Desde Singapur

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Ya sobre el final de esta rica experiencia que fue la misión de la Región Centro en el sudeste asiático, el gobernador de Santa Fe Hermes Binner aseguró que el objetivo fue "abrir puertas, generar las vinculaciones con los gobiernos, pero son los privados los que tienen que llevar adelante los acuerdos comerciales". Para Binner fue una "misión exitosa" más allá de los negocios futuros que se puedan hacer y las promesas de inversiones: "Me parece que estamos en vías de superar muchas debilidades que hemos tenido en nuestro país respecto de la articulación de lo público con lo privado". Por su parte, el ministro de la Producción Juan José Bertero señaló que se iban de aquí "con la certeza de que hay mucho interés por futuras inversiones de capitales de Malasia y Singapur en nuestra región", y no descartó que en el caso de Singapur esas inversiones puedan estar relacionadas "con nuestros puertos y aeropuertos" ya que manifestaron querer estudiar inversiones no sólo en agroalimentos sino también en logística.

El balance del gobierno de la provincia de Santa Fe y los empresarios que integraron esta misión de la Región Centro junto a sus pares de Córdoba y Santa Fe fue muy positivo aquí en las últimas horas de permanencia de la delegación argentina en Singapur. Quedaron muchos contactos comerciales, pero también la posibilidad de mostrar que esta amplia y productiva zona de Argentina no sólo tiene los comodities conocidos para ofrecer: hay además posibilidades concretas de recibir capitales asiáticos tanto en agroalimentos como en logística de puertos y aeropuertos.

"Le hicimos notar y también los interesamos en la posibilidad concreta que nosotros podemos ofrecer a través de nuestros puertos y la hidrovía", dijo Bertero tras las reuniones mantenidas en Singapur. "Pudimos explicar que no sólo veníamos a ofrecer carne, leche y pollo, sino también condiciones concretas para que nos visiten y evalúen ellos mismos la posibilidad de invertir en nuestra provincia", agregó el funcionario.

A diferencia con lo que sucede en Malasia, en Singapur el Estado es laico y por lo tanto en el mercado de carnes no rigen las restricciones musulmanas. Pero hay que competir con los australianos. "Están acostumbrados (en Singapur) a un tipo de ternera que tiene que ver con la carne de fitlot de Australia, que da un tipo de carne con mucho más grasa. Pero tenemos posibilidades de competir aún con el costo de los fletes por la distancia a la que estamos nosotros", dijo Jorge Torelli del frigorífico Mattievich. Con el pollo pasó otro tanto. Los empresarios del rubro avícola que llegaron hasta aquí comprobaron que en Singapur se consumen unos 35 kilos de pollo por cabeza al año y que pueden llegar a competir con Brasil en los precios.

En Singapur hubo posibilidad de recorrer su cosmopolita avenida Ochard, en la que los shoppings se multiplican en cada cuadra, donde marcas como Marks & Spencer, Armani, Valentino, Louis Vuitton, y muchas otras tienen más locales que en cualquier capital europea. También para darse un pase por la Arab Street donde la mezquita más grande de Singapur atrae a los turistas junto a los negocios de telas y alfombras de los negocios árabes. En Little India es posible apreciar las sedas incomparables y los negocios de comidas típicas. Así como desde las alturas de una inmensa rueda gigante giratoria se puede apreciar la inmensa bahía y las modernas construcciones, o el viejo edificio del Raffles Hotel construido en 1887 y convertido en símbolo de la elegancia oriental. Allí estuvieron alojados desde Rudyard Kipling a Charlie Chaplin. En definitiva, una ciudad estado que no tiene nada que envidiar una capital europea y en donde la vida suele ser tan cara como en ellas.