DEPORTES › UNA SEÑAL DE QUE ALGO NO ANDA
› Por Laura Vaccarezza
En algún momento de nuestra vida, todos experimentamos lo que es la angustia, incluso sus diferentes modalidades de presentación. A veces, es una experiencia casi cotidiana: sentimos angustia al despertar, al comienzo de un nuevo día que hay que afrontar, con trabajo, responsabilidades, decisiones, etc. También experimentamos angustia frente a un día vacío, un día libre, un fin de semana. Otras veces, paradójicamente, nos sorprende, nos invade en un momento inesperado, en un momento en que estamos tranquilos e inexplicablemente comienza el malestar.
La angustia es un afecto, un sentimiento de displacer, una señal de que algo no funciona. Podríamos decir una señal que advierte de un peligro inminente, una señal de alarma que se pone en marcha.
¿Qué podemos hacer con esta señal? Intentar ignorarla es bastante difícil. Otra posibilidad es intentar hacerla desaparecer o calmarla con medicación. Esta opción, muy eficaz en algunas ocasiones, tiene el riesgo de que "la pastilla" se transforme en el centro de la vida de la persona
Otra opción, por la que me inclino, es la de interrogar a esa señal; preguntarnos: ¿por qué surge?, ¿qué nos está diciendo?, ¿qué la desencadena?. El "saber la causa", "el ser consciente" del por qué de sus angustias es lo que le permite conducirse de otro modo.
*Psicoanalista de "Acto" Barcelona. Fragmento de artículo publicado en revista Acto nº 1, 2005.
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