En Central, todos los caminos conducen a las urnas. Lo dicen asesores, abogados, dirigentes y hasta lo evalúa el propio presidente Pablo Scarabino. La recuperación institucional del club, que alumbrara apartir de que el expediente del concurso ganara la atención de la jueza Liliana Giorgetti, desembocará en un nuevo llamado a elecciones, mucho antes de lo que obliga el estatuto (segundo semestre del 2010) y probablemente antes de fin de año. Quizá el lunes Scarabino llame a conferencia de prensa para invitar a los socios a volver al cuarto oscuro de Arroyito en tiempo mediato. "Así Pablo (Scarabino) no puede gobernar. Esta situación no le conviene al club ni a la jueza", asumió uno de los nuevos compañeros del presidente auriazul.

Los dos últimos meses de gobierno de Scarabino fueron los mejores de toda su gestión. Porque retomó la riendas de un club jaqueado en lo financiero por probadas impericias dirigenciales, recuperó el famoso pagaré del Real Madrid que había sido cedido a un inversor, logró abortar una operación financiera donde Central entregaba casi todo su patrimonio --el pase de Ronald Raldes, el 13 por ciento de todos los jugadores, derechos de televisión por montos millonarios, etc-- para cubrir una acreencia no contabilizada y saldó atrasos salariales por cinco meses.

Pero su capacidad de gobierno es escuálida. La Justicia debió remover a toda su dirigencia por incumplimiento de la Ley de Quiebras, además de otras irregularidades que se investigan en el fuero Penal, y cuenta con la compañía de sólo cinco directivos que eran suplentes. Esta frágil situación tambalea además entre rumores de un intervención judicial por parte de la magistrada.

De acuerdo a las voces que pudo consultar este diario, Giorgetti no tiene fundamentos para desplazar del cargo a Scarabino y hasta podría revalidar su función presidencial, de acuerdo a lo que solicitaron sus abogados. Pero sería el propio Scarabino el que eche certidumbre sobre el futuro institucional del club llamando, quizá mañana, a la realización de la asamblea extraordinaria para tratar como orden del día la convocatoria a elecciones para antes de fin de año.

Ante la consulta de este diario el mandamás de Arroyito omitió dar precisiones. Pero sus colaboradores, por el contrario, anticiparon que será el propio presidente el que abra las puertas electorales en Central. Aunque aún hay dudas por despejar. Una de ellas descansa en el reciclado de algunos grupos (entre inversores y ex dirigentes) que han sido partícipes activos en los últimos diez años del sangrado económico y financiero al que ha sido objeto el club y que ahora se relamen ante la posibilidad de pegar el salto el sillón canaya, convencidos en que una fuerte movida interna los alzaría como ganadores del escrutinio.

Al club urge una dirigencia honesta, por sobre todas las cosas, decidida a enfrentar los complejos problemas internos --barras, inferiores, etc.--, con clara vocación de servicio y que no represente ni gobierne en pos de intereses de terceros. Puede que sea fácil encontrar este perfil de dirigente. Lo difícil será seducirlo a que se comprometa a conducir al club. Y de acuerdo a lo que se especula en la sede auriazul, no habrá mucho tiempo para armas listas y reunir gente seria. Scarabino piensa en elecciones. Resta definir el día del anuncio y la fecha del comicio.