› Por Caetano Veloso
Hay demasiadas canciones en el mundo. Yo mismo hice una cantidad ridícula de canciones, casi siempre con mucha ambición y poco cuidado. Trato de ya no hacer tantas. Pienso más en cantar canciones ya existentes porque cantar me da placer, no lo hago más sólo porque creo que no canto tan bien como se debería. Pero tengo el hábito y la necesidad de hacer canciones.
En parte es para tratar de poner a las que ya hice en perspectiva, esto es, mejorarlas. Me gustan “Coraçao vagabundo”, de Uns, casi todas las que hice para la película Tieta do Agreste y de algunas de las de Orfeu. Me gusta “13 de Maio” y algunas nuevas que hice para el disco con Jorge Mautner. Me enorgullecen (que no es lo mismo que gustar) “Tropicalia”, “Terra”, “Haiti”, “Baby”, “Fora da Ordem”, “Livros”. Me gustaría que “Motriz”, “Mansidao”, “Meu Rio”, “Um Tom” fueran más conocidas. Pero la impresión general es casi de irrelevancia.
Mientras tanto, hice este CD con 12 temas nuevos. Admito que debía tener ganas de hacerlo, porque en la excursión de A Foreign Sound yo decía, en cada presentación, que planeaba un disco “todo en portugués, todo de sambas, todas mías, todas inéditas”. Era una broma, ya que el disco era de canciones norteamericanas. Pero la verdad es que empecé a escribir sambas para un nuevo CD.
Hay uno, “Diferentemente”, que cantaba en el mismo show en que hacía el anuncio. Decidí que serían 16 y que el disco se llamaría Dieciséis Sambas. Por una cosa u otra, fui dejando la idea, al menos por ahora. Además de “Diferentemente”, que no entró, tenía otro tema (“Luto”) que le pasé a Gal para que lo grabe, otro (“Tiranizar”) que hice en sociedad con Cézar Mendes, y cuatro más sin terminar. “Musa Híbrida” es el único que podría haber ido a parar a ese disco pero vino a éste.
Las canciones de Cê son en general cortas y fueron compuestas con un trío de guitarra, bajo y batería (eventualmente un teclado) en mente. Le mostré los temas a Pedro Sá con los arreglos ya esbozados (o a veces terminados) para guitarra. En esto (y no sólo en esto) tienen parentesco con las composiciones de rock. Supongo que también deben tener la misma actitud desprejuiciada que en la época del tropicalismo y después me llevaba a interesarme por la cultura de masas dominante –la de los países ricos y a veces hasta la de los pobres, pero de lengua inglesa– pero sin someterme, ni siquiera convertirme en un especialista en eso. Claro que ahora, ya viejo, sé más cosas de las que sabía a los 24, y las sé hacer mejor. Pero si alguien piensa que el aire a revisión del rock de los años ‘80 bajo un criterio punk es un lugar común de los grupos actuales que no evité en muchos momentos, pues tiene razón. No se trata, sin embargo, de un disco de rock como los que escucho y me interesan: los temas son míos, sigue siendo mi voz, mi pelo está más blanco que negro, menos enrulado y siempre más corto que cuando lo tenía larguísimo, hasta más corto que cuando decidía usarlo corto.
Pedro Sá y Moreno son mis hijos –el último, biológicamente hablando, ninguno artísticamente: son hijos en la acepción familiera de la palabra–. Andan por los treinta: tienen una vivencia directa de los caminos que tomó el gusto musical en las últimas décadas e intervenciones personales notables en la orientación de esos caminos. Ricardo Dias Gomes y Marcelo Callado andan por los veinte. Fue Pedro quien sugirió títulos cuando escuchó mis temas y mis ideas. Y nuestra comunicación fue tan clara que en pocos minutos de ensayo las piezas estaban listas para grabar. Todas. Ni una sola se trabó. Todos traían ideas que llevaban las mías a las últimas y mejores consecuencias.
Este disco es el resultado de muchas charlas que tuve con Pedro Sá en los años que lleva tocando conmigo desde Noites do Norte. Comentábamos lo que oíamos, oíamos algunas cosas juntos, finalmente hablamos de hacer un disco que marcara nuestra posición en la discusión crítica del rock. Sería el disco de una banda ficticia donde a veces cantaría él, a veces yo (con nombre cambiado y voz electrónicamente modificada), a veces algún otro músico invitado para formar la banda. Haríamos como los Gorillaz (de paso, me gustan mucho los Gorillaz). Pensé en hacerlo cuando grababa el disco de sambas, en perfecta clandestinidad. Contaríamos mucho con las pro-tools.
Al mismo tiempo, soñaba hacer otra cosa totalmente diferente: un disco llamado Nuevas canciones sentimentales, sólo voz y guitarra, todo de temas románticos míos, pero que parecieran esos tan lindos de Peninha o de Fernando Mendes que grabé con mucho éxito comercial. “Só Tá Combinado” era una canción ya existente que entraba en ese proyecto. A todo el mundo le gusta tener un éxito. Y a mí me hace feliz poder hacer algo que agrade a mucha gente, ver a muchas personas agradecidas y contentas conmigo. Sé que un disco así tendría una recepción fácil aquí y en Europa, en Japón (y en EE.UU. también, posiblemente, dependiendo de la nitidez de la ejecución y a que las pistas sean claras en cuanto a qué es sincero y qué es ironía). Tal vez sólo en Inglaterra nadie entendería nada, como suele suceder. Todavía pienso hacer un disco así. Pero es un proyecto muy solitario. Y a toda hora me inspiraba más para componer canciones del tipo de las que irían al disco clandestino de rock.
Terminé haciendo un disco mío (no tengo tanto espíritu combativo como para pasar a la clandestinidad), con mucho de lo que vino de ese tipo de inspiración, una canción que se trasvasó del paquete de sambas (“Musa Híbrida”) y otra que medio que vino del imaginario grupo de Nuevas canciones sentimentales (“Não me Arrependo”) —y esta última es (con “Minhas Lágrimas”) uno de los raros momentos autobiográficos de un disco que es casi obra de un heterónimo. Y, siguiendo el camino de purificación del sonido que Pedro y Moreno fueron abriendo, grabamos todo en cinta ancha, sin pro-tools.
Todos los temas del CD son ejecutadas por tres músicos: Pedro Sá, Ricardo Dias Gomes y Marcelo Callado. Y yo, claro, que además de cantar (a veces con Pedro, a veces con Marcelo, sólo Ricardo no cantó) toco mi vieja guitarra, tirando de las cuerdas (nunca conseguí tocar golpeándolas como hace toda la generación rock y post rock) casi siempre de nylon pero, dos veces, de acero (con las que no tengo ninguna intimidad). Tenemos ganas de hacer lo mismo en vivo.
La única participación especial es de Jonas Sá, en el tema “Herói”, en el que él, siguiendo una sugerencia de Moreno, hace unos vocales angelicales a la Stevie Wonder (cuando la contraironía llega al auge) y después, en el mismo tema, unos vocales diabólicos (cuando el dolor del héroe se salta la tensión ironía/contraironía) que cierran el álbum. Creo que Cê es el único disco mío hasta ahora en el que sólo hay canciones hechas apenas por mí.
(Versión para móviles / versión de escritorio)
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina
Versión para móviles / versión de escritorio | RSS
Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux