Dom 27.01.2013
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MúSICA > BARBI UTOPIANS, FUERA DEL INDIE

EL GRAN SALTO

Después de dos discos rockeros, con letras (casi) totalmente en inglés, la banda de la poderosa frontwoman Bárbara Recanati editó Trastornados, el primero en español, el primero que suena en TV y radios, el primero con un sello discográfico y el que parece estar a punto de llevar a la primera línea su rock cada vez más estilizado pero con corazón garagero.

› Por Juan Andrade

Por más sorpresas, logros y éxitos que le depare el futuro, Bárbara Recanati difícilmente olvide lo que vivió el año pasado. Fue, básicamente, la temporada que marcó el ingreso de Utopians a las grandes ligas del rock argentino con Trastornados. El tema homónimo tomó por asalto las radios y también sonó en la televisión. Y ellos cosecharon hasta los piropos más impensados. “No lo esperábamos ni ahí”, dice Barbi al mirar las cosas por el espejo retrovisor. “La idea era siempre conseguir un poquito más que el año anterior. Pero 2012 superó todas nuestras expectativas. Y tuvimos que hacernos cargo de eso.”

Hace exactamente un año, a fines de enero, tuvieron un indicio de lo que estaba por venir cuando tocaron como teloneros de Babasónicos frente a miles de personas en Pinamar. “El año pasado hubo varios momentos ‘Uoouuu, ¿qué pasó acá?’. Y ese fue uno: era la primera vez que nos presentábamos frente a tanta gente”, cuenta la cantante y guitarrista. El primer día de 2012 Barbi, Larry Fus (batería), Mario Romero (bajo) y Gustavo Fiocchi (guitarra) ya se habían metido en Fuera del Túnel, el estudio del ingeniero de sonido y productor Hernán Agrasar. “Teníamos un franco semanal, que al final no usamos: terminamos trabajando los siete días de la semana. Fue una etapa intensa. Cero relajada. Nos metimos un montón de presión.”

¿Cuál era el horizonte sonoro que los obsesionaba? “Estábamos escuchando mucho Wasting light de Foo Fighters. Y decíamos: ‘A ver hasta dónde podemos llegar así de grossos...’, confiesa. Los dos álbumes anteriores, Inhuman (2008) y Freak (2010), habían sido registrados en una semana y de manera casera o casi. Definitivamente, la tercera fue la vencida. Según Barbi, querían un disco que cumpliera con los “parámetros de la vieja industria musical”. “Nos encerramos un mes a demear, un mes a grabar y un mes a mezclar”, agrega. Se tiraron de cabeza. Y sin red. “Nos la jugamos. Para completarlo sacamos una especie de crédito familiar y nos endeudamos hasta las bolas. La idea era devolver la plata en dos años.”

El final de la película fue muy distinto, a partir de la entrada en escena de Popart. El sello se interesó por el proyecto y decidió financiarlo. Y, en poco tiempo, los integrantes del grupo pasaron de no conseguir entradas para ir a ver a Foo Fighters a tocar como teloneros de Dave Grohl y los suyos en River. Otro momento ‘Uoouuu, ¿qué pasó acá?’, como el día que presentaron Trastornados en el programa de Mario Pergolini en Vorterix. Y el ‘Uoouuu’ mayor, cuando lo estrenaron oficialmente frente a una Trastienda colmada. Por no mencionar la noche en que Shirley Manson le tiró flores a Utopians y habló maravillas de Barbi en medio del recital de Garbage en la Costanera Sur. “Que Shirley haya tenido tanta generosidad y buena onda fue algo muy lindo y singular. Pero llenar un lugar como La Trastienda es el resultado de un camino re largo”, acota Barbi.

Habiéndose curtido en el under de la era pos Cromañón, ¿tuvieron que dejar de lado algún prejuicio a la hora de firmar con Popart? “No, siempre fuimos muy ‘industrieros’”, descarta. “Desde chicos compramos CD, vinilos, nos gusta MTV, miramos documentales. Somos muy noventeros, en ese sentido: no somos de la generación Napster. Nunca nos interesó el mundo indie. Somos más fanáticos del gigante. Yo prefiero ir a ver un mega show con fuegos artificiales en River que un concierto íntimo en La Trastienda. Me encanta el circo del rock and roll.”

