CULTURA / ESPECTáCULOS › CHARLA CON EL GRAN CELLISTA JACQUES MORELENBAUM
Este excepcional cellista brasileño puso sus conocimientos al servicio de artistas como Tom Jobim, Caetano Veloso, Gal Costa y Egberto Gismonti. Reconocido mundialmente por sus dotes como arreglador, Morelenbaum es además un notable intérprete y, también, compositor. En esta nota habla de su extensa carrera musical y además adelanta el concierto que dará el domingo a las 21 en el Centro Cultural Parque de España.
› Por Edgardo Pérez Castillo
Aunque su carácter humilde lo lleve a minimizar el asunto, Jacques Morelenbaum es nada menos que uno de los responsables de haber colaborado para definir el sonido de la samba brasileña durante su período de mayor brillo. Nacido en Río en 1953 en una familia de músicos, Jacques tuvo, como ellos, una formación clásica, graduándose del New England Coservatory de Boston. Sin embargo, el violoncellista tenía otras inquietudes, y a su preexistente vinculación con el lenguaje rockero la enriqueció sumergiéndose en el terreno de la música popular de su país. Así, y recorriendo una senda similar a la de Heitor Villa Lobos, puso sus conocimientos al servicio de artistas como Tom Jobim, Caetano Veloso, Gal Costa y Egberto Gismonti. Reconocido mundialmente por sus dotes como arreglador, Morelenbaum es además un notable intérprete y, también, compositor. Todas esas facetas podrán apreciarse este domingo, cuando el cellista arribe por tercera vez a Rosario, aunque será ésta la primera que lo encontrará al frente de uno de sus proyectos personales, el Cello Samba Trio que conforma junto al guitarrista Lula Galvao y el baterista Carlos Balla, y con el que actuará el domingo a las 21 en el Centro Cultural Parque de España.
Sentado en una mesa ubicada sobre el escenario de Notorius (el bar-auditorio ubicado donde, desde el martes y hasta esta noche, ofrecerá sus únicas funciones en Buenos Aires), Morelenbaum recibe a la prensa gráfica rosarina para brindar una amena conferencia íntima. Y se entusiasma al enumerar las posibilidades que descubre en esta formación de trío: "Debería tener una memoria de oro para recordar todas las formaciones por las que pasé. Tengo 53 años y empecé en la música con 3, entonces son cincuenta años de muchas formaciones en mi vida. En los últimos años he trabajado como director musical, arreglador, con orquestas sinfónicas, con grupos de las más variadas formaciones. La experiencia con Caetano Veloso me posibilitó también muchas experiencias diversas en términos de sonoridad, y por diez años trabajé con Jobim, y con él aprendí mucho en términos de la economía, la síntesis. Me encantaba la forma con que Jobim conseguía alcanzar sus objetivos emocionales, la profundidad de su música con pocos elementos. De cierta manera eso es una inspiración para la búsqueda que hacemos con el trío, de tener apenas lo esencial y con eso conseguir llegar donde queremos".
"Me encanta el samba, Brasil tiene una riqueza muy grande de estilos musicales, pero la mayoría de los ritmos tiene un origen parecido, los orígenes de la música europea en la armonía y la melodía, y el ritmo de Africa, combinados de diversas formas más las influencias locales -agrega-. Y creo que el samba es la forma que más sintetiza el espíritu musical brasileño. Y me encanta tocar samba, entonces su esencia está en este trío, con la melodía representada por mí, la armonía y el swing con la guitarra y el ritmo con la batería. También tengo una pasión secreta por el bajo, cuando era chico tenía la ilusión de ser bajista, pero después tenía muchas ocupaciones y el cello ya estaba bien. Pero como en el trío tenemos una formación chiquita y delicada, cuando la guitarra improvisa yo me transformo en bajista, porque en el cello tengo una tesitura muy similar al bajo, porque me queda a un intervalo de sexta de diferencia. Y como todo es relativo en la música, entonces el público está acostumbrado al bajo del cello, y el baterista es despierto y se sabe adaptar a esto, entonces se da todo bien".
