"Una vez que el equipo no corra riesgo de caer en promoción vamos a charlar sobre la continuidad de nuestro trabajo". La frase pronunciada en distintos momentos por Leonardo Madelón y Ricardo Caruso Lombardi ante cada requisitoria periodística fue utilizada por los entrenadores de Central y Ñuls como una forma de extender una definición que a esta altura de las circunstancias debería estar resuelta. Ante la sentencia matemática que ubica a ambos fuera de la zona de peligro, la semana entrante se presenta como decisiva para la ratificación en el cargo de los técnicos.

Caruso Lombardi llegó a Rosario en septiembre de 2007 cuando entrenadores de primera y segunda línea sumaron rotundos no a las propuestas que partían desde las oficinas de Eduardo López. El mal momento deportivo, agudizado tras el paso de Nery Pumpido y Pablo Marini, y los números que quemaban ideas futbolísticas, proyectaron al eterno caminante del fútbol de ascenso, y con paso fugaz por el banco de Argentinos, en el técnico rojinegro.

Con el objetivo cumplido, el agitado clima interno abrió grietas difíciles de disimular. Con los referentes -Schiavi es el líder mediático- enfrentados desde lo ideológico y metodológico con el cuerpo técnico, demoran una definición por la continuidad que, por rendimiento y resultados, Caruso Lombardi se adjudicó holgadamente. En el camino, habrá quien se quede a un costado porque el propio DT anunció que para seguir deberán considerarse algunas cuestiones que son insalvables. Una: Que Husaín y Zapata no sigan en el plantel.

La comunión entre Madelón y los futbolistas de Central transitó el sendero de la buena convivencia pero la ratificación se dilata pese a que el técnico tiene contrato hasta noviembre de 2008. Un año antes, Madelón -como ocurriera con su colega del Parque Independencia- también llegó por la poca ilusión que despertaba el banco local del Gigante de Arroyito. Ante este panorama, la dirigencia que comanda Horacio Usandizaga parece no tener otra vía que la de renovar el vínculo pese a que promediando el torneo la mayoría de las voces apuntaban contra la destitución del entrenador auriazul.

La realidad encontrará a Ñuls y Central otra vez en la parte de atrás de la tabla de promedios cuando se inaugure el Torneo Apertura 2008. La Lepra -sin contar la última fecha del actual certamen- arrancará con 88 puntos y los canayas con 93. Gimnasia La Plata, uno de los equipos que dividen por tres temporadas, tendrá el peor puntaje ya que sumará sólo 76, mientras que Racing comenzará con 89, Colón con 88 y Gimnasia de Jujuy partirá con 77, si logra sortear el descenso directo y la promoción.

La misma situación de incertidumbre le corresponde a la Academia y al Sabalero, los otros comprometidos y, de seguir en primera, Olimpo partirá desde abajo debido al coeficiente que resulta de dividir los puntos por los partidos jugados. Además, la presencia de San Martín de Tucumán y los mendocinos de Godoy Cruz -flamantes ascendidos a Primera División- hará fluctuar las posiciones de los conjuntos rosarinos en la futura tabla de promedios.

Se vienen tiempos diferentes para el fútbol de la ciudad. Con la calculadora guardada, los dirigentes deberán optimizar los recursos para armar planteles que peleen por el primer tercio de la tabla del campeonato y para que el sueño de estar en las copas internacionales vuelva a hacerse eco en el sueño de los hinchas. Acercarse al prestigio conseguido durante las décadas de los 70, 80 y 90 es el desafío para el segundo semestre del año.