SANTA FE › MARíA PAGANO HABLA DE LAS ABOGADAS ASESINADAS POR LA TRIPLE A.
Marta Zamaro y Nilsa Urquía eran abogadas de presos políticos y delegadas gremiales de Nuevo Diario un periódico que cerró en 1976. La Asociación de Prensa de Santa Fe promueve que se declare este caso como crimen de lesa humanidad.
› Por Juan Carlos Tizziani
Desde Santa Fe
Las abogadas y defensoras de presos políticos, Marta Zamaro y Nilsa Urquía, estaban amenazadas de muerte por la Triple A un mes antes de su secuestro y asesinato, el 14 de noviembre de 1974, y una de ellas, Nilsa, hasta había comprado los pasajes de avión para volar al exilio en México, el mismo día del crimen. "Todas estábamos condenadas a muerte", dijo una compañera de militancia de ambas y sobreviviente de la persecución, María de los Angeles "Pocha" Pagano. Ella era la tercera en la lista. Salvó su vida porque se marchó de la ciudad, como hicieron otros trabajadores de Nuevo Diario, un matutino que cerró con el golpe de 1976 y donde Marta y Pocha eran delegadas gremiales. Pagano volvió a Santa Fe hace tres años con la misma motivación que la guía desde entonces: que la justicia investigue aquel crimen del terrorismo de estado y termine con 37 años de impunidad. "Es una deuda que tenemos con Marta y Nilsa, que pagaron con la vida su compromiso social y su militancia", dijo en un diálogo con Rosario/12.
La Asociación de Prensa de Santa Fe ratificó esta semana que promoverá ante la justicia federal la reapertura de la causa para que el homicidio se declare delito de lesa humanidad y se presentará como querellante junto a familiares de las víctimas. Una decisión que no tiene antecedentes en el país. La Secretaría de Derechos Humanos de la provincia informó que también aportará pruebas, entre ellas el expediente que se tramitó en la justicia ordinaria y se cerró el año pasado.
Pagano recordó que un mes antes del atentado, el director de Nuevo Diario, Alfredo Sahd las llamó a Zamaro y a ella para mostrarles una lista de condenados a muerte por la Triple A que había llegado a la empresa. Las dos eran obreras gráficas y delegadas sindicales. "Todos los meses teníamos problemas para cobrar el sueldo. En octubre de 1974, Sadh nos llamó a Marta y mí para decirnos que la termináramos, que al diario había llegado una nota que recibió un empleado de la oficina de Personal, de apellido Pérez Llana. Y nos mostró la hoja. Era un papel escrito a máquina que decía: "Condenados a muerte por la Alianza Anticomunista Argentina". En primer lugar estaba Marta. Yo no recuerdo si estaba segunda o tercera, creo que figuraba antes que Nilsa. Y después, seguían siete u ocho compañeros más del diario, entre ellos (la abogada) Alcira Ríos y (su esposo) Luis "Tatino" Córdoba, que trabajaban en la redacción. Vimos que la amenaza estaba firmada por el Comando Anticomunista del Litoral (CAL). Eso fue en octubre y en noviembre, secuestran y asesinan a Zamaro y Urquía".
"A mi ya me había advertido: "Termínenla porque va a pasar algo muy jodido". Pero nosotras, ingenuamente, hasta ese momento tipeábamos y redactábamos o contábamos la historia de los otros. No teníamos idea. Sabíamos que teníamos enemigos, pero no que tan cruel", recordó Pocha.
¿Y la justicia nunca siguió esa línea de investigación?
Nunca. Lo que siempre llamó la atención es que figurara el nombre de Nilsa en una lista de trabajadores de Nuevo Diario porque la única que no trabajaba en la empresa era ella. En todos estos años, hemos pensando sobre quiénes pudieron ser los responsables del crimen. Es un tema delicado.
¿Cuál es su hipótesis?
Es tan delicado y serio que si llegamos a esta instancia (de una reapertura de la causa) lo vamos a plantear ante la justicia. Ahora, surge la posibilidad de reactivar la investigación judicial, pero los primeros años era enfrentarse con la monstruosidad de quienes yo nunca pude calificar como personas, sobre todo porque lo que hicieron con Marta y Nilsa no tiene nombre.
¿Usted y los otros condenados por la Triple A se tuvieron que ir de Santa Fe?
Si. A Marta la llevamos al cementerio el 18 de noviembre de 1974 y un mes después, el 18 de diciembre murió mi padre, pero yo no pude ir al entierro porque avisaron que me estaban esperando. Y desde entonces, cada vez que me despierto agradezco estar viva.
¿Qué pasó con esa amenaza? ¿El director del diario hizo alguna denuncia?
No hizo absolutamente nada. A la nota la vimos nosotras y otros compañeros de la redacción. Sadh nos llamó a Marta y a mi porque éramos delegadas titulares del gremio gráfico, y creo que Alcira también la vio. Yo no sé si lo habré soñado, pero tengo idea de que esa lista estaba en algún lado, que la volvía ver después.
¿Tiene ese recuerdo?
Si, si. Tengo en mi memoria que después, en algún lugar, volví a ver ese papel con la amenaza. Era una hojita de 15 por 20 centímetros.
¿Y usted era la próxima víctima de la Triple A"
Si. Bueno, estoy viva. No soy creyente, soy agnóstica, pero todos los días agradezco estar viva. Soy una sobreviviente. Me fui a Buenos Aires. Regresé a Santa Fe en 1979 para tener mi segundo hijo y me fui. Hace tres años, volví con el objetivo de reabrir la causa. Por eso volví -relató Pocha.
¿Cómo se siente ahora que se puede reabrir la investigación?
Sí, hay posibilidades. Creo que la única lucha que se pierde es la que se abandona. Yo nunca perdí la relación con la familia de Marta porque éramos muy amigas, compañeras de trabajo y compañeras de militancia. Esperé los tiempos de ellos porque fueron los que más sufrieron el crimen -dijo Pagano.
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