Dom 23.08.2015
rosario

SANTA FE › UNA EX MILITANTE RECONOCIó A SUS TORTURADORES ANTE EL TRIBUNAL.

Es éste y también aquel

Cecilia Mazzetti militaba en la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) cuando fue secuestrada y torturada. Al declarar el viernes en el juicio por la mega causa de terrorismo de Estado en Santa Fe, pudo señalar a
Domingo Morales y a Juan Calixto Perizzotti.

› Por Juan Carlos Tizziani

Desde Santa Fe.

Una ex militante de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) Cecilia Mazzetti identificó a sus torturadores ante el Tribunal Oral de Santa Fe al declarar el viernes durante casi dos horas, en el juicio por la megacausa del terrorismo de estado. Uno es un coronel que operó en el Destacamento de Inteligencia Militar 122, Domingo Morales, que escuchó el testimonio desde una oficina contigua a la sala de audiencias y el otro, el ex coordinador del Area 212, Juan Calixto Perizzotti, que sólo miraba el piso. "Morales es el que se ve en la pantalla y Perizzotti el que está en esta sala", dijo Mazzetti, cuando uno de los abogados de la querella, Guillermo Munné, le preguntó si podía señalar a los represores.

Mazzetti era menor de edad, tenía 17 años y estaba embarazada, cuando la secuestraron en agosto de 1976. Su hijo Sebastián nació en cautiverio el 24 de marzo de 1977 y el 1º de agosto desapareció su esposo, Daniel Suárez, cuando cumplía el servicio militar en el Batallón de Ingenieros Anfibios de Santo Tomé. Cecilia, su hijo, su hermana Luisa Mazzetti, su cuñado Ernesto Suárez y una amiga, Silvia Aprile relataron ante los jueces la tragedia de la familia.

El 25 de agosto de 1976 a la madrugada, un grupo de tareas allanó la casa de los Mazzetti cerca del bulevar Gálvez. "Buscaban a Daniel", dijo Cecilia. La llevaron a la Guardia de Infantería Reforzada (GIR), donde operaba Perizzotti. Padeció dos traslados a la comisaría 4ª, donde la torturaron tres represores, que luego podría identificar a dos de ellos: Morales y el ya fallecido Nicolás Correa ("El Tío").

Cecilia relató hasta con detalles los tormentos y el trato humillante. En el primer traslado estuvo encapuchada. Sus compañeras en la GIR, entre ellas Sara Cobacho (ya fallecida, ex secretaria de Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires) le recomendaron que en la tortura dijera que estaba embarazada. "Fue peor", dijo Mazzetti. "Me pegaron tanto que yo trataba de protegerme la panza. Me gritaban: 'El hijo de un guerrillero no tiene que nacer'. El objetivo era que perdiera el bebé".

En el segundo traslado, la vuelven a llevar a la seccional 4ª, donde la recibe un preso común (José Ricardo) Lago Castro, que "me pone contra una pared y me gatilla un arma", en un simulacro de fusilamiento. Lago Castro ya fue denunciado por una veintena de sobrevivientes en el juicio al ex juez Víctor Brusa, en 2009. Y en la causa por el robo de las joyas de la Virgen de Guadalupe, en 1982, el propio Lago Castro confesó ante un juez de la provincia, que en la comisaría 4ª, "dos señores que decían ser el capitán Morales y el capitán Martínez" le propusieron colaborar con la represión.

Después, quedó frente a la misma patota que la había torturado en el primer traslado. Ya no estaba encapuchada. "Me piden que firme una declaración que dice que no sufrió malos tratos. Me dicen que no importa que les vea la cara porque no iba a poder contarlo. Y yo pensé que eso era posible", relató Cecilia.

En la tortura, le preguntaban por su esposo Daniel, que estaba en Santa Fe cuando nació Sebastián, en marzo de 1977 y después decidió presentarse y cumplir el servicio militar porque ya se le había vencido una prórroga por la Universidad. Eso le costó la vida.

Los interrogatorios a Cecilia siguieron en la oficina de Perizzotti, en la GIR. Fueron varias veces, eran los mismos, no sabía los nombres hasta que un día salí al recreo y en el patio, se cruzó con uno de ellos. Le preguntó quién era. "Soy el capitán Morales", le contestó.

-¿Por qué no usa uniforme? -le planteó.

-Soy de Inteligencia -le contestó. "Y después me volvió a decir: 'vinimos a ver si te acordaste de algo". Con el tiempo pudo saber que el otro, al que llamaban "El Tío" era Correa, que también operaba en el Destacamento de Inteligencia Militar 122.

Munné le preguntó si entre las personas que veía en la audiencia ante el Tribunal podía reconocer a alguno de los torturadores. "Si", respondió Cecilia. "Morales es el que se puede ver en la pantalla y Perizzotti el que está en esta sala".

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