1.
Vuelve al futuro con Minority Report, una oscura
distopía sobre un mundo en el que todos estamos controlados.
2. Tiene lista otra película para estrenar.
3. Está trabajando en el postergado retorno
de Indiana Jones.
4. Planea filmar un western a cuatro manos con Martin
Scorsese.
5. Y un par de cosas más.
Cuando muchos creían que ya había dado lo mejor y que sólo
restaba verlo navegar a la deriva entre su espasmódico historicismo norteamericano
y la dudosa seriedad con que intentaba dejar atrás su etapa descaradamente
infantil, Steven Spielberg resucitó.
› Por Rodrigo Fresán
OBRA Y
VIDA
A grandes rasgos, se puede dividir el cine de Spielberg en tres grandes grupos:
las películas muy buenas, las que le salieron mal pero aún así
pueden ser consideradas interesantes, y las que uno no puede sino
preguntarse ¿Qué pasó, SS?. Ejemplo: el híbrido
de acción-distópica y sátira-moral Minority Report es muy
buena y, además (tal vez un poco demasiado, y está esa innecesaria
coda que, ya saben, Steven no puede soportar ser tan...) interesante. El imperio
del sol (a pesar de su insufrible niño protagonista) y AI (gracias a
su adorable niño protagonista) son muy interesantes. Igual que Amistad
(que, raro, resulta insoportable en cine, pero apasionante en video), The Sugarld
Express (a pesar de Goldie Hawn) y 1941. Siempre, Indiana Jones y el Templo
de la Perdición, Parque Jurásico, El mundo perdido, El color púrpura,
Hook (una muy buena idea; pero nada que contenga a Robin Williams en su fórmula
puede ser disculpado o redimido) y ya sé que seré lapidado
por decirlo, pero sobre gustos no hay nada escrito y cada loco con su tema
la manipuladora y sensiblera ET, pertenecen a la categoría del ¿Qué
pasó, SS?. Reto a muerte, Tiburón, Encuentros cercanos del
tercer tipo (con la yapa de François Truffaut), Los cazadores del arca
perdida, Indiana Jones y la última cruzada, La lista de Schindler y más
allá de Matt Damon, de esa intro y coda con veterano sollozante y de
rodillas, y de tener el dudoso honor de ser el film favorito de Bush Jr
Rescatando al soldado Ryan, cada una en su estilo y en su género, son
incuestionables obras mayores. No está nada mal a la hora de sacar promedios
parciales de alguien que empezó en lo suyo tomando por asalto y sin pedir
permiso con modales de okupa una oficina de la Universal, luego fue apadrinado
por Rod Serling para su serie Galería nocturna, y hoy es el hombre más
poderoso de la industria cinematográfica (productor, entre otras, de
Belleza americana, Gladiador, Volver al futuro y ¿Quién engañó
a Roger Rabbit?) y el director más adorado por los espectadores en toda
la historia del cine de su país.
Y sigue soñando.
EL DIRECTOR
ES LA ESTRELLA
Así se llamaba un famoso libro sobre la edad dorada de Hollywood (cuando
en realidad el productor era la estrella) y el slogan en cuestión es
más que apropiado a la hora de Spielberg porque el suyo no es sólo
el nombre que más brilla en los posters de sus películas sino
que, además, está siempre más que implicado en los territorios
de la producción. Es decir: Spielberg filma lo que se le da la gana y
casi siempre es lo que se le da la gana al espectador. Porque atención
Spielberg es un director pop, entendiendo por pop aquello que es muypopular
y que gozará de mucho más que quince warholianos minutos de fama.
Spielberg como Frank Capra y John Ford define y dirige un largo
trecho de historia norteamericana a través de sus películas y,
así, define el tiempo que le tocó vivir sin que eso signifique
desatender versiones del pasado y anticipaciones del futuro. De este modo, el
cine de Spielberg -una cruza entre las ilustraciones cursilonas de Norman Rockwell
que decoran su oficina, la frialdad cerebral de Stanley Kubrick y la adicción
panorámica de David Lean siempre se ocupa de héroes comunes
enfrentados a situaciones fuera de lo común. La épica de lo doméstico
o lo doméstico de la épica. El arqueólogo y profesor Jones
mutando a aventurero internacional es la encarnación extrema de un tema
que nos muestra a un electricista encogido para viajar a las profundidades del
espacio, un hombre de negocios amenazado por un camión sin escrúpulos,
un niño de los suburbios comulgando con un alien que parece Bambi después
de haber sido pasado por un microondas, un sheriff de isla chica con miedo al
agua, una joven pareja empeñada en la recuperación de su hijito...
