Sáb 13.07.2002
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DILEMAS

Ante la ley

Un controvertido documental norteamericano plantea el conflicto que desgarra
a muchos gays y lesbianas en el seno de las comunidades judías ortodoxas a las que pertenecen. ¿Cómo observar los mandatos religiosos sin renunciar a la propia
orientación sexual? ¿Es posible estar en paz, a la vez, con Dios y con el deseo?
¿Se puede ser gay y jasídico sin morir en el intento? Trembling before G-d,
del joven Sandy Simcha DuBowski, pone el dedo en una de las llagas más nuevas que martirizan (y renuevan) los debates sobre la identidad.

Por Pablo Dreizik

La relación actual de la comunidad judía occidental (sobre todo la estadounidense) con gays y lesbianas es fluida e incluye amplias posibilidades de intercambio. Para confirmarlo basta pensar en la proliferación de sinagogas como la Beth Simchat Torah o el Lesbian and Gay Concerns Committee of the Stephan Wise free Synagogue, o en fundaciones como el B’nai Jeshurun Gay and Lesbian Committee de Nueva York, instituciones todas orientadas a proveer recursos de culto y amparo social a la población gay. Sin embargo, la agenda que despliega la película Trembling before G-d, del joven director Sandy Simcha DuBowski, obliga a revisar drásticamente nuestras formas habituales de encarar la cuestión.
“Simcha”, en hebreo, es alegría. Graduado magna cum laude en Harvard en 1992, DuBowski debutó en el cine con Tomboychik, un corto por el que recibió el premio Golden Gate al mejor cortometraje documental en el festival de San Francisco. Más tarde, ya con su propia productora, la Simcha Leib Productions, se asoció con tres partners internacionales (Turbulent Arts, la Keshet Broadcasting de Israel y Pretty Pictures de Francia) para llevar a cabo Trembling before G-d, el proyecto que lo pondría definitivamente en el candelero. Apoyado por entidades como la Rockefeller y la Skywalker Sound –una división de la Lucas Digital Ltd–, el nuevo film de DuBowski no tardó en ganarse la adhesión de buena parte de las fundaciones que promueven intervenciones culturales en el área de derechos civiles de minorías y discriminación. Pero no fue lo único que cosechó; también hubo premios, y muchos: el Teddy Award en Berlín, el primer premio en el Jerusalem Film Festival, la Gold Plaque en el Chicago Film Festival y el premio al Mejor Documental en el Festival de Cine Gay y Lésbico de Turín, Italia.
La controversia que persigue al film responde directamente a la complejidad del tema que aborda: la conflictiva relación que mantienen los hombres y mujeres gays y lesbianas con las comunidades judías ortodoxas y jasídicas a las que pertenecen. DuBowski, que respetó al pie de la letra la interdicción judía de proferir e inscribir el nombre de Dios, armó la estructura de Trembling before G-d a partir de una serie de testimonios cuyo denominador común es el dilema que enfrentan sus protagonistas: ser fieles a un sistema de obligaciones y creencias rígido, que prohíbe las relaciones homosexuales, o ser fieles a la opción que eligieron para su vida sexual. En términos generales, muchos de los que prestan testimonio en el film han “resuelto” el conflicto estableciendo algún tipo de negociación entre ambas identidades.
Es el caso de Malka y Leah, dos chicas que se enamoraron siendo adolescentes en una escuela ultra-ortodoxa de chicas, el Bais Yaakov de Brooklyn. El film, que las muestra festejando sus doce años de vida en común, prueba también que no por ello renunciaron a cierto repertorio de costumbres –dietética, vestimenta, etc.– que prescribe la ortodoxia judía. En la misma línea está el testimonio de Michelle; la parte del film que le está dedicada se detiene con especial énfasis en su boda, completamente refractaria a las costumbres jasídicas, y en su posterior vida como lesbiana. La cámara la acompaña en una visita al barrio de su infancia –el Boro Park, uno de los barrios ortodoxos más llamativos de Brooklyn– y la muestra saludando, reconociendo o deteniéndose a conversar con los vecinos que ahora, para ella, representan a una comunidad a la vez muy familiar e irreductiblemente extraña.
