Sáb 19.09.2009
rosario

DEPORTES › CENTRAL Y BANFIELD EMPATARON 1 A 1 EN PARTIDO INTERESANTE

Los pibes siguen arriba

El juvenil conjunto de Arroyito no pudo imponer supremacía física ante un rival de buen juego. Al final, fue un empate justo. Más allá de que se haya cortado la racha ganadora, Central sigue liderando el certamen con la compañía de Estudiantes.

0 Central: Broun; Chitzoff, Braghieri, Burdisso, Gervasio Núñez; Gómez, Paglialunga, Zárate, Moya; Zelaya, Castillejos. DT: Ariel Cuffaro Russo.

0 Banfield: Lucchetti; Barraza, Víctor López, Sebastián Méndez, Bustamante; Marcelo Quinteros, Bustos, Erviti, James Rodríguez; Sebastián Fernández, Silva. DT: Julio César Falcioni

Goles: No hubo.

Cambios: ST: 20m Battión por James Rodríguez (B), 23m Franzoia por Castillejos (C), 34m Astudillo por Zárate (C), 41m Choy González por Moya (C), 43m Marchant por Ervitti (C) y 45m Ladino por Marcelo Quinteros (B).

Arbitro: Javier Collado

Cancha: Central


Central terminó el partido ante Banfield en la condición que lo inició: como puntero del torneo Apertura. Lo que esta vez no pudo el juvenil conjunto de Arroyito es imponer supremacía física, incluso el auriazul tardó en adaptarse a las aptitudes del rival, terminando la noche con un empate que le puso punto final a su racha ganadora y que lo dejó en el liderazgo del certamen con la compañía de Estudiantes. La desazón, entonces, se la llevó el rival, que llegó al Gigante con la pretensión de llegar al primer puesto de la tabla y se volvió con el objetivo sin acabar.

Como Banfield estaba a sólo dos puntos de Central, la visita llegó al Gigante con la tentación de volverse a Buenos Aires con la punta en sus manos, premio que obtendría si vencía a los canayas. Había en cancha, entonces, dos de los mejores equipos del torneo. Pero fue la visita quien más cerca estuvo de expresar la idea de fútbol que cada equipo defiende.

Es que el fervor físico que distingue a los auriazules se vio neutralizado por el criterio táctico de Banfield, que ajustó piezas para no verse superado en ningún lugar del campo de juego, incluso a pesar de la noche desacertada que tuvo Ervitti, encargado de hacer nacer cada ataque del taladro.

Lo que no hizo Ervitti lo asumieron Sebastián Fernández y Silva, asociándose en el juego cuando llegaron al área de Broun, generando dos claras situaciones de gol, ambas en los pies del ex delantero de Ñuls y que terminaron con la pelota atrapada en las manos del uno de Central.

Lo que hicieron Fernández y Silva fue lo más interesante que entregó el partido. Porque Central no logró acondicionarse a lo que imponía la visita. El despliegue físico no era un atributo de desequilibrio ante el Banfield de Falcioni, y como Gómez y Moya no sorprendían por los laterales, el auriazul jamás asistió a sus delanteros, careciendo Zelaya o Castillejos de acción alguna de gol.

Banfield mostró ser un poco creativo a la hora de herir, pero el marcador conservará su paridad tras los 45 minutos, lapso donde el canaya apenas si se acercó a Luchetti con un disparo de larga de distancia de Zárate que controló el uno.

Más incisivos serían los equipos en el complemento, cambiando ataque por contragolpe, dibujándose un juego, emotivo, con Central llegando a posición de gol con maniobra de Zelaya que Paglialunga resolvió con remate alto despejado por Luchetti con grandes reflejos. De contragolpe lo tuvieron Silva y Ervitti. El nuevo cabeceó desviado, el remate del enganche se fue por el segundo palo.

El que se imponía se aseguraba el salto al primer puesto de la tabla. Banfield tenía en claro el premio a disposición si ganaba el partido, y a Central se lo recordaron sus hinchas, que desbordaron las instalaciones del Gigante movilizados por el sueño de volver a ver a Central ganador.

Fue así como se vio a ambos equipos con oportunidades de marcar la esperada diferencia. Banfield se respaldó en atributos colectivos, que lo llevaron, por ejemplo, a dejar a Silva frente al gol, pero su remate fue ocasionalmente rechazo por la pierda derecha de Burdisso, tras destacado esfuerzo. El canaya lo tuvo en disparo de Moya, con volea que Luchetti contuvo sobre su izquierda.

Uno atacaba y el otro respondía, pero el cero seguía inalterable. Los técnicos, ante eso, acudieron a su única carta: los cambios. Pero no hubo variante que rompiera el molde y el juego encontraría un final sin emociones. Y como lo que importa son los puntos, Central volvió a sumar una unidad en su necesidad por escapar del descenso, y no fue poco, porque con ello conservó además la punta del Apertura.

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