A uno y otro extremo del tiempo y del espacio los conflictos raciales de una
nueva nación, la amenaza nazi, los japoneses, los niños mecánicos
y los organismos de seguridad siempre contemplados, desde las alturas, por la
contante reformulación de los juguetones e irresponsables héroes
infantiles de J.M. Barrie y Collodi.
Hay versiones más polémicas y menos angelicales del Mito Spielberg.
En su ya célebre libro Easy Riders, Raging Bulls, Peter Biskind no sólo
culpa a Spielberg y a Lucas de haber implantado en el inconsciente
de los productores de Hollywood el obligatorio concepto de la summer-movie multimillonaria
sino, además, de ser el indirecto aniquilador otra vez, junto a
Lucas de esa brillante generación de directores compuesta por Coppola,
Ashby, Friedkin, Bogdanovich, Rafelson, De Palma, Scorsese, etc., que casi enseguida
sucumbió víctima de sueños poco comerciales y demasiado
dauteur. En su libro, Biskind muestra a Spielberg como un nerd que rechazaba
las largas rayas de cocaína que le ofrecían sus colegas así
como las atenciones de las numerosas chicas que andaban dando vueltas por ahí
con las tetas al aire, prefiriendo absorber toda la información posible.
Mientras todos leían Cahiers, Spielberg leía Variety y se
aprendía de memoria las recaudaciones, afirma Biskind. Puede ser,
de acuerdo. Pero lo cierto es que fue Coppola quien acabó filmando una
película titulada Jack. Hoy, Spielberg recuerda sin ira y con cariño:
Lo bueno es que a diferencia de lo que ocurre hoy éramos
todos muy diferentes. Nuestras películas era muy distintas y no estábamos
metidos en esa especie de carrera armamentística para conseguir la tecnopelícula
perfecta. Ahora todos se parecen demasiado. Michael Bay es muy parecido a David
Fincher que se parece mucho a James Cameron y... Nosotros, creo, éramos
más apasionados; aunque también ese aspecto de nuestra generación
ha sido mitificado en exceso. Me gusta pensar que nos metimos en esto porque
no nos quedaba otra.
CHICO
DE TAPA
Y, claro, Spielberg no es tapa sólo en Radar. Spielberg -luego de la
debacle de AI, parece que alguien le recomendó mostrarse más hospitalario
a la hora de promocionar Minority Report está en todas las portadas
en las que hay que estar. A continuación, un destilado de las declaraciones
de Spielberg a Wired, Hot-Dog y Empire.
Sobre Minority Report: Es una película diferente para mí.
Es oscura. Y trágica. Y escéptica, algo que no suele abundar en
mi obra. En teoría iba a ser mucho más cínica de lo que
acabó siendo. Supongo que, por encima de todo, soy una persona optimista...
Lo que cuenta la película es más allá del aspecto
anticipatorio algo por lo que estamos pasando estos días: la obsesión
paranoica en cuanto a lo que puede llegar a suceder y cómo impedirlo
antes de que ocurra. El 11 de septiembre de 2001 lo cambió todo,o empeoró
todo lo que ya estaba mal. Supongo que a John Ashcroft le gustarán las
posibilidades que plantea la película, pero no creo que le divierta aquello
acerca de lo que la película acaba advirtiendo. Es decir: no creo que
vaya a recibir una invitación de la Casa Blanca para ver Minority Report
junto al presidente.
Sobre la ciencia-ficción: Alguna vez, cuando recién empezaba,
dije que me gustaría ser recordado como el Cecil B. De Mille de la ciencia-ficción.
Es decir, elevar la cuestión a alturas e intensidades bíblicas...
