Sáb 06.03.2010
rosario

SANTA FE › ARRANCó EL SEGUNDO JUICIO POR DELITOS EN LESA HUMANIDAD EN SANTA FE

El martirio de Amalia

Barcos, quien operaba como Personal Civil del Inteligencia, está acusado del secuestro y torturas del ex dirigente de la Ctera, José Tur y de su ex esposa, Amalia Ricotti. El represor abandonó la audiencia cuando la mujer detalló los apremios.

› Por Juan Carlos Tizziani

Arrancó ayer el segundo juicio por crímenes de lesa humanidad. El Tribunal Oral de Santa Fe comenzó a juzgar a un ex agente civil de la dictadura, Horacio Américo Barcos, que operaba como Personal Civil del Inteligencia (PCI) al servicio del Destacamento de Inteligencia Militar 122. Lo acusan por el secuestro y torturas al historiador y ex dirigente de la Ctera ya fallecido, José Alberto Tur y a su ex esposa, Amalia Ricotti, en mayo de 1978. Barcos se negó a declarar cuando el presidente del Tribunal, José María Escobar Cello le ofreció la posibilidad de hacer su descargo y después abandonó la audiencia cuando Ricotti lo acusó por el martirio que padecieron ella y su ex marido.

Amalia dijo que el grupo de tareas estaba integrado entre diez y quince represores y logró identificar a cinco de ellos: a Barcos por su nombre y apodo (lo llamaban "Quique") y a los otros cuatro por sus alias: "Oca" (que la custodiaba junto con "Quique"), "José" (un ex montonero quebrado que colaboraba con la represión ilegal), "Vicente" (que después de la

liberación pasó a controlarla en la calle y hasta intentó propasarse con ella) y "Carlitos" (que también desempeñaba un rol importante en el grupo). "Vicente" es uno de los nombres de guerra con que se conocía al ex suboficial del Ejército, Eleodoro Jorge Hauque, identificado también como "Lolo" o "Turco" y que operaba como el jefe de los PCI, según reveló en la etapa de instrucción el jefe del Destacamento de Inteligencia 122, coronel Domingo Manuel Marcellini. Hauque también figura en la lista del Batallón de Inteligencia 601 que se conoció hace dos semanas.

El relato de Amalia enmudeció a la sala del Tribunal. Hasta que en un momento la voz se apagó en llanto. "¿Quiere hacer un descanso?",

le propuso Escobar Cello. Y el juicio pasó a un cuarto intermedio de diez minutos. Tras la pausa, el abogado de Barcos, Néstor Oroño, pidió permiso para que su cliente se pueda retirar del recinto.

¿Qué le pasa? ¿Está enfermo? -le preguntó el presidente del Tribunal.

La respuesta de Oroño no se escuchó. Pero Barcos se levantó y se fue. No muy lejos, hasta el subsuelo, donde hay un calabozo con un plasma gigante para que los imputados puedan ver y escuchar a sus denunciantes

por TV.

Ricotti dijo que ya había identificado a Barcos en un encuentro casual durante la dictadura y que después lo volvió a ver en una cola

del Banco Nación. Lo encaró y le dijo: "'¿Usted se acuerda de mi? ¿Sabe quién soy yo'". El me miró, tenía un papel en la mano y temblaba: "'No, señora', me contestó. 'Vos sos Quique', le dije".

No, señora, usted está equivocada. Yo soy Horacio Américo Barcos -le respondió el acusado.

El fiscal Martín Suárez Faisal le preguntó a Ricotti si "esa persona era la misma que estaba en la sala" hasta unos minutos antes.

Sí -respondió Amalia.

La abogada querellante Zulema Rivera le planteó entonces si también era la misma que la apuntó con un arma en el operativo del secuestro,

el 16 de mayo de 1978, frente a los elevadores de granos del puerto de Santa Fe.

Sí- ratificó Ricotti.

¿Recuerda cómo era el arma?

Un arma corta, de puño, una pistola o un revólver.

En el secuestro, ¿alcanzó a ver a otras personas?

Sí, una persona robusta de cabello castaño. Era "José". Porque así lo llamaban sus compañeros de la patota, decían que había sido montonero y que ahora estaba colaborando. Nos decían que había que tomarlo como

ejemplo.

¿Que hacía ese tal José?

-Me sacó del auto. Lo ví de muy cerca.

Y cuando lo interceptaron los captores ¿le dijeron algo?

Hablaban a los gritos. Fue todo muy rápido y violento. Escuché muchos gritos.

Usted nombró a Quique y a Oca, ¿recuerda otros?

Si, "Carlitos"- señaló Ricotti. Un represor al que en otro pasaje del testimonio dijo que parecía estar a cargo del grupo de tareas.

Una pregunta de la jueza Ivón Vella que se confundió entre "José" y "Carlitos" sorprendió a Ricotti. "No entiendo qué me quiere

preguntar", le contestó Amalia. Al final, el mal entendido se superó cuando Vella le planteó si había visto a "José" en el centro clandestino.

Sí, estuvo en la casa porque lo nombraban. Ellos decían que era un colaborador y que había participado en el operativo. Pero yo no lo ví-

respondió Ricotti.

¿Cuántas personas estaban en la sala de torturas? -siguió la doctora Rivera.

Se escuchaban muchas voces.

¿Reconoció algunas de esas voces?

La reconocí porque Quique me decía quién era.

Usted dijo que sufrió abusos sexuales. ¿Quién abusó de usted?

Quique.

Además de Quique, ¿hubo otros?

Sí.

¿La violaron?

Sí. Quique.

¿Alguien más?

Sí.

Esa persona que hacía de jefe, ¿participó en los abusos sexuales?

No sabría decirlo.

¿Por qué le preguntaban si estaba embarazada?

Era repetitivo. "Ché, Flaca, ¿no estarás embarazada?", me preguntaban- concluyó Amalia.

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