Están los fantasiosos que las observan y descifran formas; los menos románticos que hablan de cúmulos, estratos, nimbos y cirros; los poetas que les dedican odas; los meteorólogos que profetizan sobre sus movimientos. Y está Berndaut Smilde, el artista holandés que las fabrica. Haciendo uso de una combinación de humo, humedad y precisión lumínica, el hombre con sede en Amsterdam crea –sí– nubes, descartando técnicas menos sinceras (léase, tecnología digital, ilusiones ópticas o algodón) en pos de lo natural.

Sus performáticos hidrometeoros, sin embargo, tienen una contra: caducan rápidamente. Y sin precipitaciones. Efímero, el proyecto del hombre tuvo su primera presentación dos años atrás, en 2010, cuando la experimentación dio como resultado Nimbus, su primera nube, en la galería Project Probe. Luego vinieron nuevas presentaciones en espacios como Galerie West o en una de las capillas del siglo XV de la residencia artística Hotel Maria Kapel.

“El trabajo de Smilde a menudo se dibuja a partir de presencias físicas en espacios de transición”, define la web del holandés y habla de construcción y deconstrucción a la hora de crear narrativas con distintas capas de sentido “capaces de chocar y convivir incómodamente”. Con o sin colisión, Smilde todavía no consigue precipitaciones desde el cielo raso.