Mi primer largometraje casero se llamó Firelight, duraba 135 minutos
y trataba sobre el contacto con extraterrestres, una primera aproximación
a Encuentros cercanos... No sé, es un género al que vuelvo una
y otra vez... Todos los otros, siempre, tienen alguna limitación. Mientras
que irte al futuro no tiene fronteras. Es como entrar en una tienda de caramelos
y que te digan que todo lo que quieras es gratis. Pero hay que tener claro que
la mejor ciencia-ficción, la verdadera, siempre tiene que apoyarse sobre
los sólidos cimientos de una verdad presente y comprobable.
Sobre el futuro: Lo primero que hicimos fue invitar a varios especialistas
para sesiones de brainstorming. Me interesaba saber qué pensaban acerca
de cómo serían los tiempos que vendrán. Trajimos investigadores
en medicina, líderes en realidad virtual, escritores como Douglas Coupland,
y los encerramos juntos durante tres días para que conversaran. A ver
qué se les ocurría en cuanto a cómo iba a ser el mundo
dentro de medio siglo... A Coupland se le ocurrió eso de la sick-stick
para producir náuseas. Pero mucho quedó afuera. Me acuerdo que
alguien pensó en un inodoro inteligente que analizaba ipso-facto tu materia
fecal y te recomendaba qué alterar de tu dieta para vivir más
sano y por más tiempo.
Sobre Philip K. Dick: Dick es un explorador de conceptos. Yo utilicé
el de su relato y lo combiné con lo que hacía Hitchcock con esas
películas donde Cary Grant se la pasaba corriendo de un lado a otro sin
saber muy bien por qué.
Sobre Blade Runner: Es un poco cansador... Cada vez que aparece una película
que transcurre en el futuro con fotografía que tiende al azul, bueno,
todos empiezan a gritar Blade Runner. Yo creo que Ridley Scott consiguió
una brillante y a la vez oscura visión de cómo serán las
cosas. Ya saben: lluvia ácida y sushi. A mí me parece que Minority
Report es algo un poco más accesible.
Sobre los efectos especiales: Al construir películas que dependen
mucho de los efectos especiales, puedo decir que he pasado por todas las situaciones
posibles. Con Tiburón tuve la desgracia con suerte de que el tiburón
mecánico funcionara mal, lo que me obligó a renunciar a la idea
de una película en la que el monstruo apareciera todo el tiempo para
tener que optar por una versión más estilo Hitchcock: no mostrar
el tiburón y mostrar el agua. Y salí ganando. Encuentros cercanos...
probablemente sea la película en la que la técnica del matte alcanzó
su punto más alto. Y Parque Jurásico estrenó las primeras
criaturas biológicas totalmente digitalizadas. Los efectos que se utilizan
en Minority Report son muchos jamás había utilizado tantos
desde Encuentros cercanos..., pero no están utilizados, como en
mis otras películas, para crear un mundo sino como recursos narrativos,
datos que contribuyen a la historia.
Sobre Tom Cruise: Tom me trajo el guión de Minority Report. Nos
divertimos mucho filmando. Todo el tiempo nos la pasamos riendo. Y no sólo
insistió en filmar varias escenas de riesgo. Se esforzó por no
sonreír mucho en la película, sólo lo indispensable.
Sobre su estilo: Supongo que hay un primer tramo de mi carrera, largo,
en el que mis películas están unificadas por una prolija elegancia.
Todo está donde tiene que estar y las sorpresas pasan más por
la historia que por mi dirección. Es una dirección eficaz, en
función de la trama. Esollegó a su fin con Hook. Ahí me
aburrí y empecé a hacer cosas que, supuestamente, yo no podía
hacer: filmar en blanco y negro, con cámara en mano. Y, finalmente, contar
lo que a mí me interesaba contar sin pensar tanto en el público.
AI es un caso claro. No fue lo que todos esperaban. Un ET oscuro. Algo así.
En cualquier caso, no fue una película para adultos ni una película
infantil. Fue, supongo, una película de Stanley Kubrick más que
una película de Steven Spielberg. Curiosamente, o no, fue un gran éxito
en Japón.
