› Por Rod Stewart
Traté de tener un corte de pelo normal, pero mi cabello siempre se vuelve a parar, así que así será para siempre.
La lección que me enseñó mi madre fue: “Comé toda la comida de tu plato o tus hermanos te la van a sacar”. Siempre era muy cuidadosa con la comida, porque el racionamiento continuó varios años después de la guerra. Y yo era el más chico. Así que se aseguraba de que el pequeño gorrión siempre tuviera su porción.
¿Querés saber cómo era entonces? En mis memorias hay una foto de mis amigos Kevin y Clive y yo exhibiendo una armónica. Nuestra armónica. Nuestra armónica de un penique. Era la única que teníamos. ¡La compartíamos! ¡La disfrutábamos! “¿La puedo tener un rato yo?” “Ey, ¡soplaste y la llenaste de maníes!”
Solía darme vergüenza cantar “¿Creés que soy sexy?”, pero la gente ama la canción, así que está en el show.
Es cierto, una vez todas mis esposas compartieron conmigo una Navidad. Creo que todos los chicos estaban en casa y todos preguntaron por sus madres y es difícil decirles que no a los chicos. Y probablemente cada uno le dijo a su madre: “Vení a ver a papá”. Y ellas, ¿cómo podían decir que no? Todas llegaron alrededor de las 11 el Día de Navidad y decidieron quedarse. Fue fantástico. Pero no creo que vuelva a pasar.
Algo que amo: devolver las botellas de vino que están en malas condiciones en restaurantes franceses. Amo a los franceses, pero su esnobismo con el vino me parece insoportable.
Hay un lugar en la Rive Gauche de París donde pedí dinero en la puerta cuando era joven y no tenía nada. Recuerdo haber cantado “Cocaine Blues” ahí y después pasar la gorra. Hace unos años pasé por ahí con mi mujer y había un tipo cantando a la gorra en el mismo exacto lugar. Estaba tocando la guitarra y cantaba “Tonight’s the Night”. No sabía que yo estaba ahí. No me vio. Y yo pensé: “Qué notable”. Fue uno de esos momentos maravillosos en los que pensás “realmente llegué”.
Las letras llegan todo el tiempo. Me inspiro en el medio de la noche. Me despierto y pienso: “Tengo que anotar esto”. Vuelvo a la cama y me pasa otra vez. “¡Y tengo que anotar esto!” Entro y salgo de la cama. Mi esposa piensa que tengo un problema de próstata.
Mi padre, como buen escocés, me enseñó a cuidar mis finanzas. Soy cuidadoso. Hay gente que puede considerarme avaro. Mi viejo amigo Ronnie Wood disfruta burlándose de mí por eso.
Desgraciadamente, los pubs están cerrando. Creo que estamos perdiendo entre ocho y nueve por semana en las Islas Británicas. En veinte años dejarán de existir, quedarán sólo los que son patrimonio histórico. Pero en los viejos tiempos solía haber un pub en cada esquina. Algunos pueblos tenían una iglesia, una escuela y doce pubs. Los tiempos han cambiado y es muy triste. Algunos de los momentos más felices de mi vida han ocurrido en pubs.
Hoy estuve trabajando duro todo el día para poder pasar dos horas en el piso de arriba con mis trenes. Por tonto que le parezca a otra gente, es muy importante para mí. ¿Tienen algún hobby? Si lo tienen, lo entenderán. Me limpia la mente. Es tridimensional porque los trenes funcionan, entonces implica electricidad, pintura, carpintería. Me voy arriba y trabajo en mis trenes y todo el mundo se puede ir a la mierda. Todo hombre necesita algo así.
Lo que aprendí con los años, de mis hijos, es a escuchar mejor. Mejoré con el tiempo. Ya no tengo que entrometerme e interrumpir. Me puedo sentar y escucharlos. Algo que aparentemente no hacía antes.
No me gusta usar la palabra envejecer. Prefiero “madurar”.
No me divirtió enterarme de que tenía cáncer de tiroides. Pero si vas a tener cáncer, ése es el que hay que tener, porque es el más fácil de detectar y operar. Solamente me tomó mucho tiempo recuperar la voz, porque cortan músculos, entonces cortan mi memoria. Estuve literalmente sin voz. Es igual a olvidarse cómo hablar y cómo cantar.
La verdad es que la operación me hizo bien. Sé que suena extraño, pero llevó mi voz un escalón más abajo. Ya no puedo cantar tan alto, algo que probablemente a la gente le pase inadvertido. Pero me dio profundidad. Hay una calidez en mi voz que no estaba ahí veinticinco años atrás. Cuando escucho mi disco navideño, me doy cuenta de que gané cuando casi perdí.
¿Si hay algo que me gustaría hacer pero no puedo? No. No se me ocurre nada.
Además del flamante e indispensable compilado Stay with me, con lo mejor de su época al frente de los Faces,Rod Stewart se acaba de sumar a la avalancha de memorias de estrellas de rock del último tiempo con su propio libro, titulado simplemente Rod. Aún no se ha traducido al Castellano.
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