SANTA FE › ENTREVISTA CON EL PRIMER PRECANDIDATO A DIPUTADO POR EL PARTIDO JUSTICIALISTA, HéCTOR CAVALLERO
El exintendente promete fiscalizar que el Ejecutivo cumpla con la ley y el presupuesto, porque considera que "es lo que no se hace". Dice que atrás de los candidatos "no políticos" se esconden "los reaccionarios de siempre".
› Por Luis Bastús
Otra vez más, Héctor Cavallero ha sido elegido como la mejor carta que lleve el justicialismo a una elección, al menos para disputar la mayoría en la Legislatura santafesina. Y esta vez la unción vino desde Casa Rosada, nada menos. El elude suspicacias, esquiva lecturas críticas internas y lo asume con la naturalidad de quien se considera "un socialista, aliado histórico del peronismo", y defensor del modelo K desde la primera hora. Aceptó la misión porque cree que puede hacerlo mejor que la Legislatura actual, de la que es crítico porque - interpreta- no ha obligado al gobierno de Antonio Bonfatti a cumplir la aplicación del presupuesto. "Seré el mejor controlador", promete. Por eso acusa a las administraciones de sus ex compañeros socialistas de no ser transparentes con el destino de los fondos públicos. Y - en un tiro por elevación a la moda de importar candidatos conocidos desde el espectáculo, el deporte o el periodismo- analiza que "detrás de los que no vienen de la política se esconden los reaccionarios de siempre". Lo expuso en una charla con Rosario/12, con su énfasis habitual - menos para opinar sobre la defección de María Eugenia Bielsa, pues se abstuvo- , luego de compartir la cabecera del acto de la candidatura de Roberto Sukerman a la par de Luis Rubeo, su competidor interno.
- ¿Qué significa para usted esta candidatura?
- Es un orgullo integrar la única fórmula del Frente para la Victoria, de Omar Perotti y Alejandro Ramos, y que hayan pensado en mí para encabezar la lista para Diputados. No lo tenía pensado. Es una mezcla de muchas cosas. Apoyo el proyecto nacional - no desde ahora- de una Argentina libre, independiente, con inclusión social e integrada a Latinoamérica y a los países emergentes. Un proyecto que rescató los resortes básicos de la economía, que industrializó el país y que lo desarrolló científica y tecnológicamente. Argentina cometería un error histórico si vuelve atrás en estas políticas públicas. Se puede disentir en muchas cosas, pero no en la médula del proyecto. Creo que me eligieron en parte por eso, y también quizás por la representatividad que conservo en la ciudadanía. Me siento orgulloso de acompañar a dos que han sido intendentes: uno que transformó Rafaela, otro lo hizo en Granadero Baigorria, y yo tuve un nivel de aceptación en mi gestión que todo el mundo reconoce, con aciertos y errores como toda construcción humana, pero demostré que se podía priorizar la salud pública, una política de igualación social. Es un orgullo ahora poder hacer dos cosas: si somos oficialistas u opositores, ejecutar y también controlar que se cumplan las obras de infraestructura social básica y de equipamiento colectivo en Rosario y el Gran Rosario.
- ¿Qué debe significar para el PJ su candidatura, acudir a usted, un extrapartidario?
- Nosotros somos aliados históricos del justicialismo, por razones ideológicas. Como socialista nacional, popular y latinoamericanista, creo que la columna vertebral para una transformación económica y social e independencia económica y política son los trabajadores.
- Eso en lo ideológico, pero ¿en la práctica cotidiana de la política?
- Bueno, no es novedad. Hace 20 años fui candidato a gobernador y Perotti candidato a vice. Fue una alianza similar de un sector del PJ, el de los intendentes.
- Recién compartió mesa con Rubeo, pero es su competidor ¿cómo vive ese quiebre, siendo que ha integrado listas y bloque con ese espacio?
- El espacio es uno: el Frente para la Victoria. Es fácil, coincidimos en el proyecto de la ciudad y por eso trabajamos juntos. Nosotros un poyecto provincial por sugerencia y participación de muchos que pertenecemos al proyecto nacional. A mí me convocaron dos personas que no son desconocidas para mí, y por eso me integro. Nunca descalifico a quienes compiten conmigo, siempre hablo de lo que nosotros vamos a hacer.
- ¿Pero Casa Rosada eligió a usted y no a otro. ¿Por qué?
