Sáb 09.02.2008
rosario

DEPORTES › ÑULS LE GANO BIEN A SAN LORENZO

Con tres puntos adentro de la bolsa

Como su fuera un hipódromo, los boletos se rompían en las tribunas porque el favorito estaba perdiendo. Ñuls le hizo dos goles al temible San Lorenzo, ese mismo que se reforzó como para quedarse con alguna copa importante este año.

0 San Lorenzo: Orión; Adrián González, Méndez, Bottinelli, Placente; Rivero, Ortiz, Aureliano Torres, Alvarado; Bilos; Silvera. DT: Ramón Díaz.

2 Ñuls: Villar; Aguilar, Spolli, Schiavi, Ré; Cabrera, Bernardello, Donnet, Vangioni; Da Silva, Salcedo. DT: Ricardo Caruso Lombardi.

Goles: ST: 7m Spolli (Ñ) y 28m Salcedo (Ñ)

Cambios: ST: Desde el inicio Aguirre y Menseguez por Adrián González y Torres (SL), Scotti por Bernardello (Ñ), 27m Romeo por Alvarado (SL) y Pablo Pérez por Da Silva (Ñ) y 42m Payer por Vangioni (Ñ),

Arbitro: Pablo Lunati

Cancha: San Lorenzo

Expulsado: PT: 4m Ortiz (SL). ST: 18m Donnet (Ñ)

Los nombres y el promedio indicaban que uno era candidato al título y otro a pelear por la permanencia. El enfrentamiento entre ambos evaporizó prejuicios, e incluso las certezas estadísticas. Porque fue Ñuls el protagonista de la primera sorpresa del Clausura, obteniendo un triunfo equilibradamente justo entre resultado y desarrollo ante un San Lorenzo que saltó a la cancha para dar inicio a una temporada que pretende concluir con alguna copa entre manos. Un golazo de Salcedo, otro de Spolli, y con Cabrera de figura, la lepra largó el torneo con tres puntos en el bolsillo.

La sola presentación de uno de los candidatos al título ante un rival urgido de puntos por eludir la promoción, abría expectativas grandes en lo que podían animar San Lorenzo y Ñuls. Pero ninguno de aquellos pronósticos encontró interpretación cuando la pelota comenzó a pasar entre las piernas de los 22 jugadores, que a pocos segundos de iniciado el juego ya eran 21. Es que Ortiz, en escasos 4 minutos, vio las dos tarjetas: primero la amarilla y luego la roja por sendas infracciones a Bernardello.

Entonces las sospechas que iban creciendo durante el desarrollo del partido se consolidaron: San Lorenzo, que salió con sólo un delantero al campo de juego (Silvera), se dedicó a moverse en su campo, y por consiguiente Ñuls debió tomar un protagonismo del cual no estaba capacitado.

Ante la sorpresiva timidez de los locales para desplegar ambiciones, los leprosos quedaron expuestos a una flaca imagen creativa. Ñuls, asiduamente con la pelota en su dominio, no supo armar una sola acción ofensiva. Sólo Cabrera intentaba gestar algo ofensivo, aunque siempre careció de interlocutor, quedando perdidos Da Silva y Salcedo en el área local.

Los intrascendentes primeros 45 minutos arrojaron como maniobras de riesgo los centros que San Lorenzo lanzó al área de Villar, siendo todos ellos conjurados por el uno rojinegro, y un desviado cabezazo de Silvera. Mientras que del lado de Orión, el portador de los guantes azulgranas lució reflejos al desviar una mediavuelta de Da Silva, quien ejecutó al recibir un centro frontal de Bernardello.

La escuálida imagen del local obligó a Ramón Díaz a meter mano en el banco y a replantear el libreto táctico. Para ello acudió a Menseguez, y logró adelantar al equipo en el terreno. Ñuls respondió con la búsqueda de mejor manejo de pelota, apareciendo Scotti por Bernardello. Los mensajes enviados por los entrenadores con sus variantes desinhibieron a los jugadores, y de pronto el juego se hizo vertiginoso.

Lo curioso es que ninguna escapada fue la que abrió el marcador. Todo se alteró cuando Spolli esperó un tiro de esquina por el segundo palo y definió con pie derecho al primer palo sin dejar picar la pelota para sacudir el Nuevo Gasómetro.

Ya con el resultado en contra, San Lorenzo desesperó, aunque lo que agravaba el panorama de los azulgranas era su débil puesta en escena. Entonces Ñuls eligió jugar de contra y luego de que Donnet viera la roja por accidental zapatazo a Bilos en el rostro, y segundos después de que Díaz se animara con sacar a Alvarado (único volante de marca) para meter a Romeo, una corrida de Salcedo terminó con la discusión: el paraguayo, desde 30 metros, definió por sobre el cuerpo de Orión para marcar el segundo en excelsa definición. Ñuls disfrutaba. D'Alessandro y Bergessio, recién llegados de Europa, se angustiaban desde la platea.

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