Dom 26.06.2016
rosario

DEPORTES › EL PASADO COMúN DE MARTINO Y PIZZI, HOY ENFRENTADOS COMO TéCNICOS

El destino de Tata y Juanchi

La Selección de Gerardo Martino juega hoy la final de Copa América ante su par de Chile, dirigido por Juan Pizzi. El Tata y Juanchi llevan a Estados Unidos una historia que nació en el fútbol de la provincia y refleja a Newell's y Central.

› Por Alejo Diz

Desde hace tiempo el fútbol argentino se acuesta en los jugadores formados en la ciudad para lanzarse a la competencia internacional. Lionel Messi es el abanderado de la escuela rosarina. Pero esta noche, en Estados Unidos, la ciudad pone en vidriera también su calidad en la formación de entrenadores, con Gerardo Martino y Juan Antonio Pizzi al frente de Argentina y Chile, respectivamente, animadores de la final de la Copa América. "Rosario tiene una escuela de formación de técnicos destacada, donde pasaron, entre otros, el Indio (Jorge) Solari, (Carlos) Griguol y (Marcelo) Bielsa. Por eso no me sorprende hasta dónde llegaron Martino y Pizzi", resaltó Mario Giammaría, presidente de la Asociación Rosarina de Fútbol.

A Martino y Pizzi el fútbol los unió hace tiempo. El "Tata" jugando para Newell's y "Juanchi" para Central, entre 1988 y 1991. Martino vistió la albiceleste de la Selección, Pizzi la roja de España. Los dos volvieron a la ciudad a dirigir en el club que los educó como jugadores: Martino en Newell's en 2013, Pizzi en Central entre 2012.

Antes, mucho antes de iniciarse en el profesionalismo, a Martino y Pizzi los unieron las canchitas de fútbol de la Rosarina y la Liga Santafesina. Con 13 años, el 26 de abril de 1976, el Tata "firmó" para Newell's el carnet de jugador con disciplinado trazo en cursiva que reclama toda maestra de primaria. Venía de jugar en el fútbol infantil de Juan Pablo VI. "Me acuerdo de Martino en esos seleccionados de Pablo VI como un jugador de mucha clase, muy pensante, resaltaba por su talento. El Tata ya jugaba como después se lo vio en Primera. Pero también recuerdo que era un chico muy protestón", repasa un nostálgico Giammaría.

De aquella 6ta. división de Pablo VI todos los jugadores fueron buscados por los clubes más grandes de la ciudad. Y Newell's se quedó con el mejor de todos: Martino. Gerardo Daniel Martino, padre del Tata, lo fichó en la Rosarina para dejar el fútbol infantil y competir con la camiseta leprosa. La Rosarina le asignó el carnet 39.240 al chico nacido el 20 de noviembre de 1962 y formó parte de los "Cebollitas", una suerte de seleccionado rosarino. "Pero ya de muy chico --aclara Giammaría-- se veía en Martino un potencial técnico. Era un nene con mucho liderazgo en cancha, el equipo estaba detrás suyo, era todo carácter".

Pizzi, nacido el 7 de junio de 1968, comenzó jugando en la Liga Santafesina en el equipo del colegio La Salle de la capital provincial. Era convocado en cada armado de seleccionado Santafesino que competía a nivel nacional y que tenía como mayor rival al seleccionado de la Rosarina. "En 1980 el torneo nacional infantil se disputó en Salta. A la semifinal llegaron Rosario y Santa Fe. Los rosarinos se impusieron por 1 a 0 y luego en la final golearon al local por 6 a 0. Pero en aquella disputada semifinal "el gran problema de la Rosarina fue Pizzi", asegura Giammaría. Al recuerdo se suma Carlos Iparraguirre, actual subsecretario de Deportes de la provincia y técnico de aquel seleccionado Santafesino: "A Juanchi (Pizzi) le pedía que juegue en mitad de cancha. Se iba al área como todo delantero, pero yo le decía que arrancara bien atrás porque tenía un físico que se destacaba". "Juanchi -recalca Iparraguirre- fue un jugador de mucho sacrificio, un laburante. Y siempre fue un referente para sus compañeros, sin él el equipo no ganaba".

Antonio Francisco Pizzi, padre de "Juanchi", era médico y por medio de un colega logró una prueba para su hijo en Central. Pizzi, de 17 años, vino a la ciudad a probar suerte con el fútbol y comenzar la carrera de Medicina. En el campo de juego estuvo mucho más cómodo que en las aulas e hizo una carrera que superó obstáculos. En 1986 perdió un riñón en un choque en una práctica con el arquero Roberto Bonano. A pesar del pronóstico médico, Pizzi volvió a jugar y retomó en Central como el cuarto delantero del equipo.

"Yo era secretario de Central cuando me enteré que Pizzi venía a la ciudad a estudiar medicina y no dudé en traerlo al club. Me acordaba cómo jugó en el torneo infantil de Salta", confiesa Giammaría. "El problema de Pizzi era que en la escuela también se iba a jugar al rugby; por suerte el padre era muy futbolero y lo pudimos convencer", remata, entre risas, Iparraguirre.

Dos historias de fútbol en la cual hoy solo una de ellas sumará la foto de la Copa América entre manos.

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