- Creo que hay muchas cuestiones convergentes. Una es la identificación con la línea general del proyecto. Además se tiene en cuenta la representatividad, y también algo que muchas veces escasea en política: el convencimiento de llevar las cosas adelante. Hoy se fijan más quién es ganador en política para ir a encolumnarse detrás antes que el convencimiento de un proyecto político. Claro que quiero competir con los que están porque creo que podemos hacer cosas mejores. Nadie tiene un ciclo agotado, pero ellos no cumplieron con las expectativas que la gente había depositado, sobre todo en Rosario. Se desmadró la inseguridad, no hay obras de infraestructura de envergadura. Prefiero decir qué vamos a hacer nosotros, la gente está cansada de los gritones.
- ¿Cómo evalúa el desempeño de la Legislatura en los últimos 4 años?
- Todo el mundo sabe que mi posición es crítica. La oposición debe ser constructiva, doy las herramientas para la gobernabilidad, pero también exijo el cumplimiento de las asignaciones presupuestarias, y no como ocurre en la Municipalidad y en la provincia también, que las asignaciones con afectación específica en el presupuesto no se cumplen y el dinero se pasa a Rentas Generales para tapar un déficit. Desde la Cámara seré el mejor controlador, sea un gobierno oficialista u opositor el que asuma. Ya me puse a estudiar el presupuesto provincial. Yo controlo decreto por decreto, y si me falta un número vuelvo atrás. Así agarré lo del coach (la contratación del asesor Alejandro Marchesán por parte del municipio). Mejor controlador que yo no va a haber.
- A esta Legislatura se le critica haber sido concesiva con el plan del Ejecutivo.
- Yo planteo por la positiva. Lo que pasó, pasó. Soy crítico y se lo he dicho a propios y extraños, como crítica política, no personal. En la personalización se pierde el sentido político e ideológico de la crítica.
- ¿Cuáles son las leyes imprescindibles y urgentes que hacen falta?
- Primero, con las leyes que existen, darle más autonomía a los municipios, más coparticipación. En seguridad hay que descentralizar. No puede ser que vengan policías de Vera y Calchaquí, viviendo en pensiones. Tiene que ser la policía de proximidad, y jerarquizar sus sueldos para que no vayan entre cinco a dormir a un mismo lugar. Hacer carreras universitarias sobre seguridad. Hace 20 años que propongo destinar un porcentaje del impuesto inmobiliario a planes de vivienda para policías, e inversión científica de la policía. Como socialista, entiendo que la seguridad es sinónimo de libertad, porque si no podés salir a la calle después de las siete de la tarde por tener miedo, no es posible el ejercicio de la libertad.
- ¿Por qué suele refutar el argumento del Frente Progresista sobre su transparencia de gestión?
- Cuando en un presupueto hay un fondo específico - por ejemplo, el de grandes desagües pluviales, que yo creé: 12,76 por ciento de la TGI- el dinero debe ir a eso y no a otra cosa. Pero en estos veinte años aquí se sub utilizó siempre. Se hicieron obras hidráulicas, pero no las que debían hacerse. Entonces, nos volvimos a inundar. Soy muy gentil en las calificaciones: digo que se sub utilizó, pero si profundizamos, en realidad lo que hacen es una malversación, porque es dinero que por ordenanza está destinado a una cosa, pero que gran parte de él no se utiliza y se lo pasa a Rentas Generales, que es el pozo negro de los malos administradores porque se usa para tapar el déficit económico cuando se gasta más que los ingresos, y el déficit financiero, con los servicios de la deuda. No hablo de corrupción pero sí de falta de transparencia en el manejo de la administración pública. La secretaria de Hacienda dice que como no le alcanzaban los ingresos recortó la obra pública. No se puede hacer eso. Cuando yo era intendente, si no me alcanza la plata, iba al Concejo y daba el debate. Hoy falta transparencia.
- ¿Por qué cree que prende tanto el discurso de la antipolítica que propicia, por ejemplo, el presente de Del Sel?
- Se dice como un mérito que un candidato no venga de la política, hasta hay uno que quiere ser presidente y promueve una candidatura diciendo que no viene de la política. Yo me siento orgulloso de venir de la política. Dicen que no vienen de la política y que tienen grandes equipos. Quisiera saber quién va a gobernar. Hay tipos profundamente reaccionarios, echados de los gobiernos provinciales y hoy están en los equipos técnicos de gente que dice que está en la antipolítica. Yo elijo un intendente o un gobernador para que lidere una gestión: ¡El mismo, no el ministro de Economía! Ya tenemos experiencia con los Cavallo y esas mugres. Pero ese discurso prende porque cada vez los problemas son más complejos y más difíciles de solucionar a corto plazo, la gente se siente insatisfecha y cree que con aquellos que no vienen de la política se van a solucionar rápidamente. Los que hacen a la antipolítica siempre recurren a los mismos equipos técnicos, los que postergaron a la República Argentina, y en esa postergación, los más perjudicados siempre fueron los que menos tienen, los trabajadores.
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