No deja de resultar asombroso aún que la conducción de Federación Agraria Argentina, en el marco de la Mesa de Enlace, haya decidido compartir una mesa con la Sociedad Rural y otras organizaciones. Si bien transcurrieron seis años desde el conflicto que enfrentó al gobierno nacional con las entidades agrarias, a raíz de la Resolución 125, iniciativa que fijaba retenciones móviles para las exportaciones de maíz, girasol y soja, dicho escenario continúa siendo tema de estudio y análisis. En búsqueda de respuestas, el historiador Miguel Catalá escribió el libro "125 preguntas y respuestas sobre el conflicto campo-gobierno", que publicó Manuel Suárez Editor.

-¿Qué explicación encuentra a que Federación Agraria Argentina (FAA) se haya sentado en la conducción de la Mesa de Enlace?, empezó preguntando Rosario/12. a Catalá.

-Es difícil de explicar la participación de FAA en la Mesa de Enlace en el 2008 y bastante más difícil es explicar la permanencia de FAA en la Mesa al día de hoy, cuando ya está demostrado que los más perjudicados por cómo quedó la estructuración de las retenciones son, fundamentalmente, los pequeños productores de la pampa húmeda, aun los que hacen soja. Porque la 125 modificada tiene de alguna manera una posibilidad para que la dirigencia de FAA se corriera de la Mesa de Enlace e hiciera un acuerdo favorable a sus integrantes, los más chicos productores, algo que traía la segmentación. A los pequeños les iban a retener menos porcentaje que lo que se les retenía al crear la ley anterior a la 125.

-¿Cuál es la caracterización actual que hace del pequeño y mediano productor?

-Muchos pequeños productores están sometidos a que todo lo que ganan lo tengan que posponer en carácter de cuota de la nueva maquinaria. A lo mejor tienen cierto acceso a confort, como puede ser una camioneta que tenga todo lo que tiene que tener, pero el problema es que la mayoría de lo que ganan lo tienen que poner en pago de la cuota de la maquinaria. La hiperconcentración del capital se sigue dando en las grandes empresas de los agronegocios, los fabricantes de semillas, las multinacionales, Monsanto, Bunge.

-Compartir un espacio con la Sociedad Rural, ¿puede ser considerado como una "traición" a la historia de FAA?

-Me parece demasiado duro y demasiado grande para que yo lo diga el término traición. Lo que sí hubo es un corrimiento del proyecto en el cual yo participé, estrictamente entre 2004 y 2008, cuando era delegado itinerante de la entidad, y que tengo entendido, porque me lo enseñaron los dirigentes, que el proyecto había empezado en un gran acto que se lo conoce como "Alcorta 2000", donde Eduardo Buzzi, Omar Barchetta, Pedro Peretti y Pablo Orsolini, entre otros, hicieron lo que ellos llaman la "refundación de FAA". De ese proyecto se corre la entidad cuando en el 2008 acepta sentarse en la Mesa de Enlace, en el afán tal vez de recuperar cierta presencia en el medianito y pequeño de la pampa húmeda, que, yo te diría, estaba sin representación gremial, que se había agrupado en torno a cuestiones tecnológicas, como pueden ser Aapresid o los Grupos Crea, reuniones de pequeño empresariado agropecuario bastante lejos de lo gremial.

-En un momento del conflicto campo-gobierno, las entidades agrarias sumaron el apoyo de medios hegemónicos y dirigentes opositores. ¿Se generaron actitudes desestabilizantes?

-Hubo un inicio más calmo, pero después se llegó a un pico de virulencia fomentado por TN fundamentalmente, que lo puso a (periodista, Julio) Bazán en el puente de Gualeguaychú. Eso fomentó la virulencia en los cortes de ruta y en algunos sí hubo esto que después Carta Abierta entiende cómo actitud desestabilizadora- concluyó.