1 Según miembros del contingente argentino, la Bienal recibió presiones insostenibles al día siguiente de la inauguración, cuando apareció la primera nota en el diario Folha de Sao Paulo. Fue entonces cuando el director administrativo de la Bienal, que se había declarado del PT y hasta solicitado una remera para acercársela a Dilma, apareció furioso, gritando que el problema no era la pieza sino que hubiera aparecido en la Folha. “La realidad no existe –dijo–, sólo importa lo que aparece en Folha.”

2 Quizá lo más sorprendente del episodio es que la obra de un artista brasileño consistía en cuatro personas que durante seis horas diarias movían una noria, encerrados en un sótano oscuro por 1050 reales al mes (un boleto de colectivo cuesta 2,75 reales). La energía humana alimentaba un generador de electricidad que encendía una luz. Ella permitía ver una lámpara kitsch, de ésas donde un mar se encrespa, las nubes se deslizan y una bandada de golondrinas surca el cielo. Esta pieza no provocó comentarios, reclamo o siquiera un recorte de prensa. Debe ser porque en Brasil la esclavitud se abolió en 1888 y ya no quedan Sociedades Protectoras de Esclavos.

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La Brigada Argentina estaba integrada por: Adriana Minoliti, Alejandro Ros, Ana Longoni, Alina Perkins, Cecilia Sainz, Cecilia Szalkowicz, Daniel Joglar, Fernanda Laguna, Francisco Garamona, Florencia Hipolitti, Paula Bugni, Hernán Paganini, Javier Barilaro, José Fernández Vega, Julia Ramírez, Kiwi Sainz, Laura Escobar, Lidia Aufgang, Lucas Rubinich, Mariano Andrade, Mariela Scafati, Mariela Bond, María Granillo, Nacho Marciano, Roberto Jacoby, Santiago Villanueva, Syd Krochmalny, Tomás Espina, Víctor Florido, Victoria Colmegna.

Una primera versión de esta carta que circuló por Internet cuenta con la adhesión de más de cien artistas de toda Latinoamérica.

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