Claro que su llegada al samba no fue un trámite sencillo, a partir de la formación de sus padres. "En mi familia soy la primer generación de brasileños -explica-. Mi familia es europea, mi padre nació en Polonia y mi madre nació en Brasil pero sus padres son de Rusia, entonces en mi juventud yo tenía una necesidad de encontrar, como brasilero, mi identificación con la cultura brasileña. Mis padres también son músicos y se dedican a la música erudita, la música clásica y eran muy radicales. Ahora yo los ayudé a llegar más a Brasil, algo que costó bastante. Pero en mi juventud ellos eran muy cerrados, no les interesaba más que la música clásica, y yo tenía otra necesidad. Porque siempre estuve interesado en la creación musical más que todo, desde muy joven me interesaba la improvisación, la creación momentánea, entonces ahí me acerqué a la música popular".
-Pensando en el samba, en la evolución que tuvo desde su origen popular y después con su cruza con la música europea, ¿cuál es el horizonte que ve para el género, que incluso ya ha derivado en muchos estilos diferentes?
-Es muy difícil, porque como acabas de decir el samba tiene muchos estilos distintos. Está el samba de raíz, en cada parte de Brasil hay un samba específico. Creo que por más que la fuerza de la industria mundial busque los oídos brasileños para otros sitios, el samba está muy arraigado. Hoy en día hay un movimiento muy fuerte del choro, un renacimiento del choro que estuvo olvidado por un tiempo. Ahora es muy fuerte, y tenemos chicos muy jóvenes dedicados al choro, que es un estilo de samba que es muy apto para el virtuosismo, la improvisación. Entonces cuando se habla de improvisación se habla de jazz, que se volvió un ícono mundial, pero para nosotros, latinoamericanos, no tenemos que improvisar siguiendo obligatoriamente el estilo del jazz. Lo que hacemos acá es la práctica de improvisación sobre motivos brasileños, motivos sambísticos, entonces la forma tal vez sea la misma, porque hay una forma universal que tiene que ver con presentar el tema, hacer comentarios personales sobre el tema, volver al tema y esperar por un aplauso (risas). Pero volviendo a la pregunta, hay mucha gente joven desarrollando relaciones personales con el samba, cuyo futuro es más diverso y amplio de lo que se presenta hoy.
-Además del samba ha trabajado con bandas de rock como Barao Vermelho o Titas, y también con el tango en el disco "Piazzollando" que produjo en homenaje a Piazzolla. ¿Fueron desafíos que le interesaban afrontar o se trataba de músicas que ya escuchaba y tenía incorporadas?
-Yo fui rockero desde siempre. Con diez años ya era beatlemaníaco. Y el primer grupo que tuve fue un grupo de rock, entonces me siento muy en casa. En el caso del tango, de Piazzolla, sí fue un desafío, pero yo hice ese trabajo con muchísimo respeto a Piazzolla. No puse mucho de mí, procuré hacer lo más cercano posible a Piazzolla. Pero creo que cada paso, cada nuevo universo en el que ingresamos, es un desafío, y eso me encanta.
-A partir de haber tocado con músicos como Jobim, Caetano, Gismonti, ¿siente que formó parte de la historia de oro del samba?
-Bueno, soy consciente de que soy privilegiado de haber podido, en una sola vida, haber trabajado por diez años con Jobim, catorce con Caetano, cinco con Egberto, con Gal Costa y tantos otros. Y para mí hasta hoy Tom Jobim es el gran nombre de la música brasileña, entonces siento la importancia y el privilegio de haber estado junto a ellos. Pero no sabemos qué va a pasar en el futuro. Estoy muy contento y me siento muy afortunado de haber podido experimentar todo eso.
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