FOTOGRAFíA > LA MUESTRA DE ARGRA DE ESTE AñO
Como todos los años, la Asociación de Reporteros Gráficos de la Argentina presenta su muestra, en la que recorre los acontecimientos del último año. Y si hubo un tema excluyente en el 2008, ése fue el conflicto entre el Gobierno y el campo alrededor de la 125. Un conflicto cuya cobertura mediática fue tan crucial como la disputa misma. Y que, precisamente por eso, ofreció una paleta de imágenes que reflejaron, sacudieron y modificaron el imaginario argentino como no sucedía desde el 2001.
› Por Claudio Zeiger
Cortes de ruta. Camiones varados. Tractores montados como chúcaros alazanes. Grupos de personas entremezcladas al sol, a la sombra, banderas, mates de verdad (nada de urbanos jarritos de loza), leche tirada, bigotazos, cintos de monedas, cuentaganados.
Cambio de escenario hacia el final. No sin elegancia democrática –al fin y al cabo–, el conflicto se traslada al Congreso. Parlamento. Jornadas agitadas, debates (¡Ya termino, señor presidente!). Carpas y muñecos, toros y pingüinos inflables, volantes regando el piso, corrillos, puchos, ponchos y gorros.
Escena final: el día no positivo, pantallas gigantes, Cobos en cinemascope, emponchados en la madrugada, un país entre el insomnio y la vigilia, bocinazos y champán en La Rural...
Desde los cacerolazos tempranos, con esas señoras yendo a la protesta acompañadas de la mucama, hasta los matices finales de la 125, el conflicto del campo fue el máximo disparador de imágenes del que se tenga noticia desde el 2001. Incluso muy superior en cuanto a tonalidades, variables paisajísticas y registros humorales.
Hay que decir que 2001 fue una paleta cromática brillante pero demasiado trágica, signada y manchada por los muertos de diciembre, por las muertes de Kosteki y Santillán. El campo –agitación y reacción, telurismo conservador y variopinto– fue verde, gris y amarillento, y planteó el encanto de la confrontación sin ambages, cara a cara, como no se había visto.
Creo que el recuerdo de las imágenes de la televisión y de la calle y ahora, el de las fotos que se suman a la galería de la historia, tiene algo de onírico, un costado irreal. Por la preponderancia de los medios en la articulación de los hechos, por la pasión desaforada intrínseca a la política argentina, por la sobreactuación de los actores (no olvidemos a los prohombres ganaderos aferrados a vírgenes en misas de campaña), la puesta en escena del conflicto fue en gran medida el conflicto. Tensando un poco la cuerda interpretativa, llegó un momento en que la madre del borrego –por utilizar metáfora campera– o sea, las retenciones móviles, quedaban enmascaradas detrás de la Gran Puesta en Escena. El bloque rural entendió que había que producir esa gran puesta en escena no sólo para enmascarar el objetivo sino para conseguirlo.
Hombres sin carisma erigidos en héroes populares. Construcción de un nuevo carisma patrio, sencillo, hablado con tonito, mostrando la barriga en medio de la brutal represión. Las fotografías de Alfredo De Angeli como Papá Noel (¿qué traerá de regalo?) marcan, eso sí, un límite, el roce de dos órdenes que se atraen y rechazan. Es un momento campo-camp, ya que Papá Noel es bastante ajeno a nuestras más caras tradiciones criollas.
En fin. Imágenes que aún nos sorprenden por el entusiasmo, la crispación, la mezcolanza (del Grito de Alcorta al Paseo Alcorta), la furia.
Imágenes ¿irrepetibles? del campo y la ciudad, de ruta y asfalto, de mate y celular, imágenes que Benito Lynch no habría dudado en titular “de los campos porteños”.
20ª Muestra Anual de Fotoperiodismo Argentina.
Del 2 al 26 de julio.
Palais de Glace, Posadas 1725.
Entrada libre y gratuita
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