PERSONAJES> GAEL POLICANO ROSSI
Criado en Río Gallegos, astrólogo autodidacta y colaborador habitual de Maruja Bustamante, Gael Policano Rossi es un poeta, actor y dramaturgo que viene asomando entre los nuevos talentos del off. Hoy mismo actúa y dirige Padre e hijo de Luis Cano. pero este año ya estrenó dos piezas más y hasta tiene una columna –de astrología, no de teatro– por radio.
› Por Mercedes Halfon
Para aquellos que no lo conocen, Gael Policano Rossi es Dios. O por lo menos lo era, en la última obra de Maruja Bustamante llamada precisamente Dios tenía algo guardado para nosotros. Allí Gael hacía de un Dios muy contemporáneo, joven, empático y con el pelo hasta la cintura, omnisciente en su decir “obvio” como un latiguillo, cuya principal tarea a lo largo de la obra era velar por el corazón de una chica que se enamoraba de su mejor amigo. Por algo debe haber decidido Maruja ponerlo en aquel rol a este verborrágico poeta, actor, dramaturgo y astrólogo de 28 años, que en los últimos tiempos no se ha quedado quieto ni por un segundo. Desde hace casi una década Gael y Maruja trabajan juntos pero ya no es un secreto que él ha empezado a tallar una veta en solitario, como autor en obras que dirigen otros, en conferencias performáticas sobre amor e Internet protagonizadas por él mismo, emanando su particular gracia “divina”, su modo de entender los cruces entre la vida, el arte y los planetas.
Gael Policano Rossi nació en Córdoba, pero se crió en Río Gallegos, donde hizo un secundario orientado hacia las artes plásticas, un modo de sobrellevar la letanía que le proponía esa ciudad: “Era un clima muy difícil de vivir, más siendo un chico un poco extravagante, bohemio y homosexual, obvio”. Llegó a Buenos Aires y se metió de lleno a estudiar Letras, barrenando sus intereses hasta el momento, continuó con dramaturgia y guión. Pero siempre –antes, durante y después–escribió poesía. Sobre ese género, dice: “Es la relación más desigual que uno puede tener. La amás, le das todo y ella nunca te da nada.” En ese momento de descubrimiento y fascinación iba al taller de la gran poeta Verónica Viola Fisher y editaba fanzines junto a autores como Mariano Blatt y Germán Weissi.
Pero apenas unos meses más tarde, en la dinámica de una ciudad que lo tenía deslumbrado, Gael conoció a Maruja Bustamante y con ella inició su fuerte vínculo con lo escénico. “En Río Gallegos leía teatro, me encantaba, pero no sabía lo que era verlo ¡nunca había visto una obra!” Por eso, ese encuentro fue un terremoto providencial. Comenzaron un trabajo conjunto como asistente de dirección, asistente artístico, dramaturgista, investigador y muchos roles más, a partir de la obra Mayoría (2008), luego Adela está cazando patos (2008), Paraná porá y así hasta llegar a Dios…. “El trabajo es mixto, varía, cambia de nombre. A veces mi trabajo es unificar todo el concepto de escenografía. O a veces la edición de las escenas. O el registro e investigación. A veces es más visual, otras más literario. Todo se fue volviendo mucho más profesional, demandante y veloz. Por eso yo trato de poner corazón, pero también cerebro para estar a la altura.”
