SANTA FE › JUICIO ORAL POR LA APROPIACIóN DE UN NIñO DURANTE LA úLTIMA DICTADURA EN RECONQUISTA
El jefe del grupo de tareas, Sambuelli; la apropiadora Cecilia Góngora y la médica que atendió el parto, Elsa Nasatsky de Martino, estarán en el banquillo por robar a José Luis Maulín, hijo de dos sobrevivientes del terrorismo de estado.
› Por Juan Carlos Tizziani
Desde Santa Fe
El bebé nació el 26 de marzo de 1977, en un sanatorio privado de Reconquista, donde a la madre ni siquiera le preguntaron su nombre. El 6 de abril, sus apropiadores lo inscribieron como si fuera hijo legítimo. Treinta y seis años después, el 13 de marzo de 2014, el Tribunal Oral de Santa Fe, comenzará el primer juicio de lesa humanidad por la apropiación de aquel niño, que el mes que viene cumplirá 37, en el transcurso del debate oral. El análisis genético ya confirmó que es el hijo biológico de Rubén Maulin y Luisa Pratto, dos sobrevivientes del terrorismo de estado. En el banquillo, estarán el jefe del grupo de tareas que operó en la III Brigada Aérea de Reconquista, Danilo Sambuelli; la apropiadora Cecilia Góngora -como se conoce la causa- y la médica que atendió el parto, Elsa Nasatsky de Martino. Sambuelli ya cumple una condena --en su casa- a 21 años de prisión por secuestros y torturas de 38 militantes políticos, entre ellos Maulín y la "violación agravada" de Griselda Pratto, hermana de Luisa. Mientras que las dos mujeres imputadas están "en libertad bajo caución".
El fiscal Roberto Salum investigó el caso de José Luis (que aún tiene el apellido de sus apropiadores) como uno de los "niños robados como 'botín de guerra'. De manera de hacerlos desaparecer, anular su identidad y privarlos de vivir con su legítima familia, de todos sus derechos y de su libertad", dijo al citar a las Abuelas de Plaza de Mayo.
"El núcleo de ese accionar delictivo radicó en el traspaso de niños de un grupo a otro, produciéndose en ese contexto otros posibles delitos, tales como la falsificación de certificaciones de niños nacidos vivos, la inscripción dolosa de los recién nacidos como hijos de sus sustractores, o bien adopciones fraguadas. Todos, tendientes a asegurar la impunidad de los autores y partícipes, resultando esos niños sometidos al mismo proceso de desaparición y victimización, sustraídos de sus madres luego del parto, o en otros lugares, puestos fuera del ámbito familiar, retenidos, ocultados, o sea privados de libertad y de identidad", planteó Salum en el requerimiento del juicio.
José Luis nació mientras su familia biológica sufría la persecución del terrorismo de estado. Maulín y su madre ya habían sido detenidos, lo mismo ocurrió con tres hermanos de Luisa Pratto y otros compañeros de militancia. Luisa había quedado sola, embarazada y con dos hijos pequeños. Una semana antes del parto, una tía de Maulín le presentó a Cecilia Góngora. "Ella te va a ayudar a tener el bebé porque acá no podés quedarte con otro chico más", le dijo. "Ahí conocí a esa señora Cecilia Góngora de Segretin. Ella me dijo que me iba a ayudar con el bebé. 'Yo te voy a llevar al sanatorio, te voy a pagar todo'. No me dijo que me iba a robar el bebé", declaró en la causa.
El 26 de marzo de 1977, Góngora llevó a Luisa al Sanatorio Reconquista. "Llegué a las diez de la mañana", dijo. Nunca le preguntaron su nombre. "Paso directamente a la sala de parto, donde estaba la doctora Nasatsky de Martino. Tengo el bebé a las diez y media, un varón. Me descompuse ese día, estaba mal emocionalmente. La doctora me dijo que me llevaran a una sala".
A las tres horas, llegó "el médico pediatra, el doctor Restanio. Me trae el bebé y me dice que le diera de mamar. Ahí me doy cuenta de que me decía Cecilia, no dije nada". Poco después, llegó al sanatorio Griselda Pratto, la hermana menor de Luisa. Sambuelli la había liberado en la III Brigada Aérea, donde cumplió sus 17 años en un martirio. Un secuestro de casi un mes y medio, entre el 5 de febrero y el 26 de marzo, torturada y convertida en esclava sexual del grupo de tareas. Sambuelli la dejó ir ese 26 de marzo, el día del parto, "le dio unas monedas y le dijo que fuera al Sanatorio Reconquista", donde estaba Luisa.
"Griselda llegó justo cuando el doctor Restanio me había traído el bebé. Ella lo alzó y yo le dije que no lo quería ver. Mi hermana me preguntó si lo iba a dejar ahí y le dije que yo no lo podía llevar, que lo tenía que entregar. Mi hermana me dijo que no y le dije que si no lo hacía me iban a matar. Le dije que no podía hablar. Llegó entonces la doctora Martino y se lo sacó de los brazos porque Griselda hablaba muy fuerte y no se tenían que enterar otras personas. Salí del sanatorio sin mi hijo", relató Luisa.
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