TELEVISION Con la producción de Sam Mendes y el sello de la BBC, el cable local estrenó The Hollow Crown, la serie sobre la Henriada de Shakespeare, protagonizada por un elenco de estrellas jóvenes que combinan el pop de Hollywood con la formación en teatro clásico, desde Ben Whishaw (007, Cloud Atlas) hasta Tom Hiddleston (The Avengers, Thor), acompañados por los ya consagrados Jeremy Irons y Patrick Stewart. Respetando el lenguaje original, ambientada en escenarios naturales –no es teatro filmado–, la serie transmite en sus luchas de poder conspiración y paranoia, goces extremos y terror, aquel juego de tronos primigenio.
› Por Mercedes Halfon
“Hablemos de tumbas, gusanos y epitafios. Escribid la pena en el seno de la tierra.” Con esa frase, y una cámara perdida en palacios y escenarios naturales, se abre The Hollow Crown, la multipremiada serie que Film & Arts arrancó a principio de este mes. Una serie que nos tira por la cabeza nada menos que la Henriada: la hermosa y política tetralogía en la que William Shakespeare reflexionó, versó y se burló sobre los reyes de la Inglaterra de aquel tiempo. Adelantándose, claro, algunos siglos a Game of Thrones. La frase pertenece a Ricardo II, primera obra de esta serie de dramas. Le siguen Enrique IV –primera y segunda parte– y Enrique V. Todas ellas han sido filmadas en esta megaserie que cuenta con la producción de Sam Mendes y tres experimentados directores provenientes de las tablas que se han alternado en su tarea: el veterano Richard Eyre, que ha dirigido cine, teatro, televisión y ópera con un marcado clasicismo; y dos jóvenes consagrados en el teatro, Rupert Goold y Thea Sharrock. La referencia a los juegos de trono no es casual: la serie se propone recrear a través de cuatro obras históricas de William Shakespeare, las luchas de poder que rodearon la corona de Inglaterra a partir del año 1394. Como si al ver el éxito espeluznante de la serie estrella de HBO, hubieran querido darse una vuelta a las fuentes clásicas, literarias y culturales inglesas, donde todo eso fue contado de manera, claro está, magistral.
Y gran parte del encanto de The Hollow Crown es que, además de ser una superproducción exquisita, filmada respetando el lenguaje original de las obras, la arquitectura y el paisaje tal cual debe haber sido, está actuada de manera inmejorable. ¿Quiénes son estos galanes, jóvenes y maduros, que se han puesto las armaduras y ropajes lujosos para encarnar uno a uno a estos reyes codiciosos, severos y arbitrarios? El primer episodio lo protagoniza Ben Whishaw. Es el responsable de construir impecablemente el arco que atraviesa Ricardo II: empieza como un ingenioso sibarita rodeado de amigos y festejantes que retozan en jardines y castillos. Termina solo y cáustico, pronunciando monólogos dolorosos, con un deterioro físico y una delgadez que coquetean con la imagen de Jesucristo. Hay que saber que Whishaw se hizo conocido por su perverso galán en El perfume, pero más recientemente ha actuado en Cloud Atlas, el extraño filme de ciencia ficción de los hermanos Wachowski; en 007: Operación Skyfall la vigésimotercera película de la saga James Bond; además de haber sido uno de los excéntricos Dylan de I’m Not There, de Todd Haynes. Es sorprendente ver cómo Whishaw interpreta esos textos complejos, metrificados y rimados, poesía inglesa de la más alta, con una soltura y naturalidad digna de la más costumbrista escena de living. En realidad no es extraño. Egresado de la Academia Real de Arte Dramático, miembro de una cantidad de grupos de teatro independiente vinculados con el núcleo duro de la tradición teatral de su país, interpretar a Shakespeare es para él tan natural como la bruma.
Algo parecido pasa con los protagonistas de Enrique IV parte uno y dos. Tenemos a Jeremy Irons y a Tom Hiddleston (Thor). El primero ya no necesita presentación, pero el segundo viene de protagonizar películas que nada tienen que ver con el teatro isabelino. Sin embargo hay conexiones: estudió en la Royal Academy of Dramatic Art, es conocido fundamentalmente por haber interpretado a Loki –el medio hermano y archienemigo del protagonista– en la adaptación cinematográfica Thor de Marvel, dirigida por ¡Kenneth Branagh! un director prácticamente sinónimo de Shakesperare, con una cantidad notable de adaptaciones cinematográficas, como actor y director, del más afamado dramaturgo inglés de todos los tiempos. Hiddleston fue también en Medianoche en París, de Woody Allen, nada menos que F. Scott Fitzgerald. El personaje con más onda y estilo de toda la película.
A lo largo de once episodios entonces, emitidos de septiembre a noviembre (a Ricardo II corresponden los primeros 3, a Enrique IV –primera y segunda parte– los siguientes 5 y a Enrique V los últimos 3), esta serie que Film&Arts estrena para Latinoamérica, atravesará una serie de dilemas bélicos, políticos y también literarios. Las piezas, más allá de recrear ciertas historias de dinastías y datos históricos, transmite un clima de conspiración y paranoia, de goces extremos y terror. Muestran cómo la corona del rey es la esfera más poderosa, atractiva y peligrosa para su portador.
Pero, no hay que olvidarse de que se trata de una nueva adaptación de Shakespeare a la pantalla y en este caso, a la de televisión. Eso es sin duda lo más arriesgado de toda la propuesta. Nos encontramos con unos textos de una extensión y una forma inhabitual para la pequeña pantalla. Así como también es inhabitual, sorprendente y magnífico escuchar esos textos isabelinos, no bajo las luces artificiales de un teatro, sino bajo las naturales de un sombrío cielo al borde del mar, bajo la lluvia constante, o por actores que los gritan cabalgando.
Y tener la posibilidad de ver un primerísimo primer plano de Enrique IV mientras pronuncia una sentencia fatal: ese susurro, junto a un casi imperceptible movimiento de la mano, es una gracia que sólo la muy delicada cámara de The Hollow Crown nos permite observar. A la vez que esas batallas sangrientas, tan Game of Thrones, así ralentadas, parecen casi un producto de la imaginación de un poeta isabelino, o de un rey.
De septiembre a noviembre por Film&Arts. Puede verse por el canal 68 de CableVisión; 457 de Cablevisión Digital; 746 de DirecTV.
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