SANTA FE › DESPUéS DE LAS PASO Y EL ESCRUTINIO DEFINITIVO, SE LARGA UNA CARRERA CON FINAL ABIERTO
Sólo el Partido Socialista quedó muy por debajo de sus expectativas en las elecciones. Tanto Perotti como Lifschitz intentarán ser los que encarnen la polarización entre dos modelos de gestión, para ubicar a Del Sel en sus antípodas.
› Por Pablo Feldman
Los resultados de las PASO celebradas el domingo pasado confirman el escenario de "final abierto" pronosticado en la previa de los comicios. Sólo el Frente Progresista no cubrió sus expectativas, y si se hila más fino, los candidatos socialistas fueron los que no alcanzaron los objetivos que se habían propuesto. Esto en el caso de las categorías más importantes, las de gobernador e intendente de Rosario. En el resto, sobre todo en la de diputados provinciales, los candidatos del oficialismo no solo ganaron sino que lo hicieron por amplia diferencia, como fue el caso de Antonio Bonfatti, quien de este modo esquiva la carga del "voto castigo", que no puede esgrimirse a la hora del análisis. En todo caso, el mayor peso recae sobre Miguel Lifschitz y Monica Fein, quienes encabezarían sendos ejecutivos y que han sido severamente advertidos en el mejor de los casos de que tal como van, sus destinos no son los que anhelaban.
Lisfchitz dejó en el camino mas de 100 mil votos que sí cosecho Bonfatti y, si se compara con su elección para senador por Rosario en 2011, sólo en el departamento se le esfumaron más de la mitad de sus sufragios. Fein, en tanto, no fue la primera opción en ninguna de las seccionales de Rosario. Aquí el aporte de Pablo Javkin fue decisivo para que en la cuenta final el Frente aventajara por alrededor de 8 puntos a la candidata del PRO.
A todo esto se agrega el lamentable escrutinio provisorio (EP), que no solo privó a los sanfesinos de la información veraz y completa, sino que abrió la puerta a denuncias razonables y disparates de todo tipo, que no hicieron mas que comprometer la imagen del gobierno, y que obligaron a Miguel Lifschitz a sumarse a los pedidos de renuncia de algún responsable -"técnico" dijo el candidato-, para no profundizar una brecha a esta altura indisimulable en las filas del oficialismo.
Miguel Del Sel hizo una eleccion a la altura de lo que el mismo esperaba, y sus adversarios temían. El cómico se mostró tal cual es a la hora de los festejos, rodeado de su jefe Mauricio Macri y de un adusto Carlos Reutemann, quien se dedico a mandar y recibir mensajes con su celular mientras el candidato se paseaba sobre el escenario. Su estrategia de hablar lo menos posible dio buenos resultados, sumada al aporte involuntario de la gestión socialista que -como dijo el ministro de Gobierno Ruben Galassi- "no dio respuestas esperadas por la sociedad en algunos aspectos". Pero el mismo funcionario hizo un diagnóstico que eludieron los candidatos. "El tema de la seguridad en este último tiempo y algunas deficiencias en servicios, en Rosario especialmente, explican esto que pasó en la primarias", dijo quien esta cuarto en la lista de diputados provinciales.
En rigor, la peor elección del socialismo fue en Rosario, donde no solo ganaba sin ayuda, sino que sacaba una ventaja indescontable en el resto de la provincia. En menor escala, eso pasaba en la ciudad, donde en las seccionales del centro había que sumar nada más por cuánto ganaba y compartía la punta en las de los barrios. Nada de eso ocurrió y, de no ser por el aporte de Javkin a quien probablemente se lo vea cerca de Fein más que a Mario Barletta de Lifschitz fue fundamental para que la noche triste del domingo no fuera de velorio.
La tarea de Lifschitz para los proximos 40 días será tratar de retener los votos de su socio, Mario Barletta, quien por ahora no se vistió de amarillo, y recuperar la confianza de votantes que él cree que en las PASO le hicieron un "llamado de atención". Ninguna de las dos cosas parece sencilla y es por eso que el resultado no depende de él mismo, sino también de lo que suceda con el Frente para la Victoria, que logró lo que se había propuesto: superar los 20 puntos en las primarias.
Tanto Lifschitz como Omar Perotti pretenden polarizar con el PRO. La misma noche en que en otro "error no forzado" el candidato socialista dijo que había ganado su frente con las mesas testigos, cosa que después el maltrecho escrutinio definitivo desmintió, Lifschitz sostuvo que la del 14 de junio "será una elección polarizada entre dos modelos diferentes, el que llevamos nosotros adelante y el de la vuelta a los 90", en una simplificación precisa.
Perotti, a su turno, dijo que "aquí lo que se voto es el cambio, y en ese sentido estamos nosotros con un proyecto de anclaje nacional y el PRO con una propuesta completamente diferente" sostuvo.
Del Sel, por su parte, empezó a tomar carrera y, antes de que pudieran pararlo, salió a prometer que si ganara, al día siguente el narcotráfico se irá, o poco menos; que irá a pintar las rutas con varios camiones y otras "propuestas" que no se conocieron en la campaña y que afloran tras su victoria en las PASO. El escenario de disputa de votos entre los frentes puede favorecerlo. Sabe que con el 32 por ciento que cosechó el domingo no le alcanza para ser gobernador. Aspira que a Macri le asegure a Barletta, aunque el candidato radical dijo: "No tengo los votos en el bolsillo", cuando le preguntaron si irían para Lifschitz. Por el momento, nadie se ha movido demasiado, o si lo ha hecho ha sido discretamente. No hay dudas de que se abre una instancia de negociaciones internas, y que la nacionalización de la elección puede favorecer a quienes tienen referentes presidenciales. Prueba de ello ha sido la repercusión en algunos casos sin tener la menor idea del escrutinio definitivo. Allí, como se dijo mas arriba, aparecieron denuncias pertinentes, como la del Frente para la Victoria que fue el pirmero que alertó sobre la irregular carga y exhibición de votos del EP, y dislates como las denuncias de fraude que hizo Del Sel a quien ya le pusieron de nuevo el bozal y los whatsapp que mostraron otros dirigentes como si fueran las elecciones de un Centro de Estudiantes.
Cuando se terminen de contar los votos el miércoles, a más tardar quedará demostrado que el más perjudicado por lo que hasta ahora aparece como una torpeza ("culpa de un estúpido", dijo Lifschitz) es el oficialismo, y no porque lo resultados definitivos le asignen menos votos que los del EP, sino por el costo político de ese mal manejo, que mantuvo en la primera plana de los diarios un comicio que le fue desfavorable, no permitió "dar vuelta la página", como sugirió esa misma noche Mónica Fein, la más afectada por los resultados.
De aquí al 14 de junio, la campaña será diferente. Cerrado el escrutio definitivo, despejadas la dudas, renunciados quienes el Gobernador considere responsables, se pone en marcha un proceso en el que necesariamente habrá que empezar a hablar de la provincia que se quiere, y cómo se puede conseguir. La que viene "es por los puntos" dijo a este cronista uno de los candidatos que sostiene que se va a "jugar fuerte y hay que tener con qué".
"Estamos en la sartén... espero que no saltemos al fuego", dijo un veterano periodista para graficar lo que sucedió el domingo, de cara al 14 de junio.
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