HISTORIETA > “LA NELLY”, ESPEJO DE LA ARGENTINA
Cuando apareció en la contratapa de Clarín, en septiembre de 2003, La Nelly fue una sorpresa inesperada: ese espacio, baluarte de la clase media, recibía a un personaje revulsivo, complejo y dispuesto a poner a prueba los límites de sus lectores. La edición en formato libro de sus aventuras completas a la fecha permite ver la tira en su verdadera dimensión. Por eso, a continuación, Sergio Langer y Rubén Mira, padres de la criatura, explican cómo engendraron y criaron a esta hija del Proceso que va de la dictadura al posmenemismo.
› Por Moira Soto
Seguida con fruición por muchos, denostada por algunos que extrañan las épocas “más prolijas” de El Negro Blanco o El Nene Montanaro, La Nelly le cambió definitivamente la cara a la contratapa de uno de los matutinos más tradicionales y leídos del país. El desembarco en las librerías de La Nelly Argentinísima!!!, Vol. 1 y 2 –que compila todas las tiras publicadas desde su aparición, el 7 de septiembre de 2003, hasta el 31 de diciembre de 2005– permite el repaso general de un proyecto en constante crecimiento y expansión, uno que se aleja progresivamente del costumbrismo a medida que se entrega, sin complejos, al surrealismo desenfrenado.
Sus autores, Sergio Langer y Rubén Mira, comenzaron a trabajar juntos esporádicamente para la revista Mística, allá por 1999, y el mismo año publicaron la tira Fer Play en el diario Olé. Más tarde, su trabajo continuaría en los volúmenes Burroughs para principiantes (2001), Cervantes para principiantes (2005) y el libro de arte Orgullos castrenses (2002), pero fue con La Nelly que se afianzó el binomio, hasta constituir una verdadera marca registrada.
“Clarín nos convocó a varios dibujantes –recuerda Langer–, con la consigna de proyectar una tira para toda la familia. No dieron demasiados detalles, pero en el ambiente se sabía que era para contratapa. En ese momento, lo primero que hice fue llamar a Rubén, porque nos conocíamos y porque de otro modo yo nunca me hubiese embarcado en una tira diaria. Es demasiado desgaste y, además, había que tener en cuenta lo que representa el espacio, la exigencia, y la necesidad de pensar algo para Clarín.”
Para muchos lectores, justamente, la aparición de La Nelly en ese espacio constituye toda una sorpresa. No son pocos los que, con cierta suspicacia, creen que tal vez el personaje original haya sido un poco más ligero, menos oscuro, sin embargo Rubén Mira se apura a descartar la sospecha: “La propuesta que llevamos ya era ésta; con otro nombre, pero el personaje central era el mismo. El único cambio significativo fue que nosotros la habíamos pensado para el tamaño de las viñetas más chicas, como las que ocupan Matías o Clemente, y una semana antes de salir nos dijeron que iba al espacio grande. Ellos querían cambiarle el significado a ese lugar, y a nosotros el mayor formato nos dio la posibilidad de transformarla en una tira de aventuras, cuando antes hubiese sido meramente una tira de chiste.”
De hecho, para el dúo el pasaje al libro tiene que ver justamente con la posibilidad de acercar a los lectores las aventuras completas. Por eso no hubiese tenido sentido publicar una antología, sino que era necesario compilar todas las tiras, respetando la continuidad que tiene La Nelly en sus distintas aventuras.
“Pero, a su vez –señala Langer–, cada día necesita tener unidad, un remate.” Su colega asiente: “Si vos querés, como una sit-com, aunque en ese género el remate es demasiado fundamental, y a nosotros nos gusta trabajar con cierta libertad en ese sentido. Es decir, lo hacemos, pero a la fuerza”. “Y al mismo tiempo –agrega Langer–, el remate se transformó en un resorte que nos obliga a trabajar dentro de ese límite, no podríamos no tenerlo ahora. Es parte de las reglas del trabajo.”
El método de trabajo es sencillo: los dos autores se sientan a la mesa y Langer, el dibujante, comienza a bocetar. Guión y dibujo nacen así al mismo tiempo. Algunas veces, la historia se impone sobre el dibujo, y otras, un elemento gráfico se impone por sí mismo, como fue el caso de Neo, el chorizo del ser nacional (primer chorizo parlante de la historieta argentina), que surgió casi en broma, un día que Langer dibujó un chorizo y le agregó un globo de diálogo.
“Todo va construyéndose día a día –resume el dibujante–, no hay plan. De hecho, siempre queremos estar una semana adelante, más o menos, pero nunca logramos pasar de los cinco días de reserva. Existen, desde luego, las intenciones de cada uno, que terminan confluyendo de modo distinto en el resultado final, pero no hay plan. Lo que siempre surge es la necesidad de que sea un personaje un poco más amable de lo que originariamente fue; pero no sé si hay mucha vuelta atrás, yo creo que la Nelly es lo que es.”
“Para mí –toma la posta Mira–, las zonas más blandas le aportaron complejidad al personaje, y esto tiene que ver con algo que nos propusimos desde el comienzo. Hasta hoy, la historieta argentina estaba relacionada al culto de la clase media, como en Mafalda: los valores positivos, los buenos padres, los buenos hijos. Y nosotros construimos un personaje posmenemista, atravesado por algunos valores negativos, que son los que a fin de cuentas nos trajeron hasta la situación que vivimos hoy como sociedad. Esto la convierte a Nelly en un personaje muy literario, atravesado por la tensión entre ciertos valores positivos del costumbrismo y todo lo que nos dejó la seguidilla que va de la dictadura a Menem, una tensión que quizás no aparece en personajes más tradicionales.”
No obstante, la complejidad del personaje no es la única novedad que la tira aporta a la historieta de los medios masivos. Sus autores reconocen un humor más ácido, más oscuro, que ellos relacionan con su paso por el circuito under: “Es una negociación complicada, a veces, sobre todo cuando dibujamos al personaje tirándose un pedo, o soretes, cosas que no son tan habituales en los medios masivos. Entonces Rubén me pide “dibujalos de una manera que no sean tan asquerosos” y yo lo saco volando, pero en el fondo los dos sabemos que hay ciertos límites, sobre todo en el dibujo, porque no es un fanzine ni una revista under, sino la contratapa de Clarín”.
“De todos modos –señala Mira–, no creo que el humor de la tira sea ‘vanguardista’. ¿Acaso en la calle, entre amigos, el humor argentino no tiene un nivel de acidez superior al de La Nelly? Yo creo que esta tira es justamente eso: una actualización de la historieta de los medios masivos al registro del habla o de la comicidad espontánea de la calle. Hasta cierto punto, la historieta argentina todavía está en el imaginario de los ’70, el del personaje encerrado en el cuadrito. La Nelly sale a la calle todo el tiempo, y está cruzada por un montón de lenguajes que no son de historieta, y que hacen que la historieta se abra.”
No obstante, lo más “raro” de La Nelly quizá no sea el humor ni el personaje, sino el dibujo. “Fue lo único que saltó en las encuestas –señala Langer– me dijeron que la tira estaba aprobada, pero que le bajara un poco el nivel de negros, porque a la gente le resultaba agresivo.”
“A mí me parece que en el dibujo de Sergio se da un cruce interesante –interviene su socio–, entre cierta tradición de la historieta nacional y otra, que tiene más que ver con su familia (él es descendiente de judíos rumanos), y puede verse en el trazo: esa cosa intensa y cargada del grabadista polaco, sobre todo cuando trabaja la línea suelta, no tanto en La Nelly quizá como en Clase media, la tira que publica en Barcelona.”
“De todos modos –replica Langer–, hay cosas que tienen que ver con hacer de la necesidad, virtud, como fue el caso cuando empezamos a poner el montaje fotográfico de la cara de los personajes ‘reales’ en vez de dibujarlos. La realidad es que si yo tuviese facilidad para la caricatura y pudiera dibujarla a María Julia sin ningún problema, lo haría, pero cuando tuve que hacerlo me costó muchísimo.”
