1 Central: Broun; Ferrari, Talamonti, Lequi, Rivarola; Mozzo, Vismara; Biglieri, Carrizo, Gómez; Castillejos. DT: Juan Antonio Pizzi.

0 Guillermo Brown (PM): Guirado; Vera, García, Villarino, Rodas; Torres, Borzani, Zbrun, Benítez; D. Gímenez, Klusener. DT: Dalcio Giovagnoli

Gol: ST: 32m Mozzo (C) de penal.

Cambios: PT: 40m Del Cero por Rodas (AB). ST: 6m F. Giménez por Torres (AB), 17m Monje por Vismara (C) y Méndez por Gómez (C), 35m Tevez por Vera (AB) y 36m Zarif por Biglieri (C).

Arbitro: Eduardo Gutiérrez

Cancha: Padre Martearena (Salta)

La diferencia que terminó por definir al ganador del partido estuvo en algunas individualidades. Esos aportes fueron de Matías Lequi, en su liderazgo para ganar en las dos áreas, en Gonzalo Castillejos, en su capacidad de asistir a un compañero cuando su juego no sale del enredo, y en Leonardo Monje, en atreverse a buscar en gol en los pocos minutos que estuvo en cancha. Estos tres jugadores de Central, más Julio Mozzo, autor del único gol del partido, de penal, explican por qué el canaya venció a Guillermo Brown de Puerto Madryn de la Copa Argentina cuando en el repaso de los 90 minutos lo que predominó fue la paridad, incluso a pesar de la formación alternativa que ofreció el conjunto del sur.

Central fue a Salta con lo mejor que en sus manos tiene Juan Antonio Pizzi. Guillermo Brown llegó con alineación suplente, preservando titulares para el reinicio del Nacional B. Las decisiones de los técnicos duplicaron las posibilidades del auriazul de pasar de ronda. Pero en igual proporción crecieron las obligaciones del canaya por mostrarse en mejor forma.

Nada de eso sucedió en la primera parte. Central tuvo la pelota, pero Guillermo Brown las ocasiones de riesgo. Eso ocurrió porque el equipo de Pizzi falló en la búsqueda del juego en ataque, con Carrizo sin participación con sus compañeros, Gómez disperso en sus acciones, y en consecuencia Castillejos sin acción en el área.

Central se mostró superior solo con las corridas de Biglieri, apareciendo seguido por derecha, sorprendiendo a veces por izquierda, movilidad que llevó a abrir espacios en el fondo rival. De una corrida suya lo tuvo Rivarola, debajo del arco, en esfuerzo estéril al definir afuera.

El equipo de Giovagnoli, en cuanto a técnica, era incapaz de disimular limitaciones. De igual modo, con orden y decisión, se alzó agresivo en ataque, como cuando Torres cabeceó en el área menor y no alcanzó el grito de gol solo por intervención de azar, con pelota rebotando en Lequi y luego en el travesaño. A continuación fue Benítez con volea de zurda que desvió Broun.

Pizzi alzó la voz en el entretiempo y enfatizó las responsabilidades que Central no asumía con su errático juego. La reacción germinó con actitud, y creció a medida que el equipo asumía riesgos. Responsable de eso fue Lequi, empujando a sus compañeros con determinación, la misma que mostró para buscar el gol de cabeza, que primero le negó el arquero y luego el travesaño.

A los pocos minutos Pizzi intentó estimular aquellas buenas señales del equipo con el ingreso en el ataque de Monje, saliendo Vismara: menos marca para sumar una variante más en ataque. Y para apuntalar la apuesta apareció Méndez para contagiar con su característico despliegue físico.

El partido se encaminaba a la definición por penales, cuando un golpe de inspiración de Castillejos inclinó el destino del encuentro: el nueve tocó profundo para Monje al verse absorbido por la marca, el chileno mostró reflejos, corrió y fue derribado por el arquero, en claro penal que Mozzo convirtió por gol con toque suave y cruzado al palo izquierdo. El epílogo fue con Central sufriendo, como en casi todo el partido, pero finalmente clasificando a la siguiente ronda.