Sobre la experimentación: Creo que yo también tengo mis
películas experimentales. La experimentación no tiene que ser
algo tan radical como el Dogma 95. Es más, yo jamás haría
algo así. Me parece un asco tener que renunciar a un buen sonido y a
una buena iluminación en nombre de cierta estética. Creo que yo
me solté con La lista de Schindler. Había tenido tantos éxitos
comerciales que podía darme el lujo de arriesgar con algo diferente.
A partir de esa experiencia comprendí que lo único que me impedía
experimentar era yo mismo. Y así, a mi manera, me puse a experimentar
todo el tiempo, con la excepción de mis dos películas con dinosaurios.
Amistad, Rescatando al soldado Ryan, AI y ahora Minority Report son, para mí,
experimentos.
Sobre el sentimentalismo: La crítica principal y más recurrente
que se les hace a mis películas pasa por el factor sentimental. Es cierto,
soy muy sentimental y eso se nota en mi obra. Tuve que hacer enormes esfuerzos
para que eso no se pegara a La lista de Schindler y a Rescatando al soldado
Ryan, por más que son multitudes los que detestan el principio y el final
con el viejo soldado. Lo siento: pero la película era sobre y para los
viejos soldados norteamericanos. Y tenían que estar de algún modo
en la película. También se me acusa de utilizar la música
de John Williams como herramienta para explicarle al espectador qué es
lo que tiene que sentir. En fin, está claro que el motivo musical de
Tiburón es el más célebre y reconocible en toda la historia
luego del de la Quinta Sinfonía de Beethoven. Y yo tuve la suerte de
que Williams los compusiera para mí película. A mí me parece
que es parte de la narración, del saber narrar. Y no me importa que a
alguien le moleste eso, me molestaría que no me importara a mí.
Sobre el cine: Lo cierto es que jamás podremos superar el impulso
adolescente de pintar cosas en las paredes de las cavernas. Es algo que jamás
nos dejará, es parte de nosotros. La tecnología podrá ofrecernos
más y mejores medios a la hora de contar historias. La tecnología
también podrá proveernos con una suerte de teatro de la mente.
Llegará el día en que toda la película tendrá lugar
dentro de nuestra cabeza, y ésa será la experiencia más
íntima a la que jamás podremos tener acceso: veremos con los ojos
cerrados toda la historia, pero también podremos olerla y tocarla, interactuar
con ella... Lo que sí me entristece un poco es todo eso que se está
hablando acerca del fin del proceso fotomecánico, como si se tratara
ya de algo a archivar junto con la venerable figura de Thomas Edison. Hay una
magia innegable en el celuloide y los químicos. Es cierto: no hay nada
más seguro que una toma digital. Es limpio, seguro, no necesita de un
proyector y forma parte de un ambiente tan controlado como una sala de hospital.
Y eso es lo que está mal para mí. El celuloide tiene una estructura
molecular llamada grano y aunque se trate de una toma de una flor en un jarrón,
bueno, esa toma está viva porque está compuesta por granos, por
las moléculas del celuloide. Te das cuenta de ello cuando te sientas
en las primeras filas de un cine. Todos saben de lo que hablo: la pantalla está
viva. La pantalla está viva con la fuerza del caos y la excitación.
Todo eso se perderá, estoy seguro, cuando nos pasemos por completo a
una cámara digital y a un proyector digital. También es cierto
que yo fui uno de los primeros en mejorar mis películas con tecnología
digital y me enorgullece el haber jugado un rol interesante en laevolución
del medio; pero juro que seré el último en usar el soporte digital
para filmar mis películas in toto. Está en mis planes comprar
cantidades industriales de celuloide virgen y enterrarlo en alguna parte de
Kansas para no quedarme sin material. Palabra de boy-scout.
Sobre el futuro II: Tengo la edad de las personas que suelen estar un
poco asustadas por el avance tecnológico de los últimos años.
Y no soy la excepción, por más que trabaje con tecnologías
de última generación. Hay ciertas máquinas que me asustan,
simplemente porque no soy muy bueno manejándolas. Por ejemplo: no sé
cómo programar una computadora portátil. Puedo conectarme con
mi server y eso es todo. Pero me gusta el aspecto narrativo de los juegos. A
cada uno que compro, le dedico cinco días, en jornadas de hasta ocho
horas seguidas, y no me quedo tranquilo hasta que alcanzo el último nivel.
