› Por cecilia boullosa
Comer en un hotel suena a plan acartonado, incluso aburrido. Pero en los últimos años comenzaron a surgir propuestas mucho más estimulantes y cercanas a la experiencia diaria. Los hoteles salieron a competir directamente con los restaurantes y buscan hacerse de un público cautivo más allá de sus pasajeros eventuales. Bengal, que acaba de abrir su tercera sucursal en la zona de Palermo Botánico, una de las más calientes del mapa gastronómico actual, adscribe a esta tendencia. Funciona en el hotel Casa Sur, dentro del Palacio Bellini, pero con fachada a la calle y entrada independiente. Que sea parte del hotel pasa fácilmente desapercibido.
Amplio, muy luminoso, con cocina a la vista, una gran mesa comunal y una barra sobre el ventanal que da a Cabello, Bengal Deli es la versión prêt-à-porter del Bengal original de Retiro: sigue manteniendo el original combo de cocina italiana e india (pero no fusionadas) que lo caracteriza, pero esta sucursal suma las comidas livianas al paso, con la tríada sandwiches-tartas y ensaladas como estandarte.
En la sección italiana de la carta –firmada por el chef Emiliano Cafiso– hay platos como el risotto del día ($85) o las berenjenas a la parmesana ($82); en la parte india están el jhinga masala (curry de langostinos) o el bangali chicken con variedad de chutneys. Bastante más amplia es la oferta de ensaladas, que incluye gravlax de trucha con zucchini grillados o la de berro, rúcula, pera y queso azul. Entre los sandwiches, brilla la hamburguesa de 150 gramos con queso y panceta crocante y, entre las especialidades a la plancha, la opción vegetariana de papa rota, espinacas y huevo poché ($78).
Simple y reconocible, con pocas extravagancias, parece ser la premisa. Los postres y dulces mantienen la misma línea: cheesecake con frutos rojos, tarteleta con láminas de frutas y pastelera a la lima o ensalada de frutas en copa con yogurt natural y granola son algunas de las propuestas.
En su tercera sede, Bengal simplifica su concepto, haciéndose cada vez más apto para todo público.
Bengal Deli queda en Cabello 3780, Palermo. Teléfono: 4807-4848. Horario de atención: lunes a sábados, de 7 a 24; domingos hasta las 17.
“Es más un restaurante con un hotel que un hotel con restaurante.” La definición de Marieta corre por cuenta del chef Martín Molteni, que en junio de este año sumó esta nueva propuesta a su larga lista de actividades. Desde 2006 Molteni está al frente de Pura Tierra, en Belgrano (uno de los mejores 50 restaurantes de Latinoamérica, según el ranking San Pellegrino); además, es dueño de una empresa de catering y asesor gastronómico.
Marieta funciona en la planta baja de lo que pronto será Le Dome, un hotel boutique de 21 habitaciones en un edificio centenario del centro que termina en una de esas cúpulas tan porteñas. Y, aunque tiene una linda vista a la 9 de Julio a través de su ventanal, un oportuno doble vidrio lo aleja de su caos sonoro. Por todas estas razones, en especial al mediodía, Marieta es un buen lugar para “encapsularse” y tener un almuerzo tranquilo en un ambiente sobrio y elegante. Por las noches, cuando el centro se vacía y muchos cierran sus puertas, es una de las pocas opciones válidas de la zona.
Con capacidad para 100 comensales, uno de los detalles más pintorescos es la cava de vinos que se armó al fondo de lo que era un viejo pozo de agua: allí se conservan las etiquetas más destacadas de la carta, sobre todo de las bodegas Catena Zapata, La Rural y El Esteco.
La carta responde a una lógica de mercado con énfasis en productos autóctonos. Tortilla española con salsa alioli ($70), buñuelos de abadejo, puré de manzana, mayonesa de oliva, pimientos marinados ($75) o rabas crocantes servidas con limón son algunos de los entrantes. Entre los platos de fondo se imponen el pescado, la carne vacuna braseada y las pastas. ¿Un recomendado? La pesca del día con estofado de acelga, hongos y arvejas con jamón serrano, crema y pesto ($150) o el bife de chorizo grillado con puré de papa rústico y pimientos marinados. Pero hay mucho más, con menúes completos a buen precio tanto de mediodía como de noche. Versátil como pocos, Marieta es un buen lugar para tener en el GPS del centro porteño.
Marieta queda en Cerrito 22. Teléfono: 4383-3722. Horario de atención: lunes a sábados, todo el día.
El arte es el tema del Alvear Art Hotel –hermano menor del Hotel Alvear, inaugurado en mayo de 2013– y, por añadidura, de su restaurante Contraluz. Comenzando por el nombre y continuando por la ambientación del salón, en la que sobresalen tres elementos: la colección privada de pinturas de la familia Sutton (propietaria del hotel), el enorme ventanal intervenido por Sofía Wiñazki (artista joven y talentosa) y el techo vidriado por el que, en noches claras, se filtra el cielo estrellado. Pero hay más: la presentación esmerada de los platos y las cenas pictóricas que se organizan todos los meses en el restaurante –el 21 de octubre se celebrará una inspirada por Degas y el 25 de noviembre será el turno de Berni– completan la inclinación artística de Contraluz.
Antes de comer, es casi obligación hacer una parada por la barra del hotel, de estilo años ’50 y cuya carta fue armada por Tato Giovannoni, con cócteles que llevan su firma y otros que fueron creados por bartenders legendarios de Buenos Aires, como Rodolfo San o Santiago “Pichín” Policastro (un ejemplo, el Copete: gin, kirsch, Grand Marmier, maraschino, vermouth seco y Angostura Bitters). Aunque es tentador, no es necesario sentarse a la barra, también se pueden pedir los tragos en el restaurante.
Entre los platos de la carta nueva, creada por el chef Daniel Godoy, hay ancas de ranas acompañadas por un risotto con lima y mascarpone ($190), ceviche con caviar de cilantro y canchita crujiente ($150) y mollejas de cordero con aligot de papas y queso de oveja ($170) –todos estos entradas–. Como principales, bife de chorizo ahumado con espinillo, papines andinos y ragout de maíz y panceta ($270) o ñoquis de remolacha. La carta es corta, apenas once platos entre entradas y principales. Los postres, a cargo de la pastelera Florencia Telkechea, son decididamente tan lindos como ricos: en particular el de pistacho-berries-lavanda ($100) y la reinterpretación de la Selva Negra (también $100) que, sin exagerar, no desentonaría expuesta en un museo o bienal de arte.
Contraluz queda en Suipacha 1036. Teléfono: 4114-3433. Horario de atención: todos los días al mediodía y de lunes a sábados por la noche.
Fotos: Pablo Mehanna
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