El deseo de Pablo Scarabino por recuperar el ejercicio de la presidencia desató un nuevo frente de conflicto político en Central. Anoche sus ex compañeros de Comisión Directiva ratificaron la decisión de negarle, si llegara a solicitarlo, su retorno al gobierno, y, por el contrario, próximamente lo invitarán a que extienda su licencia hasta fin de año, cuanto menos. Detrás de las antagónicas posturas no se esconde la discusión de un proyecto de gobierno. La pugna es por un lugar de poder que está lejos de buscar la reconstrucción institucional prometida cuando la actual dirigencia se lanzó a las elecciones como oposición. Por casi dos horas anoche los directivos evaluaron la situación de Scarabino y resolvieron pasar a un cuarto intermedio hasta esta tarde. El ex titular auriazul no concurrió ayer a la reunión de Comisión Directiva.

En setiembre último todos se acomodaron detrás de su figura en la lista. Las elecciones, en la cual se detectaron serias irregularidades (habría filmaciones donde se muestra a un reconocido colaborador de la dirigencia repartiendo carnet el mismo día del comicio), lo dieron como ganador. Pero luego del recuento de votos a Scarabino le empezaron a cercar el margen de maniobra en Arroyito y lo indujeron a presentar un pedido de licencia, en una estrategia que combinó el servicio de los barras, operaciones de prensa y el desembarco de nuevas caras en la comisión.

En Arroyito jamás se dieron razones fundadas que justificaran el alejamiento de Scarabino. Con su paso al costado la directiva tampoco modificó las formas de conducción. El club conserva sus vicios y no asoma sobre el horizonte político una autocrítica dirigencial. Todos están convencidos en que en Arroyito el problema es Scarabino. Y ayer, en reunión de Comisión Directiva, sus pares se lo hicieron saber.

En los últimas semanas Scarabino buscó recuperar algunas conductas propias a cuando ejercía la presidencia. Asistió al partido con Boca, también al de Banfield, se reunió con algunos jugadores y gestionó el respaldo de Julio Grondona. Pero el domingo no concurrió a la cancha y ayer recibió el rechazo explícito de los directivos para que no asuma en junio la conducción de la entidad, una vez que culmine su pedido de licencia por seis meses.

Anoche en reunión de Comisión Directiva los dirigentes trataron la situación de Scarabino y optaron por pasar a un cuarto intermedio hasta hoy a las 19. De igual modo la decisión está tomada: la conducción que lidera Juan Dalbes le solicitará a Scarabino que extienda su licencia hasta diciembre, cuanto menos, a fin de desalentar cualquier aspiración por volver a sentarse en el sillón de Arroyito.

El primer equipo, en tanto, entrenó ayer por la mañana con la ausencia de Cristian González --se explicó que padeció un trastorno estomacal-- en las instalaciones de Palos Verdes. El canaya deberá visitar el viernes a las 21.10, para la televisión, a Independiente y por eso los futbolistas no tuvieron descanso tras la derrota con Lanús. Una de las dudas de la semana será Cristian Alvarez, que presenta un esguince de rodilla sufrido en la acción donde el arquero le cometió penal a Leto.