DEPORTES › CENTRAL PERDIó CON LOS CORRENTINOS POR 2 A 1
Dos errores defensivos del local, le permitieron a los correntinos marcar una diferencia impensada en Arroyito, que recién pudo descontar a cuatro minutos del final. La derrota pone a Central cada vez más lejos de pelear por el ascenso.
› Por Alejo Diz
1 Central: Bava (6); Zarif (5), Godoy (4), Rodríguez (4), Braghieri (5); Méndez (6), Ballini (4), Vismara (5); Biglieri (4), Coniglio (4), Medina (6). DT: Omar Palma.
2 Boca Unidos: Nereo Fernández (7); César González (4), Baroni (4), Donatti (4); Belforte (5), Babak (5), Alan Sánchez (6), Correa (5); Piris (5), Visconti (5), Núñez (7). DT: Claudio Marini y Luis Medero.
Goles: PT: 38m Núñez (BU). ST: 22m Visconti (BU) y 41m Biglieri (C).
Cambios: ST: Desde el inicio Carrizo (4) por Ballini (C), 14m Moisés por Correa (BU), 25m Amaya por Piris (BU), 38m Cardozo por Babak (BU), 42m Brian López por Rodríguez (C).
Arbitro: Silvio Trucco.
Cancha: Central
Central es un equipo que no oculta las ganas ni mide esfuerzos al momento del jugar al fútbol. Sus deseos son explícitos como sus urgencias. Esa combinación lo lleva, al menos de local, a correr a riendas del fervor y con escaso rigor táctico. Por eso Jesús Méndez fue el jugador más peligroso, incluso a pesar que Antonio Medina desbordó hasta el fondo cuanto quiso. A cada rato el canaya tenía una jugada de gol a favor. Boca Unidos, por el contrario, tuvo orden y lucidez cuando le tocó su cuarto de hora. Y le alcanzó con la robustez de Cristian Núñez para sostener la pelota y hacer jugar a sus volantes para que los correntinos se lleven el triunfo, que dejó al auriazul contrariado, como tantas otras tardes, por tanto esfuerzo desplegado sin réditos a favor.
La omnipresencia de Méndez en la cancha, durante todo el partido, lleva al ex River a ganarse los aplausos de la hinchada. Lo que contagia Méndez en la tribuna también le llega a sus compañeros. Pero se toma más atribuciones de las que le confiere su posición en la cancha y con tanto despliegue el equipo pierde identidad colectiva.
Quizá por eso un conjunto ofensivo como el Central de ayer, que pisó repetidamente el área rival, tuvo a su delantero de área (Coniglio) con mínima participación. Si la pelota no la tenía el polifuncional volante es porque estaba en pies de Medina, que siempre que encaró ganó, pero la finalización de sus acciones carecían de certeza.
Central era tan desordenado como lo era Boca Unidos en defensa. Los correntinos fallaban en los cruces y fueron vanos sus intentos por frenar a Medina. En esa situación, como Coniglio corrió hacia el arco en soledad desde los 30 metros y lo perdió al dudar en el remate, y luego fue Biglieri quien solo por izquierda la tiró al tejido perimetral tras anticiparse en la definición.
Luego de estas situaciones Boca Unidos corrigió su posición defensiva. La extrema línea se paró más cerca de Nereo Fernández y en ataque mantenía sus ilusiones al disponer en el medio con jugadores capaces de cruzar la mitad de la cancha tocando la pelota, como Correa, Piris y Alan Sánchez. Aunque lo que marcó la diferencia fue un descuido de Ballini, quien a la salida de un corner habilitó involuntariamente a Núñez, tras remate defectuoso de Baroni, y el ex Ñuls le volvió a marcar al canaya.
Palma recurrió en el segundo tiempo a Carrizo para tratar de orientar el desprolijo juego de ataque. Pero Central se repitió en su desorden, más aún luego de que Méndez estrellara en los palos sendos pelotazos, con remates de larga distancia.
A diferencia de otros rivales que pasaron por Arroyito, Boca Unidos no resignó rol ofensivo y encontró en el Gordo Núñez el camino al segundo gol, de contragolpe. El nueve correntino descargó en Piris, quien con su remate exigió a Bava a un rechazo que Visconti aprovechó, dentro del área, con un derechazo ante el arco desprotegido. Pudo haber uno más de Boca, pero Vizconti la tiró afuera.
Terminó Central jugando como lo hizo en todo el partido, volcado decididamente en ataque y con Méndez como tutor ofensivo. Un centro suyo derivó en el descuento de Biglieri con un cabezazo por sobre el cuerpo de Fernández. El gol fue un premio a la perseverancia. El resultado el castigo a sus confusas ideas, las mismas que lo mantienen lejos de la promoción.
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