CINE > BOOGIE EL ACEITOSO A LA PANTALLA GRANDE
A pesar de que en su momento Roberto Fontanarrosa consideró que adaptar su bestial Boogie el aceitoso al cine era “una locura”, el director Gustavo Cova y el productor José Luis Massa se atrevieron: convocaron a Pablo Echarri y Nancy Duplaá para las voces de los protagonistas y hasta le agregaron a la versión animada la tecnología 3D que permite, entre otras cosas, que el mercenario le dispare al público.
› Por Alfredo Garcia
Según el productor José Luis Massa, cuando le habló a Fontanarrosa de hacer una película sobre Boogie el aceitoso, lo primero que le contestó el escritor y dibujante fue que estaba totalmente loco, que era demasiado violento para el cine. Sin olvidar el detalle de que “Boogie vendría a liquidarnos a todos si se enterara de que vamos a hacer una película con él.”
Sin embargo, Boogie volvió hecho cartoon, en un film de dibujos animados que no se parece precisamente a Bambi. Igual que en la historieta, el mercenario y asesino a sueldo liquida a todo aquel que se le ponga delante, incluyendo ancianitas y niños.
El primer prejuicio que un fan de Fontanarrosa podría tener sobre una versión fílmica del que acaso sea su mejor personaje es la idea de que la incorrección política y el humor negro del comic no puedan estar presentes en un film para consumo masivo. El tratamiento de la violencia, y el intento de mantener los niveles de humor macabro y sátira ideológica del personaje, fueron dos de los puntos que mantuvieron ocupados a los realizadores de este raro ejemplo de film animado argentino, que se estrenó el jueves sin la calificación de “apta para todo público” propia del género.
La presentación de este Boogie fue también un evento curioso: la avant-première oficial del film se llevó a cabo en la ciudad de Rosario, con la presencia del director Gustavo Cova, los productores, técnicos, músicos y expertos en animación y los actores que prestaron sus voces a los personajes principales, Pablo Echarri y Nancy Dupláa.
Al llevar al cine un personaje como Boogie los realizadores se enfrentaron a varios dilemas, empezando por cómo hacer para mantener la personalidad contracultural del comic original, y como convertir a Boogie en un personaje que se mueva y hable en la pantalla sin dejar de ser el mismo de las historietas de Fontanarrosa. A esto se suman luego los aspectos tecnológicos más específicos sobre qué técnicas de animación utilizar, incluyendo el sistema de 3D digital que el cine nacional estrena con esta flamante producción -–un hito: de todas las películas 3D que se vienen estrenando este año, esta es la única no hollywoodense–.
El director Cova y el productor Massa, los mismos que recibieron esa advertencia inicial de Fontanarrosa, coincidieron en la importancia de mantener los niveles ultraviolentos característicos del comic. “Hace 20 años Boogie era una historieta de carácter adulto –explica Massa– pero con el paso del tiempo la cultura popular de los dibujos animados cambió, empezando por dibujos animados tan masivos como Los Simpson, que trata todo tipo de temas y muestra cualquier tipo de imágenes sin dejar de ser consumidos por todo el mundo.” Los realizadores coinciden en que la de Boogie es un tipo de violencia reflexiva sobre la violencia del mundo real, y el actor Pablo Echarri explica su idea de que “hay tal cantidad de violencia y sangre como para hacer reír inmediatamente, lo que ayuda a que la película sirva para hablar de cosas que en otro contexto serían insoportables”.
Justamente el tema de que Boogie hable fue uno de los dilemas más importantes para el director cuando tuvo que pensar en adaptar el comic al cine. “Tenemos un personaje que es un mercenario, un asesino despiadado, un asco de persona que puede cometer los peores crímenes sin sentir absolutamente nada, y que por lo tanto tiene que hablar con una voz monocorde, con un rango de matices extremadamente limitado. Lograr eso de un actor en el doblaje es muy difícil, especialmente cuando además tiene que hablar con el castellano neutro propio del estilo paródico del policial negro que tenían los diálogos en el comic. Aunque en principio no tenía exactamente el mismo tipo de voz, hicimos un trabajo de varias semanas con Pablo Echarri que a él le significó un trabajo especialmente duro, ya que tenía que cambiar el timbre de voz en largas sesiones de doblaje, y luego tenía que actuar en el teatro y tenía la voz agotada”. Si bien por razones obvias del star system vernáculo la presencia de Echarri y Duplaá fue lo que despertó más interés en los periodistas reunidos en Rosario para la avant première y conferencia de prensa, el director insiste en que nadie debería reconocer sus voces en la pantalla, ya que se trabajó para que la voz sea la que debería tener Boogie el aceitoso y punto.
En la película hay varias escenas paródicas de las superproducciones de acción de Hollywood . En el medio de la trama aparecen no sólo los relatos breves de los comics originales, sino tambien múltiples homenajes cinéfilos, empezando por Apocalypse Now y Harry el Sucio, además de una secuencia paródica del western spaghetti donde la pantalla se estira a un exagerado formato CinemaScope y la música de Diego Monk celebra los viejos clásicos de Morricone. La música es un factor especial en esta adaptación, y aunque parte de bases de riffs de guitarra rockeros o tonos de jazz para los temas principales, recorre todo tipo de estilos, algo que Monk atribuye a la importancia que Gustavo Cova le da a la música como elemento narrativo.
Cova fue uno de los directores de una de las pocas películas de terror argentinas de los ‘80, Alguien te está mirando, film de culto que mostraba a Stuka, guitarrista de Los Violadores, haciendo de chico malo metido en un laboratorio de extraños experimentos que salían mal. Más recientemente dirigió la serie de cortos animados City Hunter. Al aproximarse a una adaptación de Boogie, Cova optó por técnicas de animación modernas, que le permitieran mantener los trazos de la gráfica de Fontanarrosa dándole además un look actual a la película. La producción tuvo un terrible turning point cuando, estando casi lista, los productores apostaron por convertirla a la flamante tecnología de cine digital 3D que se usó en las nuevas películas de Pixar y Disney. Tuvieron que trabajar con el experto argentino en el tema Sergio Neuspiller, director de mediometrajes tridimensionales como Big Bang (y de varios otros proyectos de cortos educativos pensados para que los chicos de colegio vayan al cine 3D). De esta asociación surgieron las increíbles balaceras que atacan al público desde la pantalla, escenas que igual que otras que refuerzan el 3D tuvieron que insertarse en el montaje previo. Esto acarreó varias discusiones: “Nos pusimos de acuerdo con las balas que vienen hacia el público –cuenta Neuspiller–, pero no nos pusimos acuerdo con los chorros de sangre que podrían ‘salpicar’ a la audiencia desde la pantalla.” Dicho esto, el lector puede ir al cine a ver Boogie el aceitoso con la tranquilidad de que ningún chorro de sangre ensuciará su ropa.
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