CULTURA / ESPECTáCULOS › LA COMPAÑIA BOLIVIANA "TEATRO DE LOS ANDES"
El grupo llega a Rosario para presentar tres piezas tanto en los festivales internacional de Teatro y de Artes Escénicas "El Cruce". "Nuestra búsqueda es, básicamente, estética. Investigamos formas distintas de comunicar", señalaron sus integrantes a este diario.
› Por Fernanda González Cortiñas
Invitada a participar simultáneamente del Festival Internacional de Teatro y del de Artes Escénicas "El Cruce", la compañía boliviana Teatro de los Andes llega a Rosario para presentar tres piezas que crearon, produjeron y ponen en escena de la misma manera que viven: en grupo.
Con diecisiete obras estrenadas, Teatro de los Andes existe desde el año 1991, cuando su actual director César Brie, junto a Giampaolo Nalli y Nayra González (una actriz que ya abandonó el elenco) llegaron desde Italia con la idea de conformar una compañía de teatro. Luego de pasar por Argentina, Chile y Ecuador, el trío recaló finalmente en Bolivia. Con actores de distintos puntos del globo, a los que se sumaron algunos créditos locales, la agrupación, que ya presentó ¿Te duele? y 120 Kilos de Jazz, esta noche, a las 22, en el teatro La Comedia (Mitre y Ricardone), pondrá en escena En un sol amarillo, una pieza de teatro--denuncia que habla de la connivencia de la destrucción, la corrupción y la impunidad.
"Nos gusta definir lo que hacemos como 'teatro de grupo' --explica Alice Guimaraes, el aporte brasilero de la compañía--, en el sentido que compartimos una idea común, que es la de hacer de cada obra una pieza única, que se diferencie en todo del resto. Nuestra búsqueda es, básicamente, estética. Investigamos formas distintas de comunicar. Lo que sí tenemos es como un puñado de principios éticos que rigen nuestro trabajo: el primero de ellos tiene que ver con que todos vivimos del teatro. Tratamos de organizarnos para que todos los que estamos en el grupo podamos vivir de nuestro trabajo. Claro que vivimos de manera muy sencilla (ya que en Bolivia no hay ningún tipo de subvención, ni pública ni privada para el arte), pero hemos logrado sobrevivir haciendo únicamente esto: teatro. Desde ya que sólo con lo que hacemos en Bolivia no podríamos hacerlo, ya que es un país muy pobre, de modo que lo que hacemos es salir. Frecuentemente somos invitados a presentarnos en Europa y a algunos países de centroamérica. A pesar de eso nosotros tratamos de no perder la esencia, de no 'vendernos'; quiero decir, a veces uno sale y va a lugares donde valorizan el trabajo de uno, con dinero. Entonces la tentación de quedarse con eso es muy grande. El Teatro de los Andes se ha propuesto resistir esas tentaciones para volver siempre a sus raíces.
--En este sentido, los festivales no se encuadran en ninguna de estas dos ventajas: no les reditúa económicamente y tampoco se nutren de materia prima propia...
--Bueno, pero los festivales tienen otro sentido: por una parte el de poder mostrar tu trabajo ante un público más experto; por otro, el de confrontarlo con el de colegas de otros países. Eso también enriquece pero de otro modo.
--¿Cómo es el proceso de creación?
--Cada obra surge como el resultado de las necesidades del grupo. Normalmente armamos una obra en función de que lo que queremos hablar, de nuestra necesidad estética y de nuestro momento como grupo. Por ejemplo, hace poco hicimos una obra muy grande, La Ilíada con nueve actores y una gran estructura en escena. Cuando terminamos con ese, tuvimos la necesidad de hacer algo pequeño, entonces hicimos cosas como Frágil, una obra de cuatro actores. O esta que trajimos a Rosario, ¿Te duele?, con apenas dos actores. Después está la temática. La Ilíada hablaba de la guerra, de la violencia en general. Frágil, en cambio, era un espectáculo intimista, hablaba de un adolescente y su pasaje a la vida adulta, y ¿Te duele? habla de una cuestión más social, pero aún del ámbito de lo privado, como es la violencia familiar".
En esta línea de obras más "de cámara", está En un sol amarillo. Memorias de un temblor, una pieza que habla de un hecho verídico y muy reciente como fue el terremoto que hubo en 1998 en Aiquile, una pequeña población boliviana. "Aquí, hablar del temblor fue una excusa para hablar de algo más grave, como es la cuestión de la corrupción. Hablamos de esto sí, como una forma de denunciar algo que nos preocupa, pero sin perder de vista la cuestión estética".
De distintas formaciones y nacionalidades, además de Brie, Nalli y Guimaraes, Teatro de los Andes completa su elenco multifuncional con Lucas Achirico, Soledad Ardaya, Gonzalo Callejas, Mercedes Campos, Daniel Aguirre, Pablo Brie y la polaca Danuta Zaryka. "Cada uno aporta lo que trae --concluye Guimaraes--. No somos solo actores. Todos nos ocupamos de todo. Más que un modo de hacer teatro, diría que esta es una forma de vida".
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