Un repaso por las listas de las revistas especializadas más importantes de un lado a otro del Atlántico da un ganador casi unánime y ciertamente inesperado. Se trata de Lost in the Dream, segundo opus de The War on Drugs, el grupo de Adam Granduciel, ex colaborador de Kurt Vile, un artista ciertamente indie, pero que domina las selecciones incluso en los medios menos alternativos. Le sigue de cerca en unanimidad St. Vincent, el proyecto de Annie Clarke, y sólo después, sí, se pueden nombrar los primeros consagrados también infaltables en los rankings, como Leonard Cohen, Jack White y Damon Albarn bien arriba, y un poco más abajo Morrissey, Robert Plant y Tweedy. Un detalle: sólo la Rolling Stone norteamericana parece haberse dado cuenta del nuevo de U2, al que encumbró nada menos que en el primer puesto. El mundo del pop femenino repite presencias de Jenny Lewis, Taylor Swift y Lana Del Rey, pero el ganador del año en esas lides es sin dudas el debut de FKA Twigs. Desde el country se destacan lo nuevo de Lucinda Williams o Rosanne Cash, pero las palmas son para la extraordinaria Alynda Lee Segarra, líder de Hurray for The Riff Raff. Cantautores alternativos como Mac De Marco y Sharon Von Etten también ranquean alto, y otra sorpresa es la unanimidad ante el regreso de Michael Gira con su grupo Swans, así como el reconocimiento de Mark Kozelek al frente de Sun Kil Moon. El consagrado pop del año sin dudas es el trío Future Islands con su disco Singles sonando a lo New Order, y como representantes de la música electrónica aparecen en las listas Aphex Twin y Flying Lotus. Pero es desde el hip hop que asoma el único disco que puede competir cabeza a cabeza como álbum del año con The War on Drugs: el segundo trabajo de Run The Jewels, el dúo entre El-P y Killer Mike.