Se me apareció Andresito Calamaro con él en casa, y comimos un asado. Ahí lo conocí. Pero me pareció un tipo que sabe de qué va la cosa, que está en la onda. Un hombre totalmente abierto y macanudo. De todas maneras, ellos en Casa Limón de tango no saben absolutamente nada, son cero en eso. Por Andrés conocieron al Piazzolla desconocido y copiaron algunas cosas del Polaco exactamente igual. Me pareció bárbaro eso, pero es más flamenco que tango. Por eso es que quiero hacer algo con Andrés, cantando el tango como lo tiene que cantar. Porque lo que me mueve a mí a estar con él es que tiene curiosidad en serio, humildad y ganas de aprender. Hay que querer y cuidar al tango, y eso es lo que hace Andrés. Yo dejé de grabar y el otro día presenté mi último disco, pero a cosas integrales como éstas me voy a seguir dedicando. Y sería muy lindo hacer todas las cosas que hablamos con Limón, como por ejemplo ese disco con Paco de Lucía y El Niño Josele. Por la onda que tienen, y también para buscar la onda nuestra.
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