamérica es el único lugar donde esto es un verdadero problema”, dijo Smith, para inmediatamente después mandarse la parte: “Fue la toma más cara de la película”.
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