Lun 19.04.2010
rosario

DEPORTES › CENTRAL Y ÑULS EMPATARON 1 A 1, Y SE AGRAVó EL PROMEDIO CANAYA

Un clásico en el que hubo de todo pero faltó buen fútbol

Braghieri abrió el marcador a los 2 minutos para Central, que tuvo sus mejores 15 minutos al inicio. Ñuls igualó con un penal de Schiavi. Paglialunga, Bernardi y Núñez fueron expulsados en el primer tiempo y Valentini en el complemento.

› Por Alejo Diz

1 Central: Galíndez (6); Chitzoff (5), Braghieri (7), Valentini (3), Santiago García (4); Gómez (4), Ballini (5), Paglialunga (-), Ambrosi (5); Zelaya (5), Caraglio (4). DT: Leonardo Madelón

1 Ñuls: Peratta (6); Alayes (5), Schiavi (7), Insaurralde (5); Sperdutti (6), Bernardi (-), Mateo (5), Vangioni (4); Formica (5); Achucarro (6), Núñez (4). DT: Roberto Sensini

Goles: PT: 2m Braghieri (C), 16m Schiavi (Ñ) de penal.

Cambios: ST: 10m Figueroa por Zelaya (C), 19m Quiroga por Vangioni (Ñ) y Rivero por Gómez (C), 23m Diego Torres por Formica (Ñ), 32m Moya por Amborsi (C) y 38m Boghossian por Achucarro (Ñ).

Arbitro: Diego Abal

Cancha: Central

Expulsados: PT: 34m Paglialunga (C) y Bernardi (Ñ), 45m Núñez (Ñ). ST: 5m Valentini (C).


Pasó de todo en el clásico: hubo un gol a los dos minutos, tres expulsados en la primera parte, un Central que se propuso jugar en campo rival, un Ñuls sorprendido, un penal, dos equipos jugando con nueve durante 40 minutos, pero lo que dominó entre tantos matices fue el mal juego, incluido el del árbitro, llevando el desenlace del partido al final más conocido entre canayas y leprosos: el empate. No se sacaron diferencias por falencias propias, la de Central por generar riesgo, la de Ñuls por no decidirse. Y como los puntos eran mucho más necesarios en Arroyito que en el parque Independencia, el empate dejó entero al canaya, pero con sus problemas del promedio agravados.

Sorprendió Central a todos en el inicio del clásico, donde paró sus líneas en campo rival, como nunca antes se animó y encontrando, como beneficio, el gol tras un tiro de esquina que tuvo a Braghieri definiendo sólo ante Peratta, deshaciéndose así, en 120 segundos, de todo lo teorizado por los entrenadores en la semana. Todavía los equipos no habían mostrado sus aspiraciones que uno ya ganaba.

El gol no aturdió a Ñuls, pero infló de confianza al local para profundizar sus intenciones, logrando que pase el cuarto de hora sin que la visita pueda salir en su campo. Quizá aquellos minutos fueron los mejores del equipo de Madelón en toda la tarde, por lo que insinuaba y había logrado, aunque no pudo con ello desnudar carencias agudas, como las de ver más rápido a Schiavi que Caraglio, y encontrar en otra versión dubitativa de Zelaya, al rematar imperfecto tras quedar en diagonal a Peratta. Aquella ocasión trajo a la memoria la dilapidada por el delantero en el clásico del pasado torneo mano a mano con el uno.

Como la pelota era de Central, Ñuls no lograba salir, pero ingenuamente el canaya le abrirá las puertas a Galíndez en la primera jugada con pelota rondando que tuvo la visita, con Sperdutti recuperando en terreno ajeno y descargando veloz a Núñez, que se metió entre los centrales y tentó a Valentini, yendo a buscar la pelota al piso y generando un torpe penal que Schiavi, con tiro alto, transformó en gol.

De inmediato el auriazul enloqueció. Valentini y Gómez estaban al borde de la roja, todo el canaya se movía en torno a una incomprensible desesperación, pero nada pasó en el juego porque la pata dura se imponía sin distinción de camisetas. Lo que alteró el partido fue otra decisión de Abal, castigando una plancha de Paglialunga y un codazo de Bernardi con roja. Pareció un exceso la expulsión para el hombre de Central. Como fuere, dos quedaron con diez.

Y lo que volvió a sacudir las tribunas no fue ninguna jugada, sino la justa roja para Núñez, en el final del primer tiempo, al tirarle un codazo a Ballini. Ñuls no tenía profundidad, a pesar de que Sperdutti tuvo algunas escapadas que prometían otro final. Central penaba en la lentitud de Caraglio, la impericia de Zelaya y el rigor de Schiavi y Alayes en la marca. Mientras que los leprosos en los arrebatos de Bernardi y Núñez, que llevaron a duplicas el trabajo de sus compañeros.

El entretiempo anunciaba otro partido: Central con diez; Ñuls con nueve. Pero Valentini no detuvo sus macanas, y le tiró un patada a Formica para frenarlo, cosa que hizo, pero dejó al canaya en igualdad numérica con los leprosos por nueva amonestación. Entonces lo que vino después fue ver a dos equipos derrochando esfuerzos físicos para cubrir un campo de juego que quedaba grande, muy grande, y ante los espacios Achucarro se las rebuscó con fortaleza para aguantar las que les llegaban y generar pelotas paradas, en las cuales ninguna desequilibró, aunque Schiavi e Insaurralde ganaron en algunas.

Central fue en busca del triunfo parando al equipo más adelante que su rival, pero acudiendo a los centros compulsivos, como único recurso, ante un Gómez sin libreto y con sus dos delanteros enredados en sus limitaciones físicas. Es que el canaya dejó siempre a dos puntas; Ñuls un delantero y un enlace, y de igual modo Achucarro era más incisivo que sus colegas auriazules. Lo que le faltó al paraguayo fue compañía, puesto que Formica se desvanecía en las individuales, obligando a Sensini su reemplazo en el segundo tiempo.

Los hinchas pidieron a Figueroa, y en la primera que corrió Lucho chocó ante Schiavi y terminó en el piso. El Flaco sacó todo por arriba. Igual, algunos yerros del final pudieron causar daño, como también amagó con hacerlo Diego Torres en sus corridas. Pero si se sospechaba que con equipos completos ambos iban a tener dificultades para jugar buen fútbol, condición necesaria para ganar un clásico, lo que se vio con nueve cada uno fue más ordinario, carente de emociones y empate al final.

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