DEPORTES › LOS VERDADEROS MOTIVOS DE LA FEROZ INTERNA EN LA BARRA DE ÑULS
Tras el ataque al micro de Ñuls que le costó la vida al chico Cáceres, la barrabrava reunió 7.500 pesos para su sepelio. Debía entregarlos un ex oficial de policía. No sólo se quedó con la plata sino que ahora se sabe, tiene contacto "Los Monos".
› Por Alejo Diz
Las corridas que se produjeron el pasado 7 de marzo en las tribunas generales del Coloso del Parque fue la primera evidencia pública de que en la barrabrava de Ñuls las disputas internas están a la orden del día. Aunque las diferencias recrudecieron luego del ataque a balazos al micro con hinchas leprosos que volvía de Buenos Aires, el último 4 de febrero, que se llevó la vida de Walter Cáceres. Tras aquella feroz balacera los barras rojinegros acentuaron sus disputas cuando uno de sus integrantes se quedó con 7.500 pesos, dinero reunido para solventar los gastos del sepelio del chico acribillado, que finalmente fue velado en su domicilio. Quien nunca fue a la casa velatoria a pagar el servicio para la familia Cáceres es un oficial pasado a disponibilidad, y que de acuerdo a pesquisas policiales intenta recuperar protagonismo en el paraavalancha leproso estrechando amistad con miembros de la familia Cantero, conocidos en la zona sur por liderar la banda "Los Monos", cuyo líder, Ariel Cantero, se encuentra detenido sospechado de ser el autor intelectual del atentado al ómnibus con simpatizantes de Ñuls.
El robo. En la madrugada del 4 de febrero dos micros que traían de cancha de Huracán a hinchas leprosos recibió a pocos metros de llegar a la Circunvalación un sangriento ataque con armas de fuego que acabó con la vida de Walter Cáceres, producto de tres impactos en su cabeza. El chico de 14 años agonizó por algunas horas, pero ante el previsible desenlace de su cuadro médico los líderes de la barra rojinegra, con Diego Ochoa a la cabeza, se ocuparon por juntar el dinero necesario para pagar el servicio de sepelio, presupuestado en cinco mil pesos.
A primera hora de la tarde del 4 de febrero la barra había reunido 7.500 pesos, con los que se pretendía costear el velorio de Cáceres, que se iba a producir en una cochería ubicada en Santiago al 900.
Con la policía en el centro de las dudas por la liberación de la zona donde se produjo el ataque y las posteriores negligencias incurridas al momento de recabar pruebas en el lugar del crimen --los vecinos del barrio Las Flores mostraron para la televisión las vainas servidas que antes no había encontrado la policía--, los líderes de barra rojinegra evitaron toda exposición pública. La necesidad de mantenerse lejos del actuar policial y los medios llevó a que el trámite de abonar el servicio fúnebre sea realizado por un rostro no identificado con la hinchada, siendo el elegido Horacio A., un oficial de policía de 36 años que prestó servicios en las comisaría 12ª y 18ª y que fue pasado a disponibilidad por "robarse de la comisaría objetos incautados", según fuente policial.
Horacio A. jamás llegó a Santiago y San Luis, donde se encuentra la casa velatoria, a pagar sepelio y coronas para la familia Cáceres. Desde aquel día no se lo volvió a ver y desapareció con la plata.
La vuelta. Con los 7.500 pesos perdidos en manos del oficial en disponibilidad, Walter fue velado en su domicilio, recibiendo de parte de la barra el pago del servicio de inhumación en tierra en el Cementerio La Piedad, cuyo costo no superó los 2.500 pesos. A casa de Cáceres tampoco asistieron ninguno de los líderes de la tribuna, obsesionados con evitar cualquier aparición pública mientras no se tuviera alguna conjetura de los autores y motivos de la impactante balacera.
Luego de un mes, al fugitivo barra leproso se mostró en las tribunas de la popular leprosa. Fue el pasado 7 de marzo, mientras Ñuls jugaba con Godoy Cruz. Al ser detectada su presencia hubo revuelo en el paraavalancha rojinegro y de inmediato se suscitaron corridas que ameritaron la intervención de las fuerzas de seguridad. La policía había sido advertida por parte de los violentos de lo sucedido en el seno de la hincha con el oficial, quien así fue retirado de la tribuna por propio personal policial en momentos en que Ñuls y Godoy Cruz animaban los primeros minutos del partido.
Nuevos aliados. Horacio A. no había concurrido solo a la cancha en su vuelta al Coloso. Lo hizo acompañado de una decena de hinchas más, entre los que había "caras conocidas" de "Los Monos", banda delictiva cuyo principal responsable, Ariel Cantero, se encuentra procesado y detenido en el marco de la investigación que lleva Raquel Cosgaya por el asesinato de Cáceres. Su hijo Claudio, en cambio, fue liberado por "falta de mérito".
Tras la detención del oficial barra en plena tribuna, y ante sugerencias policiales, la dirigencia de Ñuls decidió aplicar el Derecho de Admisión, amparándose en la nueva Ley de Deporte que rige en la provincia. Además de Horacio A., la restricción se le aplica el padre del oficial, y otros tres violentos identificados bajo el apellido de Sosa, Carlino y Montenegro.
A pesar de esta medida de prevención, las autoridades policiales se abocan a intentar desarticular algún enfrentamiento entre barras rojinegros fuera de las instalaciones del club. La preocupación aumentó tras nuevas informaciones que vinculan en los últimos días a los violentos sin acceso al estadio con los Cantero y allegados a Carlos "El Chino" Fleitas, quien se encuentra detenido acusado de organizar el ataque al micro de Ñuls supuestamente ordenado por el también detenido Ariel Cantero, y que tenía como móvil asesinar a Ochoa, actual mandamás de la popular leprosa. Cantero y Fleitas tienen su morada en Las Flores, barrio próximo a la escena del crimen de Cáceres, y donde se lo vio merodear en las últimas semanas a quien dejó la hincha por plata.
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