Hay que decir que Gael Policano Rossi, además del teatro y la poesía, viene recorriendo un camino en otro tipo de lectura, la de los astros. La entrevista con Radar transcurre en la galería Patio del Liceo, donde Gael atiende consultas individuales en el local Fe. El cuenta: “Soy autodidacta en la astrología desde los 17 años. Todo comenzó porque entré a trabajar en un callcenter que se llamaba ‘Psíquico por mensaje de texto’. En ese trabajo teníamos que tener charlas o tirar runas y, cuantos más mensajes mandaban los clientes, más dinero ganaba la empresa. Eramos los slaves del chat en un tugurio. Es muy de generación trabajar en un callcenter, claro. Antes ahí había psíquicos de verdad, pero después estábamos nosotros, unos chicos cualquiera. Pero empecé a leer algunas cosas y empecé a entender. Trabajé nada más que un mes, que terminó siendo importante. Me daban las mejores cuentas, los mejores clientes, pero yo me aburrí y renuncié. De ahí me quedó el hábito de mirar páginas de astrología, investigar. Hubo un momento de mucho interés, fanatismo, hacer la carta natal a todos mis amigos. Después hubo períodos de pensar en otras cosas. Otros de leer mucho más, descubrir autores, nuevos enfoques, hasta el día de hoy.”
Años más tarde, un domingo que estaba muy triste llamó por teléfono a Villa cariño, un programa de radio que escuchaba, para contar sus penas de amor. La conductora –Bimbo Godoy– siendo fiel a la línea afectuosa del programa, le propuso que para mitigar la tristeza dominguera comenzara a hacer una columna de astrología. Así comenzó a animarse a ejercer: “En 2013 seguí con una columna en Nacional Rock todos los lunes. Y luego surgió tener mi propio programa con Emiliano Figueredo y Martín Wollmann en Radio Colmena, con quienes estamos hoy en Viaducto radio, todos los jueves de 17 a 19. Ahora hago también una columna en el programa No se puede vivir del amor de Franco Torchia, que es un gran comunicador y me enseña a hacerme entender, para tirarle alguna data a la gente.” ¿Cuál es el criterio que usa Gael Policano Rossi para ese rol de narrador e intérprete de configuraciones planetarias?: “El personaje que hago se llama AstroMostra, ya eso marca una línea. Voy a decir todo lo que quiero con total impunidad, aunque por ahí algo no te guste. El astrólogo no tiene por qué ser serio ¡es astrólogo! Me interesa divulgar la astrología y actualizarla, hacer caer el mito cerrado de que todos los Leo son de la misma manera. Ese es mi lugar.”
Todo este universo –justamente– de Gael se vio reflejado en su primera obra como director y dramaturgo Saturnalia. Allí cuatro videntes ciegos predecían el futuro en una reunión asfixiante, pero caían en un juego de alianzas y traiciones, porque su ceguera también tenía que ver con la ambición. La obra se hizo en la Casona Iluminada, el mismo espacio donde Gael hizo hace poquísimo Liturgia, un policial negro escrito por él y dirigido por Maruja Bustamante que por primera vez utilizó la totalidad del espacio de La Casona –un petit hotel art decó– para que los espectadores la recorran construyendo su propia aventura. Y también en ese lugar hoy actúa y dirige Padre e hijo, un exquisito y melancólico texto de Luis Cano, en Teatro Bombón. Fue este dramaturgo el que eligió especialmente a Gael para que se lo apropie. “Es un hijo evocando a un fantasma, pero a la vez no, porque todavía es presente ese padre, en su propio cuerpo. Son muy delicadas las palabras que se intercambian. Es muy conmovedora la mirada que siempre va a tener un padre sobre nosotros, por más que seamos adultos, a mí me toca muchísimo, a todos los que comíamos con papá en Mac Donald’s porque no había otro lugar, supongo. Por eso en la pieza estoy yo, el colectivo de artistas visuales que armaron ese proyector precario y todo un mundo de juguetes de cajita feliz.”
En esa obra se lo puede ver, o también se puede esperar que vuelvan las conferencias sobre amores no correspondidos y stalkeo en Internet que hizo estos años, anticipando por ejemplo, algunas de las propuestas que hace poco trajo a Buenos Aires Kenneth Goldsmith. Será que está en dialogo continuo con las estrellas que este chico brilla tanto.
Padre & hijo, con dirección de Gael Policano Rossi y actuaciones de Anderson Feliciano y Joaquín Ostrovsky se puede ver los domingos a las 17 y 18, en La Casona iluminada, Corrientes 1979.
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