Un poco más lejos de la punta quedó ayer Central, al apenas sumar un punto frente a Quilmes en el Gigante de Arroyito. El canaya, que venía de perder en Mendoza ante Independiente Rivadavia, encontró su tercer empate de local, que lo dejó con 16 puntos sobre 30 disputados, cosecha que lo aparta de sus objetivos de ascenso. El equipo volvió a carecer de claridad ofensiva, e hizo casi todas mal cuando atacó. Recién en los últimos cinco minutos Trípodi se vio en problemas, aunque ninguno que no pudiera resolver con sus reflejos.

Los triunfos que habían obtenido el fin de semana River (22 puntos) e Instituto (21) multiplicaron la obligaciones de Central y Quilmes, ambos con 15 unidades en el arranque del juego, para no perder las pisadas del líder y escolta. La urgencia imperante no se tradujo en emociones. Porque para ambos la búsqueda del gol fue fallida.

La nueva apuesta de Pizzi, parando tres volantes por sobre Mozzo y Alderete, no se tradujo en más participación de Castillejos en el juego. Lo que hubo fue más posesión de pelota, pero sin aciertos para que su distribución sorprenda al cervecero.

Entonces pasó que los centros los tiraban Rivarola o Ferrari, los defensores laterales, al fracasar las avanzadas con pelota al pie de Rivero y Carrizo. Un remate de Gómez desde afuera del área, desviado, fue lo único que inquietó a Trípoli. Y como los centros cayeron en cabeza de los defensores, mínima actividad tuvo el arquero de Quilmes.

El saldo a favor que arrojó la apuesta canaya fue que la visita quedó enredada en la telaraña de volantes que paró Pizzi en el medio, no pudo ni soñar con jugar de contragolpe, siendo García el jugador que menos veces tocó la pelota.

La abulia de la primera parte tuvo su continuación en el complemento, donde Central apareció en cancha con Biglieri en lugar de Alderete. Es decir que Pizzi puso un delantero por un volante de marca, ante el desinterés de la visita por hacer algo en ataque. Quilmes atacó a reglamento --el de Caruso Lombardi-- con Cauteruccio y Telechea obligados a hacer todo solos, sin asistencia de volantes.

Por eso a falta de media hora del final el canaya ya tenía siete hombres con capacidad ofensivas en el campo, al ingresar Medina por Rivarola. Pizzi entendió que a mayor cantidad mayor productividad. Y el partida se iba sin acciones de gol.

Lo más emotivo fue una polémica, abierta cuando Talamonti tomó a Telechea en el área, infracción que Pitana no vio. Aquella jugada despertó las ambiciones en la visita, que reconoció la posibilidad de llegar a la victoria con proponer algo más que dos delanteros al cruzar la mitad de cancha.

En más de una hora de fútbol, no hubo un tiro al arco. Central se perdió en la confusión que sus hombres planteaban al pararse todos en un sector reducido del campo de juego. El juego de Central no mostró condición alguna que justificara un lugar entre las primeras posiciones. Tampoco Quilmes. Aunque su condición de visitante le restaba responsabilidad a lo hecho en el Gigante.

Hubo un momento donde el hincha bajó su aliento de los cuatro costados. Fue el último intento del simpatizante por animar a su equipo. Se apagó el fervor al rato y los jugadores impávidos, corriendo detrás de la pelota por desesperación. Antes del final hubo un tiro: triangularon en el medio y remató Medina a la manos del arquero. Luego quedó esperar el último pitazo del árbitro para que de Arroyito, otra vez, todos se fueran decepcionados.

0 Central: García; Ferrari, Talamonti, Valentini, Rivarola; Mozzo, Alderete; Carrizo, Rivero, Gómez; Castillejos. DT: Juan Antonio Pizzi.

0 Quilmes: Trípodi; Carli, Martínez, Agüero, Corvalán; Romero, Leandro Díaz, Garnier, Mansilla; Cauteruccio, Telechea. DT: Ricardo Caruso Lombardi.

Cambios: ST: Biglieri por Alderete (C) y Olivera por Carli (Q), 15m Medina por Riverola (C), 26m Peppino por Talamonti (C), 35m Diz por Caiteruccio (Q) y 40m Hipperdinger por Telechea (Q).

Cancha: Central.

Arbitro: Néstor Pitana.