Desde Santa Fe

A cinco días de las elecciones, el clima está caldeado en el escrutinio definitivo. El apoderado del PRO, Lucas Incicco, interpuso ayer una acción de amparo ante la justicia ordinaria para suspender el recuento de votos porque la acordada del Tribunal Electoral que dispuso abrir las urnas con un "criterio amplísimo no se cumple en la práctica", dijo. El recurso fue presentado ante el juez Civil y Comercial de la 6º nominación de Santa Fe, Daniel Fernando Alonso, a las tres de la tarde, tras una mañana tensa en la que se multiplicaron los incidentes en las mesas escrutadoras. Dos fiscales del PRO fueron echados de la sala: uno, por un escandalete que inició el diputado electo del Frente Progresista Joaquín Blanco (h) y otro, porque la presidenta de mesa lo acusó de "faltarle el respeto", tras lo cual el juez Daniel Acosta, ordenó que se fuera del lugar, en medio del aplauso de los fiscales socialistas que sus colegas del PRO interpretaron como otra "provocación".

Incicco justificó el amparo porque a su criterio el fallo del Tribunal que ordenó abrir las urnas ante "dudas razonables es letra muerta". "El recurso está enmarcado en la resolución que dictó el Tribunal el martes, cuando adoptó un criterio amplio y flexible para abrir las urnas ante dudas razonables", dijo Incicco. El juez Acosta lo tradujo después como "un criterio amplísimo". "Eso está muy bien, pero es letra muerta si no se cumple en el momento que tiene cumplirse", advirtió Incicco.

Según el PRO, esa dualidad, entre lo que resolvió el Tribunal y lo que ocurre en la práctica, multiplicó los incidentes. "Estamos chocando permanentemente con los fiscales de los otros partidos, incluso de aquellos que acompañaron y pidieron la apertura de todas las urnas. Estamos chocando con las autoridades de mesa y con la secretaria electoral (Claudia Catalín). Por eso, interpusimos una acción de amparo para que se ordene al Tribunal Electoral que ædicte los actos y las medidas necesarias que sean necesarias para hacer efectiva la resolución que ya ha adoptó'", explicó.

Uno de los episodios comenzó cuando Blanco gritó en medio de la sala del primer piso: "¡Seguridad! ¡Seguridad". Los gendarmes estaban a pocos metros. Y acusó a un fiscal del PRO que defendía los votos de su partido por no estar acreditado ante el Tribunal Electoral. "Doctor, ¡acá hay un apoderado trucho!", le dijo Blanco al juez Acosta que también estaba cerca. El militante del PRO se quejó por que los socialistas lo provocaban. "Doctor, otra vez nos están patoteando y otra vez no quieren hacer el recuento de votos. Usted bajó la orden cien veces para que se abran las urnas", agregó el del PRO. Blanco le pidió que se identificara. "Yo no tengo que darte explicaciones a vos. ¿Quién sos vos? ¿Un gallito de riña?", le contestó. Y ahí se metieron otros apoderados y fiscales del oficialismo. El juez Acosta les pidió a todos que se manejaran "con respeto". "Yo lo único que pido es que se aplique la ley", dijo el del PRO cuando los socialistas le reprocharon sus modos. Más tarde, le dijo a Rosario/12 que no daba su nombre porque "soy empleado público y puedo tener represalias".

En la planta banja, otro incidente similar terminó con el segundo fiscal del PRO expulsado por orden del juez Acosta porque la responsable de la mesa escrutadora se quejó que le había faltado el respeto. "Me dijo que yo no era presidenta de la mesa, que no era nada", reveló la funcionaria.