SANTA FE › BINNER LANZó LA CAMPAñA DE SU ELEGIDO EN LA CIUDAD DE SANTA FE
"El cambio tiene que continuar", dijo Binner, mientras señalaba a su ministro para continuarlo. "Tengan ustedes la plena seguridad que el compañero Bonfatti no es un recién llegado a la política", dijo. "Asumo el desafío", dijo el candidato.
› Por Juan Carlos Tizziani
Desde Santa Fe
Hermes Binner dejó en claro ayer que se cargará al hombro la campaña electoral de su elegido para que lo suceda en el gobierno de la provincia, a fin de año. "Las elecciones de 2011 son una gran oportunidad para seguir construyendo en Santa Fe. Los proyectos son colectivos. Entonces, lo que hay que reelegir es el programa", propuso el gobernador. Y señaló a su amigo Antonio Bonfatti, como el encargado de continuar el rumbo. "Asumo el desafío", le prometió el ministro de Gobierno y Reforma del Estado.
El arranque fue un acto un acto multitudinario en el casco histórico de Santa Fe. Bonfatti en el centro de la escena y de un lado, Binner y del otro, el intendente de Rosario, Miguel Lifchitz. En frente, centenares de socialistas que sobrepasaron la capacidad del salón del colegio Inmaculada, frente a la plaza de Mayo. Un lugar que no pareció elegido al azar porque es el mismo donde Binner comenzó su campaña de 2007, que lo llevó a la Casa Gris después de veinticuatro años de gobiernos justicialistas. Cábala o no, la sala quedó chica. Los seguidores de Bonfatti ocuparon las 800 butacas, así que ahora la discusión sobre la convocatoria se planteará sobre la cantidad de gente que había en los pasillos, en el hall, en el patio del colegio y hasta en la calle.
Binner estaba eufórico. Saludó con los puños apretados el largo aplauso que le reservaron sus partidarios. No faltó ningún ministro del gabinete, pero en la primera fila se ubicaron los radicales que apoyan a Bonfatti, entre ellos el intendente de Santo Tomé, Fabián Palo Oliver, su colega de San Justo, Marcelo Mauro y el ex presidente del Concejo Municipal de Santa Fe, Jorge Henn. Un trofeo político.
El gobernador explicó por qué se cargará al hombro la campaña de Bonfatti. "Uno escucha algunos consejos que le dicen: 'Ya estás transitando el cuarto año de tu gobierno, ya hiciste, comienza a aterrizar lentamente como lo hacen los aviones. Andá, despacito. Ya todo lo que se hizo, está hecho y mudate a la Nación. Por ser el primer gobernador socialista del universo y los alrededores te merecés un bronce". La ironía encendió una ovación de sus partidarios. Pero Binner siguió: "Otros me dicen: ¿qué bronce? ¡Un mármol!'. ¡Basta!. No quiero un mármol", volvió a bromear el gobernador. "¡Afuera el mármol!" Y estalló una carcajada general.
"Lo que nosotros tenemos que ver es que el 2011 es una gran oportunidad. Y esa oportunidad va de la mano de seguir construyendo en Santa Fe. Nuestro corazón está en Santa Fe. Y por eso, como dice la letra del tango: 'no nos encandilan las luces del centro'", agregó.
"Entonces, la síntesis de todo esto es que lo que hay que reelegir es el programa. Y que el cambio tiene que continuar", dijo Binner, mientras señalaba a su elegido para continuarlo. "Tengan ustedes la plena seguridad que el compañero Bonfatti no es un improvisado ni un recién llegado a la política", dijo. Y recordó que ambos se conocieron cuando eran estudiantes en la Facultad de Medicina de Rosario y salían a "vacunar perros contra la rabia". Otra carcajada general.
"Estamos convencidos que lo que hay que reelegir es el programa. Hay algo que no cambia, que es el deseo extraordinario y permanente de cambio", insistió Binner.
Los jóvenes socialistas despidieron a su jefe con un clásico: "¡Binner, corazón! ¡Acá tenés los pibes para la liberación!". Aunque un rato después recibieron a Bonfatti con un latiguillo un tanto más pragmático. "¡Bonfatti, corazón! íAcá tenés los pibes para la gobernación!". "Tenemos que redoblar nuestros esfuerzos para seguir transformando la realidad. Esta herencia pesada que recibimos como provincia con un Estado ausente, un sociedad fragmentada y sin proyectos en salud y en educación. Una provincia donde se destruyeron las empresas públicas, donde se privatizó el Banco de Santa Fe y tuvimos que pagar 4.000 millones de pesos para privatizarlo. Hoy, aquellos que nos dejaron esa herencia se juntan para denostarnos y desalojarnos del gobierno", dijo el candidato.
Lifschitz se encargó de poner un toque de moderación política: "Debemos transitar la interna procurando no abrir heridas innecesarias o generar brechas que sean difíciles de cerrar al día siguiente de terminada la interna. Porque necesitamos de todos los brazos del Frente Progresista. No solo para volver a gobernar y ganar en Santa Fe, sino para consolidar un proyecto político que se consolida en el gobierno, en la gestión, pero también en la calle, en el trabajo cotidiano con la gente".
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