El supuesto asesino del dirigente camionero Abel Beroiz, ultimado a tiros y con un arma blanca el año pasado en un estacionamiento del microcentro de Rosario, fue detenido ayer en Tostado por la Guardia Rural Los Pumas. Se trata de Raúl Flores quien estaba prófugo y fue señalado por los investigadores como el autor material del crimen a partir de un llamado anónimo que lo puso en la mira días después del brutal crimen ocurrido el 27 de noviembre de 2007 en el subsuelo del inmueble que el Automóvil Club Argentino tiene en San Luis y San Martín.

En rigor, a los pocos días del suceso fueron detenidos un hombre y una mujer bajo la imputación de encubrir al autor material del crimen, que la policía atribuyó a Flores. Pero por la autoría intelectual del asesinato no hay ningún acusado. A tal punto llegó la tensión sobre Flores que el 14 de diciembre, su madre se presentó ante el juez que investigaba el caso. La presentación espontánea ante el juez Osvaldo Barbero de la madre de Flores, fue para revelar que a su criterio su hijo corría riesgos ciertos de que lo maten.

La mujer adujo que, en caso que sea cierto que su hijo tiene responsabilidad en lo que se le adjudica, matarlo tendría sentido: evitaría que si eventualmente lo atrapan delate a los que le encargaron el crimen. Algo que fuentes de la investigación valoraron como razonablemente posible.

Cabe recordar que la policía de Rosario determinó que Flores es el posible ejecutor material del crimen tras una denuncia anónima. Esta denuncia señalaba que su concubina, Natalia D., había realizado compras de bienes y muebles por valores que no condecían con su condición social. La policía determinó que las compras existieron y que ese dinero pudo provenir de lo que Flores había cobrado por concretar el homicidio de Beroiz.

Natalia D. reconoció entonces haber recibido el dinero de parte de Flores. Pero aseguró al ser indagada por encubrimiento de su pareja que jamás habría comprado nada de conocer ese origen posiblemente malhabido de tal monto. Estaba convencida, reveló, que la plata derivaba de una indemnización que su concubino había cobrado por un accidente laboral en el puerto de Rosario, donde trabajaba.

En la vivienda de Natalia, en Lorenzini al 4600, se secuestró una carta en la que Flores le comunicaba que se ausentaba. Pero fuentes del caso resaltaron que el hombre no precisaba razón alguna. Apenas le refería no poder acercarse. "Vos sabés por qué", añadía.

Hace dos semanas la hermana del dirigente asesinado, Iliana Beroiz,

se quejo públicamente en una entrevista a un diario local que "ya transcurrieron tres meses y vemos que la causa está parada. Esto nos provoca una gran incertidumbre porque estamos ante un crimen tremendo, que ocurrió en pleno centro de Rosario, donde quedaron un montón de huellas. En los primeros momentos (de la pesquisa) se determinó que había un hombre sospechado de ser el autor material. Se realizaron allanamientos y se consiguió material para llevar adelante el caso, como numerosas llamadas telefónicas, pero todavía no se terminaron de procesar".