SANTA FE › SE ACORTAN LOS PLAZOS PARA PRESENTAR CANDIDATURAS Y HAY QUE DEFINIR.
Muchos parecen empeñados en vender caro su "renunciamiento" y otros ya están perfilados hacia la interna y la general de julio. Los candidatos del oficialismo provincial y nacional, y la decisión que puede tomar el intendente Miguel Lifschitz.
› Por Pablo Feldman
Se acercan las horas de las definiciones, aun cuando varios de los precandidatos especulan hasta el final del plazo legal para "vender" más caros sus renunciamientos. En este marco se hace difícil distinguir entre quienes adhieren a ese sistema de posicionamiento político de aquellos que en verdad están sopesando sus chances y oportunidades. Hay sin embargo un par de candidatos que parecen inamovibles y salvo algún golpe de furca -improbable a esta altura- serán de la partida. En el oficialismo es Antonio Bonfatti, y en la vereda de enfrente es Agustín Rossi. Si bien la suerte de ambos está atada a sus máximos referentes, no se avisora que Hermes Binner o Cristina Fernández de Kirchner vayan a cambiar sus estrategias.
En el socialismo el senador Rubén Giustiniani -que voluntariamente ha achatado su perfil en los últimos días- anuncia el lanzamiento de su precandidatura a la Casa Gris para el 5 de febrero, algo así como el siglo que viene en los tiempos que corren. Salvo sus más cercanos colaboradores que sostienen que "se hace en esa fecha para organizarlo bien", el resto del partido supone que es una señal para iniciar el camino del desmonte de su postulación, naturalmente con una negociación de por medio, circunstancia que siempre le resultó favorable al Senador porque cada vez que lo hizo obtuvo lo que quiso. Esta vez tal vez lo logre, sólo si entre lo que quiere no está la candidatura a gobernador que por ninguna razón Hermes Binner dejará en sus manos. Fuera de eso, y la Intendencia de Rosario, que dependerá de lo que diga Miguel Lifschitz, lo demás está abierto al diálogo, incluidas la candidaturas nacionales que es lo que realmente le interesa al Presidente del PS.
"Tenemos que lograr primero la unidad del socialismo para avanzar luego en la unidad en el Frente Progresista", sostuvo el siempre criterioso Raúl Lamberto a sabiendas de que su candidatura a Intendente de Rosario plagada de afiches de claro impacto- no tendría mucho más recorrido. Pero el "Pato" es un hombre de partido y sabe los riesgos que se corren por bravatas o caprichos. Absolutamente innecesarios.
Los radicales también esperan que muevan los socialistas. Miguel Barletta, que había lanzado su candidatura pensando en negociar en una posición de fuerza, no se puede "bajar" mientras haya dos candidatos del PS, y sabe que sus plazos se acortan sobre todo para decidir si seguirá en la ciudad, eventualmente aceptará acompañar a Bonfatti o piensa en la lista de diputados nacionales para las elecciones octubre. La que sí está descartada es la operación que circuló "brevemente" esta semana de un posible acuerdo Giustiniani Barletta. Salvo que el senador le ofrendara el numero uno al intendente radical, Barletta obtendría lo mismo en la "concesionaria oficial". Y si bien Giustiniani hasta hoy estaría dispuesto a regalarle la única banca en el Senado del socialismo en medio siglo, se hace difícil pensar que haría lo propio con la candidatura a gobernador.
Los plazos se pueden acortar si Miguel Lifschitz anuncia que irá por un tercer período en Rosario. Lo que hasta hace poco parecía imposible hoy ya no lo es y comienza a transitarse el camino de lo probable. Si no es él será alguien que siga su proyecto y el Intendente podría estar en la boleta como candidato a senador por el Departamento Rosario. No sería lo mismo, todos lo saben, y es por eso que también se demora esa definición que saldaría no ya la interna del Frente Progresista sino que comenzaría a perfilar la elección provincial, con un peronismo que todavía no luce preocupado por el handicap que le otorga la interna socialista.
No obstante, el PJ tendrá que definir su estrategia al margen de los que hagan los socialistas. El primer paso es saldar la historia de "ir por afuera o por adentro". En ese sentido lo de Rafael Bielsa es propio de quien ha visto a la Virgen entre azahares y mandarinas. Dijo que Néstor Kirchner le dijo antes de morir que "hay que ir por afuera", y hace unos días calificó de "traidor" al que vaya por fuera del PJ. Lo que sucede es que "por fuera" va Rossi con los colores del Frente para la Victoria, y ahí Bielsa no tiene nada armado. Por "adentro" está el reutemismo residual, lo que queda del obeidismo y Omar Perotti, que es quien más seriamente ha encarado la campaña, pensando realmente en ser candidato, aun cuando tal vez no llegue a serlo.
En el peronismo, con excepción de Rossi, están esperando que el Lole se despierte -no hay señales de que eso pueda ocurrir- que Jorge Obeid deje de acercarse tanto a Mauricio Macri y a Francisco de Narváez, y en el caso del Intendente de Rafaela, ver las últimas encuestas y tal vez sentarse a conversar con el "Chivo". "Bielsa va a hacer lo que digamos nosotros", sostuvo hace unos días un operador de la Casa Rosada. Lo más probable, entonces, será que se vuelva a su casa en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y si no fuera así sería bueno que conteste lo que le preguntó uno de los más cercanos colaboradores de Rossi, el diputado provincial Luis Daniel Rubeo: "que me diga en qué escuela votó en el 2009 y dónde vive en Rosario". Sin comentarios.
Podría decirse, parafraseando al gran maestro Miguel Najdorf, "mueve la dama, y termina la partida".
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