Desde Santa Fe

El juez federal Nº 2 Francisco Miño procesó por "homicidio" y "privación ilegal de la libertad agravada", entre otros cargos, al coronel José María González, en una causa que investiga el destino final de un ex militante de la Juventud Peronista, Mario Osvaldo Marini, quien fue detenido por un grupo de tareas del Ejército el 9 de diciembre de 1975, pero sólo estuvo preso 25 minutos y ya lleva 33 años desaparecido. El magistrado convirtió también en "prisión preventiva" el arresto domiciliario del militar -que cumple en su departamento en Buenos Aires- y ordenó un embargo de 100 mil pesos sobre sus bienes.

González fue el primer interventor de la dictadura en la provincia después del golpe del 24 de marzo de 1976, cuando copó la Casa Gris y derrocó al gobernador Carlos Sylvestre Begnis. Y ahora, se convirtió en el segundo procesado por "homicidio" en los juicios por crímenes de lesa humanidad que se instruyen en Santa Fe. El primero había sido el ex presidente comunal de San José del Rincón, Mario Facino, por el asesinato de la ex militante de las Ligas Agrarias, Alicia López.

El juez consideró a González "penalmente responsable" por los delitos de "homicidio y privación ilegal de la libertad agravada" de Marini, pero también de la "violación de su domicilio" y de la "privación de la libertad agravada" de su esposa, Ana María Cavadini y de su hijo, Germán.

Marini vivía en una casa humilde, en Jujuy 3618 (hoy Pasaje Andrade), en el sur de la ciudad, con su esposa y su hijo que entonces era un bebé de un mes y medio. El 9 de diciembre de 1975, un grupo de tareas -integrado por nueve personas- copó la casa y esperó que él llegara para detenerlo. Ana María y el niño fueron trasladados a la Comisaría 1ª, en el microcentro, donde ella se enteró después por versiones de policías que su esposo había muerto en las sesiones de torturas.

El año pasado apareció en el archivo de los Tribunales Federales un acta con noticias del secuestro: acredita que Marini fue detenido a las 21.30 y supuestamente se fugó a las 21.55. Estuvo preso 25 minutos y lleva 33 años desaparecido. "Una fábula que oculta la verdadera trama, ya que seguramente Mario fue asesinado en la mesa de torturas", afirmó el abogado querellante Jorge Pedraza.

"Esto demuestra la lentitud de la justicia cuando se investigan delitos de lesa humanidad en Santa Fe porque González fue uno de los principales responsables de la dictadura, en su primera etapa, que tuvo un centenar de asesinados en la ciudad", dijo Pedraza a Rosario/12.

"Ahora esperamos que el juez dicte una medida similar con el coronel Carlos Adalberto Rodríguez Carranza que firma el acta del procedimiento en la casa de Marini, en diciembre de 1975. Esperamos novedades para las próximos días", explicó. Pedraza había pedido la detención y el procesamiento de González y de Rodríguez Carranza hace ya más de un año, en mayo de 2007 y ahora volvió a insistir: "Creemos que si el juez ordenó la detención de González, con más razón debería detener a Rodríguez Carranza porque él firmó el acta" del secuestro de Marini.

Según fuentes judiciales, el juez Miño remitió un oficio a su colega, el juez federal de Capital Federal, Sergio Torres, para saber la situación procesal de Rodríguez Carranza en la megacausa que investiga los crímenes en la Escuela de Mecánica de la Armada.

El 16 de mayo de 2006, Página 12 informó que el juez Torres había ordenado la detención de doce represores, entre ellos el coronel Rodríguez Carranza, así que ahora el juez Miño pretende saber si está detenido y en qué condición.

Torres investiga el destino final de una militante política, Laura Susana Di Doménico, de 27 años, que fue secuestrada en la ciudad de Santa Fe, el 24 de setiembre de 1976 y luego trasladada a la Esma, donde fue vista entre noviembre y diciembre de 1976 por otros detenidos. Su presencia en Santa Fe fue probada en la causa Esma, por los dueños de un hotel donde estuvo alojada, aunque no se sabe quién pagó la factura. El Centro de Estudios Legales y Sociales (Cels) informó que fue vista por otros detenidos en la Esma.