A COMER POR LOS BARRIOS
› Por Martín Armada
Lo que parece una entrada es simplemente la panera que, como norma, se sirve para hacer de la espera una degustación de pan saborizado y paté a base de salmón cocido.
El local que hace casi tres años se alza con muy buen gusto en el corazón escondido de Caballito comenzó hace cuatro como un delivery. Con capacidad para cincuenta cubiertos, incluyendo un grupo de reservados estilo japonés (sí, con puertas de papel, mesas bien cerca del piso y timbre individual para solicitar servicio), Hattori ofrece una original combinación de sushi y cocina de autor, a cargo de Lucas Koch y Rodolfo Curi, respectivamente. Pero, atención: los platos no son sólo bellos objetos a base de pescados y mariscos especialmente seleccionados –para los expertos y curiosos es posible degustar pez espada– sino que para aquellos que prefieren otras opciones la carta se completa con platos a base de pollo o carne roja. Y si de variedades se trata, fiel a la idea de poner en la mesa productos frescos y de estación, la carta se modifica cuatro veces al año. Ida y Juan Pablo, matrimonio de propietarios, dicen haber alcanzado lo que era su objetivo: equilibrio sostenido por un grupo de trabajo estable y una clientela heterogénea que, a su vez, entiende lo presentado en carta como una creación que no admite alteraciones. Una cena completa acompañada por vinos buenos y conocidos promedia los $ 70 por persona, aunque los platos bien pueden compartirse. Detalles para tener en cuenta: uno, fines de semana se recomienda reservar mesa; dos, el delivery continúa siendo un eje esencial del servicio, alcanzando alrededor de 2900 clientes en toda Capital Federal.
Hattori queda en Valle 1101.
Teléfonos: 0800-444-4288 / 4432-4914. Página web: www.hattori.com.ar
En la esquina de lo que fue un mercadito y, después de un largo abandono, casa y sala de ensayo teatral abierta, Germinal Marín espera sentado enfrente del humo del puchero: “Este lo hizo mi vieja hoy a la mañana”. Más tarde va a avisarles a un grupo de recién llegados que apenas quedan tres platos porque Antonia cocina simplemente para mantener la tradición que su hijo convirtió azarosamente en restaurante. El y su familia llegaron a Buenos Aires desde Mendoza, buscando un proyecto artístico. El ’89 los encontró vendiendo empanadas y panes en el barrio para mantener la casa a la que, mientras hacían teatro, músicos y otros artistas se iban acercando. A algunos de ellos todavía se los puede escuchar acá, a la gorra, en un ambiente que recrea un orden cómodo y simple de entrecasa. Desde los primeros años de la década pasada, Pan y Teatro es el lugar donde comer chipola (milanesa con quesos y cebolla), el exquisito cordero a la masa (cordero condimentado con romero y verduras en una masa fina casera) o simplemente aquellas originales empanadas mendocinas. Incluyendo especialidades como éstas, una cena ronda los $ 60 por persona. No sólo platos que hacen ver y degustar que alguien cocinó para uno: junto con una esmerada atención, construyen la experiencia de comer en esta parte de Boedo. Todo hace que cueste catalogar este escenario simplemente como restaurante. De hecho, en el salón de comida, en la terraza y una pequeña galería se expone la obra de Germinal, obra que él define como “el cierre y la apertura de todo”. Lienzos, escultura en hierro, fotografía y trabajo en vidrio. El motivo que recorre la obra es uno: panes.
Pan y Teatro queda en Las Casas 4095.
Teléfonos: 4924-6920 / 4922-0055. Página web: www.panyteatro.com.ar
“De Corrientes vengo yo”, ésa es la declaración de pertenencia en “El cosechero” de Ramón Ayala, canción que da origen al nombre de la parrilla ubicada en la calle Zelarrayán. Y si bien Juan, músico y hombre de asado, es entrerriano y su esposa Candelaria (aunque con familia afincada en Corrientes) nació en nuestra capital, en este ambiente perfectamente cuidado queda bien claro que lejos de la compleja uniformidad de las zonas que dominan el mapa gastronómico, Buenos Aires continúa siendo un gran entrecruce provinciano, con tradiciones traídas de casas tierra adentro y repensadas en la gran ciudad. Sin embargo, la música en vivo no nos hace pensar que estamos simplemente en una peña o, al menos, en esa versión multitudinaria a la que se accede en esta ciudad portuaria. La combinación de casa, comida y música se confirma cuando, mientras se disfruta la indiscutible calidad del vacío de asado con quebracho blanco, ensaladas y verduras asadas, el propio dueño del local se suma a los músicos. Un capítulo aparte son los vinos, a cargo de Candelaria (quien fuera sommelier de Un Gallo para Esculapio, el Club del Vino y el Hotel Hilton), vinos muchos de partida única que completan una de las cartas, sin exageraciones, más variadas y equilibradas que pueden verse en la ciudad. Es precisamente la bebida lo que hace que el precio por cubierto pueda ir de los $ 40 a los $ 70 por persona. Definitivamente tiene que probarse una copa de torrontés espumante El Deseado. Los postres: como los que siempre queremos tener en casa, simples y caseros. El Cosechero cierra pasadas las 2. Las caras de los que se van muestran la alegría del que parte satisfecho.
Esa zona donde Caballito, Almagro y Villa Crespo se confunden puede preciarse de contar con el primer restaurante africano en la Argentina. Maxime Tankouo decidió probar qué pasa cuando un rioplatense se sienta frente a una abundante y sabrosa especialidad de Camerún. El resultado es El Buen Sabor, pequeño y único lugar que este julio cumple un año. Abierto únicamente de viernes a domingo, el local se propone como una oferta gastronómica y cultural. Se trata de platos donde predominan legumbres y bananas, en los que la carne es un acompañamiento. Con seis años en nuestro país, Maxime, dueño y cocinero, aprendió aquello que muchos inmigrantes y turistas señalan sobre nuestra cocina: la falta de contraste entre diferentes sabores. Es por eso que su proyecto invita al desafío, pero sin perder de vista las particularidades locales (los condimentos son servidos aparte y existen opciones básicas para quienes no se animan o vienen con chicos). Dos platos a tener presentes son la corvina a la parrilla, especialidad del chef, y el llamativo “Director general”, plato de lujo en Africa a base de banana y pollo. El que quiere aventurarse no puede obviar la salsa de maní que se sirve como suplemento. Dado el aniversario, realizando una reserva para los domingos vía mail ofrecen descuentos del 50 por ciento en los platos africanos. En días regulares el gasto persona ronda los $ 40. Vale tener en cuenta que los platos son bien abundantes y pueden compartirse pagando un extra de $ 7,50. Asimismo durante la semana el local se dedica a la preparación de viandas y pueden encargarse especialidades para reuniones y cumpleaños.
El Buen Sabor queda en Camargo 296.
Teléfono: 4854-8800 / Página web: www.elbuensaborafricano.com.ar
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