MARCA DE ORIGEN

El punto de partida de esta muchacha punk podría ubicarse en el colegio Nuestra Señora del Sagrado Corazón. Ahí, a los doce años, descubrió que compartía varias inquietudes con un compañero de división. La primera fue, digamos, poco rockera. “El día que lo conocí, le dije: ‘Ay, tenés la misma Biblia que yo’. Y nos sentamos juntos”, recuerda. Su vecino de banco era Larry Fus y ella, que había aprendido a tocar la guitarra en catecismo, lo invitó a formar una banda. “Vendí una crucecita que me habían regalado para la comunión y me compré una Ranger con un amplificador de regalo. Nos metimos en una sala de ensayo y empezamos a golpear cosas. ¡Eramos malísimos!”, resume.

“La música se transformó en lo único que hacíamos. Nos obsesionamos un poco: vendíamos y canjeábamos discos en Parque Rivadavia. Nunca entramos a un boliche. Nunca fuimos a una fiesta. No teníamos más amigos que nosotros dos.” Tenía dieciséis cuando decidió abandonar los estudios y dedicarse de lleno a cumplir su sueño. “Tenemos que ser la mejor banda del mundo”, se juramentaron con Larry. Un año más tarde, en 2006, ya habían fundado Utopians junto a sus actuales compinches. “Salimos al mundo tocando muy bien, pero siendo muy poco cool. Nos habíamos perdido la parte del boliche, el under y el codeo con otras bandas. ¡Eramos unos salames atómicos!”, dice entre risas.

ROCK NACIONAL

En los shows de Utopians, Barbi pone el cuerpo y el alma arriba del escenario. Y aunque entrena a diario para sostener semejante intensidad, termina empapada, con taquicardia y sin poder hablar al menos por quince minutos. Sus referencias escénicas son tipos como Iggy Pop, Mick Jagger o Joe Strummer. “Patti Smith me mostró que no tenía que tener un timbre de mujer ni ponerme una pollera. Tenía que salir al escenario y decir lo que tenía como quería.” En 2012, después de presenciar un recital de Smith en Nueva York, se sacó una foto con la cantante y poetisa. Fue, claro, un nuevo momento “Uoouuu”.

Cuando se le pregunta por qué las canciones de los dos primeros discos de Utopians fueron escritas mayoritariamente en inglés, su respuesta suena a provocación: “¿Por qué en español?”. He aquí su explicación: “La música que nos gustaba era en inglés. No escuchábamos rock nacional. Nada de nada. Cero. Cuando empezamos, a Larry le copaba Queen y a mí U2. A partir de ahí, el árbol genealógico creció hacia el metal, el punk, el dark, el grunge: era todo anglosajón”. Fue al compartir fechas con otras bandas que empezó a escuchar comentarios tipo: “El otro día fui a ver a Charly...”. Y ella entonces se preguntaba: “¿Charly García, el que canta ‘Chipi-chipi bombón?”. Y entonces iba, probaba y se replanteaba: “Uy, mirá, tiene cosas buenas este tipo”. Y luego lo mismo con Pappo. “¿Pappo? ¿El de ‘Nadie se atreva a tocar a mi vieja’? Para mí era eso. ¡Era una ignorante total! Y de repente descubría Pappo’s Blues, Riff y... ¡la puta madreee!”.

El puente entre el mundo anglosajón y el castellano fue un italiano que empezó cantando en inglés hasta que descubrió un cocoliche propio. Luca Prodan, claro. “Empecé a escuchar Sumo: Corpiños en la madrugada, todo. Y nos fuimos de gira a Chile, a grabar Freak. Hice cuatro canciones en español. Me sentía muy insegura al tocarlas. Pero, de repente, un día hicimos ‘Allá voy’ y la gente la empezó a cantar a full, agarrándose el pecho y todo. Y eso me generó una adrenalina y una pasión que no había generado nada hasta ese momento en mi vida. Así salió Trastornados. Lo loco es que ahora, cuando me preguntan cuál es el estilo de Utopians, digo ‘rock nacional’”.

Hablando en criollo, entonces, Utopians consiguió que sus canciones inyectadas de orgullo, urgencia expresiva y energía llegaran a un público mayor. “Trastornados habla de una ‘infancia cruel’, pero no en la casa, sino a nivel social: que te peguen en el colegio, que te echen de todos lados, que te miren en la calle, que sientas que nunca vas a encontrar un lugar en el mundo. Hay otra letra, ‘No estamos mal’, que la hice pensando en Larry y en mí, cuando íbamos a ese colegio de monjas y no nos invitaban a las fiestas. Y es una canción que me hubiese gustado escuchar a esa edad.” ¿Pueden mantener esa esencia, ahora que son aceptados por la industria? “Es que no podemos no mantenerla. Tratamos de camuflarnos, pero no nos sale... ¡Seguimos siendo los grasas de la fiesta!”

El domingo 10 de febrero Utopians se presenta en el escenario principal del festival Cosquín Rock. El viernes 15 de marzo toca en La Trastienda.

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