Otros testimonios, sin embargo, reflejan situaciones en que los polos del sistema de creencias y costumbres judías ortodoxas y la elección de estilo de vida sexual entran en conflicto abierto. En ese sentido, el caso de David es ejemplar. El film lo encuentra en su casa de California –una construcción minimalista y funcional, muy a tono con su perfil west coast: contextura atlética, aire de estudiante universitario, etc.–, pero el ejedel relato que protagoniza es el viaje que emprende para reunirse con un rabino ortodoxo de Jabad, la misma persona ante la que alguna vez decidió hacer su come out. El viaje, además de un desplazamiento espacial, es una suerte de alegoría pautada por todas las figuras de un recorrido psicoexistencial: el recorrido de la autoaceptación. Al final, cuando vemos a David dialogar con el rabino, comprendemos hasta qué punto esa visita al maestro –ese viaje de regreso– es en realidad una salida. Pero la no correspondencia lineal entre la condición sexual de los testimoniantes y el grado de amplitud de su concepción del mundo queda confirmada por el capítulo de Devorah, judía ultraortodoxa y lesbiana que aparece en una convocatoria gay en Jerusalén, silbando a uno de los oradores que critican la injerencia de la tradición ortodoxa en las políticas del Estado de Israel.
Es indudable que Trembling before G-d es cualquier cosa menos un ataque al sector ortodoxo de la comunidad judía; el film ni siquiera asume la forma de un estudio antropológico sobre un ejemplo de “comunidad cerrada”. Lo que refleja, más bien, es el malestar que se experimenta en el interior de estos mismos grupos, cuyas víctimas padecen la imposibilidad de vivir al mismo tiempo sus adhesiones religiosas y sus opciones sexuales. En los Estados Unidos, de hecho, el film circula fuera del circuito comercial y sólo se exhibe en los contextos institucionales-educativos de la comunidad judía.
“Aprendí mucho de Trembling before G-d”, contó el rabino Haskel Lookstein de Nueva York, que conduce la congregación ortodoxa Kehilat Jeshurun y las escuelas Ramaz y vio el film una tarde de domingo en un cine del West Village, atraído, además, por el debate que prometía coronar la proyección. “Hasta entonces yo no tenía conciencia de la profundidad del conflicto”, expresó Lookstein, que ahora planea hablar sobre el film en su sinagoga y en las clases de educación sexual del Ramaz. Hoy, los debates de los domingos por la noche tienen el auspicio de ocho comunidades ortodoxas de Nueva York, y el Instituto Hebreo de Riverdale será la primera escuela ortodoxa que proyectará la película. El propio DuBowski le confesó a Debra Nussbaum Cohen, del Jewish Week, que la acogida brindada por las comunidades religiosas había excedido holgadamente sus expectativas iniciales.
Uno de los discursos más gravitantes en Trembling before G-d es el de Steve Greenberg, rabino ortodoxo y militante por los derechos gays. En una declaración de apoyo al film, Greenberg sostenía que “la lucha de las comunidades tradicionales para asumir la cuestión gay ofrece una gran esperanza también para el mundo. Honrando, no temiendo, la diferencia en el interior de nuestras comunidades –incluso diferencias ríspidas como la que marca la orientación sexual–, cada fe puede ser capaz de repararse a sí misma y aprehender mejor cómo vivir en un mundo diverso y múltiple poblado por muchos credos”.
Pero no todos los religiosos que hablan en el film suscriben esa postura. Aunque comprensivos, muchos prefieren mantener las interdicciones bíblicas que pesan sobre las elecciones homoeróticas. De todos modos, más allá de casos como el del rabino Steven Dworken, vicepresidente de una asociación ortodoxa, que declaró que jamás vería el film, las posiciones más duras sobre el film no salieron de la órbita religiosa sino de algunos “profesionales de la salud”. Así, desde un extenso artículo en el Jerusalem Post, el “terapista” Adam Jessel lamentaba que el film de DuBowski considerara que “la inclinación hacia miembros del propio sexo es irreversible, negando así la posibilidad de que las personas puedan cambiar la naturaleza de sus atracciones sexuales” mediante tratamientos diversos.
El impacto de Trembling before G-d se debe sin duda a la decisión de DuBowski de explorar un área hasta ahora nunca tematizada, pero también almodo que elige para abordar una comunidad religiosa ortodoxa. Si los testimonios que vemos nos comprometen a todos, religiosos o laicos, gays o heterosexuales, es porque el film, lejos de apoyarse en estas divisiones, pone en escena y debate un desgarramiento más universal: la imposibilidad de abrazar la Ley, de vivir de acuerdo con ella.

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