DEPORTES › ANTE UN ÑULS DE FLOJO DESEMPEÑO, CENTRAL SE QUEDO CON EL CLASICO DE LA CIUDAD
En la cancha del eterno rival, con la ventaja mínima, con Nuñez y Papa expulsados, Central redondeó un triunfo histórico. Por eso, la hinchada explotó de alegría cuando terminó el partido. Ñuls no se animó a ser más ofensivo y terminó pagando caro su conservadurismo. Marini podría dejar de ser el técnico en las próximas horas.
› Por Eduardo Castilla
0 Ñuls: Villar (6); Aguilar (5), Schiavi (5), Ré (5), Vangioni (5); Husaín (5), Zapata (4), Bernardello (5), Donnet (4); Steinert (4) y Da Silva (3). DT: Pablo Marini.
1 Central: Alvarez (6); Farías (6), Raldes (7), Ledesma (6), Papa (6); Costa (7), Borzani (6), Cristian González (6); Nuñez (5); Belloso (5) y Arzuaga (7). DT: Carlos Ischia.
Gol: ST: 29m Arzuaga, de penal (C).
Cambios: ST 14m Salcedo (5) por Da Silva (N); 18m Díaz por Belloso (C) y Leandro Torres por Zapata (N); 31m Lazzarini por Aguilar (N); 34m Calgaro por Cristián González (C); 42m Azconzábal por Arzuaga (C).
Expulsados: PT 40m Nuñez (C); ST 40m Pappa (C).
Arbitro: Federico Beligoy.
Cancha: Ñuls.
Ni el más optimista lo hubiera imaginado un par de horas antes. El triunfo sólo entraba en el cofre de las utopías. Y así resultó el final del clásico rosarino. Con los ingredientes que el hincha más saborea y disfruta. En la cancha del eterno rival, con la mínima ventaja en goles y con dos jugadores menos. Fue un triunfo heroico, por la forma en que terminó defendiendo. Dramático, porque a medida que el reloj avanzaba, el equipo perdía hombres. Epico, porque salieron fortalecidos ante la adversidad deportiva y las turbulencias políticas. Por eso el deshago. El festejo. Y el final que los encontró abrazados al tejido que separa la tribuna del palomar con el campo de juego, en una comunión que se debían los jugadores y el pueblo auriazul.
Fue una cuestión de actitud. Como marca en sus canciones uno de los próceres canallas por el mundo. Central se distribuyó tácticamente mejor que Ñuls dentro del campo. Con Kily González como abanderado, partiendo desde el circulo central, empezó a llevar peligro hasta Justo Villar. Enfrente, el tridente defensivo (Husaín, Zapata, Bernardello) no rindió lo esperado por Marini. Demasiada rigidez y poca desenvoltura para llevar la pelota a los dos puntas del equipo.
Por izquierda, Papa y Nuñez levantaron una autopista y por allí se armaron las jugadas de gol más claras. Borzani aprovechó un mal rechazo del fondo y la tiró arriba. Fue un anuncio, que un minuto después Belloso ratificaría, pese a que no logró conectar con su cuerpo un centro de Pappa. Así fue la primera media hora del encuentro. Hasta que Zapata se corrió unos metros hacia su derecha y lo de Central ya no fue tan cómodo.
Ñuls no encontraba juego en sus hombres con mejor manejo. Donnet no se entendía con Da Silva, y Steinert se estrellaba contra sus rivales ante cada intento.
Se moría el primer tiempo cuando Nuñez fue con sus piernas hacia adelante impactando contra la humanidad de Bernardello. El árbitro, de buen criterio, no dudó con el color de la tarjeta y Central quedó con diez. Su mejor momento había pasado. Y el futuro inmediato presagiaba nubarrones para el conjunto de Ischia.
El desconcierto de Ñuls se generó en los mensajes que Marini envió a sus dirigidos desde la formación del equipo titular. El partido imponía un esquema más ofensivo para la segunda parte. El local tenía un hombre más, pero seguía apostando un mediocampo cargado de volantes sin vocación en ofensiva. Y así fue diluyendo el precioso tiempo que tenía a su favor.
Ischia siguió jugando con dos puntas y con Costa desprendiéndose permanentemente por derecha. Central atacaba cuando podía. Ñuls mandaba su fuerza aérea en cada avance como herramienta principal para romper el cerco de Alvarez.
Central enlazó la mejor jugada del complemento cuando Ñuls polarizaba una gran porción de la cancha: Kily, Papa y Costa se juntaron por izquierda, y a puro toque habilitaron sobre el mismo sector a Arzuaga. El colombiano balanceo su cuerpo ante los centrales y alcanzó a puntear para Damián Díaz. Vangioni llegó un instante tarde, lo tocó abajo y Beligoy marcó la pena máxima. Arzuaga la cambió por gol, con un remate alto y al medio, ante un Villar que eligió el rincón izquierdo.
El cuarto de hora final se jugó en campo de Central. Lazzarini, puesto en cancha junto con Leandro Torres en el momento más tenso de Ñuls, lo tuvo de cabeza, pero Alvarez estaba bien ubicado y evitó un susto mayor. Enseguida Papa hizo una chiquilinada, -en la popular se usó otro término muy gráfico pero poco académico- y los guerreros terminaron siendo nueve. Para ganar segundos valiosos Azconzábal se sumó a la coraza armada en torno al área grande, y para despejar el enésimo centro sin destino de los rojinegros, atosigados por sus propios desaciertos .
La lluvia había parado. Faltaban 45 segundos para que se cumpliera la prórroga de 4 minutos cuando Beligoy miró al cielo y pitó bien fuerte el final. Con el pulgar hacia arriba, el negro más querido por los centralistas, agradeció el regalo desde su nueva platea.
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