“Sergio siempre dice que no sabe hacer caricaturas –objeta Mira–, pero yo te invito a que veas en el libro la caricatura de Kirchner y de Duhalde en el monstruo de dos cabezas, Eduardonéstor, cuando Nelly cae en el planeta de las antinomias (saga que, entre paréntesis, nosotros hicimos un año antes de que estalle la interna peronista, cuando todavía eran amigos y supuestamente iban a ir a las elecciones juntos). Están muy bien interpretados, también María Julia. Para mí, lo bueno de poner las cabezas fotográficas es que establece una distancia enorme entre esas figuras y la humanidad de los personajes dibujados, es como decir ‘estos tipos son muñecos’.”
“Puede ser –acepta Langer–. Y también es un elemento muy moderno, muy contemporáneo, que suma al estilo gráfico que intento darle.”
“¿Qué planeamos para el futuro de la tira? –se pregunta su dibujante–. Bueno, ahora estamos hablando con Florencia Peña para hacer el musical –bromea–. En lo personal tengo una aspiración muy modesta, muy sencilla, que es poder adelantar una semana la tira, para no estar siempre tan al límite. Más allá de eso, ir viendo las posibilidades que pueda generar, dibujos animados o lo que sea, sin perder la calidad.”
“Yo soy un poco más conservador –reconoce Mira– para mí hacer La Nelly es casi la felicidad. Es un trabajo que disfruto, que hago con un amigo, y sólo espero poder seguir dándole identidad. No me interesa usarlo para otra cosa. En mi vida, he hecho de todo un poco, he cambiado una y mil veces de laburo, quizá todos tendríamos que tener la oportunidad de vivir así, y no atados a las profesiones. Sobre todo por una cuestión de dignidad, porque si no terminás como esos supuestos intelectuales que como no saben hacer otra cosa y hoy son todos funcionarios. Yo espero nunca llegar a eso.”
“¡Pero yo no hago otra cosa que dibujar historietas!”, protesta su socio. “Sí –reconoce Mira–, pero no me refiero a eso. Vos has dibujado en 50 medios, es tu métier, pero no podés definirte como hombre por eso. Además, en lo tuyo hay una vocación muy fuerte; vos como ‘profesional’ eras arquitecto, incluso trabajaste de eso un tiempo. Hablo de poner la vida en el trabajo, cosa que a un profesional no le pasa. Yo quiero creer que nosotros trabajamos así en La Nelly, en cierto estado de inocencia respecto de la profesión. Eso no quiere decir que después no cumplas con determinados parámetros, pero el estado inicial debe ser un estado de preservación. Estamos en un país donde hay demasiado profesionalismo, es decir, falta de riesgo, asumir el peligro y animarse a cruzar las cosas que a uno le pasan por dentro con el trabajo.”
“Bueno –reconoce Langer– eso en la tira nos pasa todo el tiempo, incluso con nuestras propias discusiones, como fue el caso con el conflicto árabe-israelí, y las reacciones de Nelly frente a eso.” “A eso me refiero –asiente Mira–. Cuando digo que hay demasiado profesionalismo me refiero a una ausencia de vida en el trabajo. Para mí la presencia de la vida es, por ejemplo, la tipografía cargada y nerviosa de Sergio, y al mismo tiempo espero que La Nelly sirva como una especie de crítica contra esa falta. Estamos en un medio donde el riesgo de perder el trabajo oficia de condicionamiento, y eso lleva a un exceso de cuidado, a la total falta de irreverencia. Esto no quiere decir que no haya que moverse dentro de los canales del medio en que uno trabaja, desde luego, pero ahí dentro la vida tiene que estar presente: lo imponderable, lo más azaroso, las búsquedas donde rompés, donde te equivocás, porque a veces en lo que supuestamente es el error de un profesional, artísticamente está lo más fructífero.”
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