Lun 26.05.2014
rosario

SANTA FE › FAMILIARES DE VíCTIMAS SE MANIFESTARON EN EL ACTO DEL 25 DE MAYO EN SANTA FE

Para "poner paz donde haya violencia"

A diferencia del 1º de mayo, esta vez Bonfatti pudo dar su discurso en la plaza, y tomó la palabra de los manifestantes. La viuda de Adrián Escobar pudo hablar con el gobernador, que prometió recibirla hoy, a las 12, y escuchar su reclamo.

› Por Juan Carlos Tizziani

Desde Santa Fe

"Si no hay justicia para el pueblo, que no haya paz para el gobierno". Lo dice el rap que se canta desde que mataron a Adrián Escobar, el 24 de abril, en una emboscada cerca de su casa para robarle la moto. Es uno de los crímenes impunes que ayer movilizó a su esposa, María Milla, y a decenas de familiares de víctimas de la inseguridad a levantar fotos y carteles de los suyos en demanda de justicia. El acto del 25 de mayo volvió a quedar atravesado por el dolor, pero fue diferente al del 1º en la Legislatura: la marcha pacífica no impidió a Antonio Bonfatti cumplir con la tradición y leer su mensaje en la plaza. El gobernador exhortó a "poner paz donde hay violencia, solidaridad y afecto donde hay indiferencia". Y hasta agradeció a las familias de las víctimas "la actitud de no esconder las cosas, de poner los problemas arriba de la mesa, de dialogar, de enfrentar las dificultades entre todos". Después del discurso, María cruzó la calle hasta el palco y le entregó a Bonfatti su remera negra con las letras del reclamo: "Basta de impunidad". Cruzaron unas palabras, y más tarde, ella confirmó que había logrado lo que no pudo en la Legislatura: "Me dijo que me esperaba en la Casa de Gobierno, que me iba a recibir este lunes, a las 12, en su despacho".

El protocolo arrancó con el izamiento de las banderas en el centro de la plaza, que Bonfatti compartió con su ministro de Gobierno, Rubén Galassi y el presidente de la Corte Suprema, Rafael Gutiérrez. La tercera invitada fue la presidenta de la Asociación de Víctima de Familiares de la Inseguridad, Catalina Narváez, quien agradeció el gesto. "Nosotros siempre fuimos pacíficos en nuestro reclamo", dijo.

Siguió el tedeum en la Catedral Metropolitana, donde el arzobispo de Santa Fe, monseñor José María Arancedo, entregó a Bonfatti y a Gutiérrez, un documento de la Mesa de Diálogo que es un clamor por la paz en Santa Fe. Narváez explicó su protagonismo en la ceremonia de las banderas y luego en el templo. "Nuestra asociación juntó más de once mil firmas para ese documento. Vinimos a apoyar a la Mesa del Diálogo y especialmente, al arzobispo", agregó Catalina.

Sin embargo, los familiares de Adrián Escobar y de Daiana Ruiz -una jovencita asesinada en mayo de 2008, cuando volvía del trabajo a su casa, en el barrio Roma- no compartieron esa mirada. No participaron en el izamiento de las banderas y no entraron a la Catedral. "Eso sería hacer como que está todo bien y no está todo bien. Preferimos esperar afuera y que el gobernador nos vea desde la vereda de enfrente, no cerca de él", dijo María Milla. El papá de Daiana Ruiz coincidió. Llevaba una cruz negra con el nombre de su hija. "Este es el significado de la lucha de todos los días. No comparto el criterio de estar cerca de las autoridades. Solamente venimos a apoyar nuestra causa y seguir la lucha", explicó José Luis Ruiz.

María tenía en brazos a Floriana, de 4 años, y estaba rodeada por su familia y amigos. Las remeras negras tenían el pecho cruzado con una leyenda: "Adrián Escobar somos todos". Y en la espalda: "Basta de impunidad. Justicia". Y cuando se escuchó el Himno, María y los suyos, lo cantaron, pero de espaldas al palco donde estaban Bonfatti y Arancedo, entre otros.

La familia de Adrián Escobar se ubicó exactamente frente al gobernador y detrás de un cartel que denuncia el crimen impune. María ya había expresado su interés de hablar con Bonfatti, lo que no pudo hacer el 1º de mayo, en la Legislatura. "Vamos a manifestarnos pacíficamente, tranquilos, desde este lado", dijo. Después del discurso, ella cruzó la calle y se acercó a Bonfatti. Le entregó una de las remeras. El gobernador la tomó de una mano. En la otra, María sostenía la foto de Adrián y un cartel del que no se separa: "Estas lacras destruyeron a nuestra familia. ¿Cómo se lo explico a mi hija de 4 años?". Quedó frente a frente con Bonfatti. Hablaron unos segundos. Y después, María explicó que le había dicho que la esperaba hoy, al mediodía, en la Casa Gris. "Me dijo que me iba a dar la entrevista".

-¿El vicegobernador te ofreció trabajo para que te callaras la boca? -le preguntó un colega.

-No sé si para callarme la boca. Sí, me ofreció trabajo. Mi marido era el único sustento de mi familia, pero no voy a aceptar porque después van a decir que le debo un favor al gobierno -contestó.

-¿Qué se sabe del asesinato de tu esposo?

-Hay un muchacho de 18 años que está detenido porque quieren investigar cómo llegó a sus manos el celular de mi marido. No sabemos cómo llegó el teléfono a su poder, sí que después lo vendió.

-¿Y qué se sabe de los autores materiales?

-Están libres. Viven cerca de mi casa. Todo lo que yo se, todo lo que mis vecinos me aportaron, se lo entregué a la justicia. Hasta hice una carpeta con fotos e información, con los apodos que tienen, cómo se manejan. No sé que están esperando (para detenerlos) ¿Qué vengan a tirotear mi casa? ¿Que maten a mi hija? ¿Eso están esperando? Porque los tengo a una cuadra de mi casa -respondió María, que ahora vive con una custodia policial en la puerta.

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