SANTA FE › GRAVES DESTROZOS EN LA CIUDAD DE ESPERANZA
En dos horas, la lluvia con vientos huracanados y granizo alcanzó a 160 milímetros y en ocho días a 520 mm. "Uno caminaba por las calles de Esperanza y parecía que habíamos sufrido un bombardeo". El intendente Rafael De Pace, el gobernador y parte del gabinete estuvieron en la ciudad.
"Uno caminaba por las calles de Esperanza y parecía que habíamos sufrido un bombardeo". El intendente Rafael De Pace apeló a la imagen de la desolación para pintar los destrozos del temporal de Navidad que inundó a la ciudad casi por completo, dejó a 40.000 personas sin luz, sin agua y sin teléfonos fijos ni celulares, derribó 1.500 árboles muchos añosos y centenarios, provocó voladuras de techos incluso de edificios históricos y obligó a evacuar a 120 damnificados. Las consecuencias del apagón se vivieron también en Rafaela, al paralizarse el servicio de bombeo en el acueducto que nace en Esperanza, así que se estima que unas 160.000 personas tuvieron problemas de abastecimiento de agua en las últimas 48 horas. El síndrome de la catástrofe del río Salado empujó al gobernador Jorge Obeid a declarar la emergencia, ponerse al frente de las operaciones y ordenar el corte de la ruta 6 (a la altura de calle Antártida Argentina, a unos tres kilómetros de la ruta 70) para aliviar la situación en el centro de Esperanza, donde el nivel del agua superó los 70 centímetros en el interior de las viviendas. La ciudad tiene un grave déficit: carece de desagües pluviales y los canales suburbanos se revelaron insuficientes para evacuar semejante masa líquida. En dos horas, la lluvia con vientos huracanados y granizo alcanzó a 160 milímetros y en ocho días a 520 mm.
Ayer, la brecha en la ruta 6 y dos bombas con capacidad para extraer un millón de litros por hora habían permitido desagotar un 90 por ciento la pileta que el vendaval había convertido a la planta urbana, pero la mitad de la población aún seguía sin energía eléctrica.
El gobernador Obeid reaccionó al toque, acaso por los fantasmas del Salado que aún persiguen a su antecesor, Carlos Reutemann: decretó el estado de emergencia en Esperanza, movilizó a medio gabinete y puso a disposición del municipio toda la estructura de Defensa Civil de la provincia. Incluso, presidió junto con el intendente De Pace la primera reunión del Comité de Crisis, a la que también concurrió el arzobispo de Santa Fe, monseñor José María Arancedo, quien valoró "el encuentro de fuerzas".
Una de las primeras decisiones que adoptó Obeid fue ordenar el corte de la ruta 6, que ya había sido sobrepasada por el agua en las cercanías de Esperanza. Equipos de Vialidad Provincial abrieron una brecha a la altura de la calle Antártidad Argentina, en el sur de la ciudad, el más afectado por la inundación. El drenaje se completó después con el aporte de dos bombas extractoras de un millón de litros. Con el correr de las horas, hubo un importante descenso del nivel del agua, pero se estima que el corte se prolongará hasta mañana, por lo menos.
Esperanza padece un grave problema de infraestructura: no tiene desagües pluviales y el canal sur que permitiría aliviar la situación es una obra prometida por Obeid con un presupuesto de 6 millones de pesos que recién comenzará en la primera quincena de enero. Ahora, después del temporal de Navidad, será más imperiosa que nunca.
El intendente De Pace justificó la decisión de Obeid de cortar la ruta 6 para agilizar el drenaje del agua del centro de la ciudad hacia la zona sur. "Es una decisión que evaluamos entre todos en el comité de Crisis", dijo el funcionario, quien agradeció el apoyo del gobernador y de su gabinete. De Pace dijo entender el enojo y la bronca de los vecinos de la zona sur, perjudicados por la brecha en la ruta 6, pero justificó la medida en el interés de toda la ciudad. "Este corte permitió una salida más rápida del agua porque el canal Sur no solo evacua el agua de la ciudad, sino también la que viene de la zona rural y lo que vimos es que la salida del agua del campo no permitía la salida del agua de la ciudad", afirmó. Ayer a la tarde, se observaba una clara bajante de la inundación en los barrios más afectados.
La situación en Esperanza se complicó también por la masa de agua acumulada en la zona rural en los últimos días, como consecuencia del exceso de lluvias, la saturación de suelos y el colapso de los canales de drenaje. El agua cortó la ruta 70 que comunica a Santa Fe con Esperanza y Rafaela a la altura de Colonia Pujol, un pequeño caserío rural en las cercanías del río Salado y la ruta 19, en jurisdicción de San Jerónimo del Sauce. El arroyo Las Prusianas, en Humboldt, estaba desbordado. Y en San Jerónimo Norte el agua corría por el pueblo de oeste a este, en un torrente hacia Las Tunas y Franck, un fenómeno sorprendió a los pobladores y que no tiene antecedentes en la historia.
"Esto no pasó nunca", dijo un vecino de San Jerónimo Norte, en lo que podría ser otro síntoma del impacto ambiental y los desmanejos en las cuencas del oeste.
Voceros de Defensa Civil señalaron que los evacuados fueron alojados en la Escuela Granja de la Universidad Nacional del Litoral aunque ayer muchos de ellos "comenzaban a retornar a sus hogares".
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