No soporto no saber cómo termina la historia. Mi esposa, claro, se irrita
un poco. Pero trato de dedicarme a esos juegos con mis hijos y así compartimos
la experiencia. Eso sí: el mouse o el joystick siempre tienen que estar
en mi mano. Yo soy el comandante... En fin: es cierto eso de que la tecnología
acaba modificando la naturaleza de nuestros sueños. Falta cada vez menos
para que tengamos acceso a un tipo de biotecnología que convertirá
nuestro cuerpo en una especie de video-game. Podremos disponer de una descarga
de adrenalina a las tres de la tarde, como si se tratara de puntos extra, para
aumentar nuestro nivel de energía. Pero la verdad es que a mí
no me interesa un mundo así. No quiero ser un hombre biónico y
no me parece casual que la mejor ciencia-ficción siempre esté
escrita alrededor de claras advertencias y cuente historias en las que la sociedad
siempre paga un precio alto por haber llegado tan lejos.
LO QUE
VENDRA
A la hora de las frustraciones, Spielberg reconoce una, un poco en broma y bastante
en serio: George nunca me dejó filmar un episodio de Star Wars.
Se lo pedí varias veces, desde hace más de quince años
se lo vengo pidiendo... Pero no hay caso. Aunque lo entiendo. Es su bebé.
Y está claro que somos muy buenos amigos. Lo que no quita que seamos
terriblemente competitivos el uno con el otro. También dicen
las malas lenguas Spielberg se puso muy pero muy nervioso cuando vio The
Matrix y El señor de los anillos. En cualquier caso, Spielberg tiene
con qué distraerse. Además de la nueva entrega de Indiana Jones
(ver recuadro), ya cuenta con varios proyectos en desarrollo. Uno de ellos es
la postergada Memorias de una geisha (basada en el best-seller de Arthur Golden).
Otro es la adaptación al cine de la novela de culto Big Fish de Daniel
Wallace, donde la pesca con mosca y los bosques del Sur americano se funden
con la mitología griega, cierto aire Mark Twain y, uh, Forrest Gump a
la hora de contar la relación de un hijo vivo con su padre muerto. Hay
rumores de que se viene una biografía de Abraham Lincoln y otra de Charles
Lindbergh (lo que nos devolvería al Spielberg historicista), de que está
buscando una muy buena idea para un muy buen musical, y de que filmaría
un western a deux titulado Into the Setting Sun con Martin Scorsese.
Pero antes de todo eso y de Indiana Jones, Spielberg estrenará Catch
me if you Can, protagonizada por la dupla estelar de Tom Hanks y Leonardo DiCaprio
para contar la true-story de un legendario estafador y coleccionista compulsivo
de alias y profesiones entre las que se contaron la de piloto de Pan Am, médico
de hospital, abogado, profesor de sociología, pediatra, lo que se les
ocurra... Y el próximo año el Sci-Fi Channel pondrá en
el aire Taken: miniserie de diez episodios sobre abducciones extraterrestres,
y recordar que abundan los exaltados que aseguran que Spielberg no es sino el
agente publicitario de un planeta muy lejano cuya misión secreta es prepararnos
para el Gran Encuentro. Para el cierre de su carrera, antes o después
de unir nuestro dedo con el dedito luminoso de algún ET, Spielberg ya
tiene planes: Ill be Home, su autobiografía. Pero todavía
falta mucho. Laverdad es que me da un poco de miedo y todavía no estoy
preparado. Es algo muy personal. Cuenta exactamente quién soy, y no estoy
del todo seguro de querer que mi público lo tenga tan claro. Ya veremos,
ya veremos..., suspira.
Una cosa es segura: va a ser como un sueño, va a ser un ¿poquito?
cursi, va a tener muy buenos efectos y afectos especiales, va a transcurrir
en el pasado, en el presente y en el futuro. Y, de acuerdo, no se sabe cómo
termina, pero sí cómo va a empezar. Va a empezar un chico que
se traga un transistor para así convertirse en parte del futuro, en dueño
de la Historia.
Después, títulos.
Y música de John Williams.
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