CULTURA / ESPECTáCULOS › "SUMISION DE LA HIERBA" DE CLARA REBOTARO
En diálogo con Rosario/12, narra sus inicios con la poesía y de los textos que integran este nuevo libro. "Muchas veces utilizo las definiciones con palabras sencillas", señaló.
› Por Sonia Scarabelli
Este sábado, a las 19, en el Círculo Médico de Rosario (Santa Fe 1798), la poeta Clara Rebotaro presentará su último libro, Sumisión de la hierba. La presentación estará a cargo de los profesores y poetas Antonia Taleti y Roberto Retamoso. Quienes asistan podrán disfrutar, además, de la exhibición de fotografías de Edgar Piñeiro, quien será introducido ante el público por la artista plástica Marita Guimpel, y de un espectáculo de música y danza en el que actuarán Iris Santarelli y Huilqui Pérez (en canto), María Sol Casas (coreografía y danza) y Ana Inés Casas (flauta traversa).
Clara Rebotaro nació en Acebal, Santa Fe, en 1933 y reside en Rosario desde 1953. Es Licenciada en Ciencias Políticas y Diplomáticas por la Universidad Nacional de Rosario, cursó también estudios en la Escuela de Letras de la FHyA de la UNR, y concurrió a diversos talleres, entre ellos, el Taller Municipal de Poesía coordinado por el poeta Hugo Gola. Entre sus libros publicados se encuentran los siguientes poemarios: En sazón (1989), Sin voz (1990), Altas Mares (1992), Poemas con insectos (1994), Hematopoemas (1996), El color exigido (1998), Mineral desterrado (2001) y Sala de música (2004).
En Sumisión de la hierba, su noveno libro, Rebotaro vuelve sobre temas ya característicos de su poesía, como el amor, la soledad, el paisaje, que se enlazan, por otra parte, de manera sostenida, en cada uno de los poemas que conforman el volumen. El mismo incorpora también, bajo el título "Negativos barrocos" una serie de poemas de la psicóloga, poeta, narradora y artista plástica Silvia López.
--¿Cómo empezó su relación con la poesía?
--Tengo una vínculo con la poesía desde que era muy pequeña. Recuerdo que mi padre me leía poemas en los que se nombraban pájaros: la perdiz, el boyero, el chingolo, el jilguero y que se enmarcaban en un particular amor por la naturaleza que se vivía en casa. Con el tiempo, y en análisis, descubrí que eran de El libro de los paisajes, de Leopoldo Lugones. Desde el punto de vista escriturario, sin embargo, mi relación es más tardía. Escribí mi primer soneto a los 55 años...
--En Sumisión de la hierba, aunque marcadamente predomina un tipo de versificación libre, usted incluye también varios sonetos...
--La inclusión de sonetos en mis libros responde, en primer lugar, al placer de escribirlos, y también, creo, sin duda, a reminiscencias del placer que me daba escucharlos en mi niñez. Los considero además un homenaje a mi padre.
--¿Cómo surgió la idea de este libro?, ¿cómo es su proceso creativo?
--La idea de este libro surgió al recordar un verso de un poema de otro libro mío: Mineral desterrado, que dice: "...la sumisión de la hierba/ al tendernos...". Era un verso que volvía constantemente a mi memoria. Un día pensé que era un nombre apropiado para un libro, y comencé a "imaginar" ese libro a partir de un eje temático que estaría dado por eso, por lo vegetal. En cuanto al proceso de escritura, en esta ocasión uso una especie de "separadores", pequeños poemitas agrupados bajo un título como "Medicina del herbolario", "Reflexiones bajo el olmo", o "Enunciación del trébol" que provienen de la lectura de libros específicos que leo una vez que elijo el eje temático. Muchas veces utilizo las definiciones con palabras sencillas, sugerentes, eufónicas y luego de una línea de puntos, escribo una reflexión. Desde mi punto de vista, mis poemas son siempre poemas de amor pero tienen una referencia a la temática elegida. Puede ser una palabra, un verso o un poema completo. La idea central es decir al mismo destinatario lo que no puedo decir con el código cotidiano. En este caso es un libro muy verde. De hecho, está impreso en tinta de ese color.
--Además del eje temático que señala, en Sumisión de la hierba los poemas parecen entrelazarse especialmente sobre la guía de tres tópicos centrales, el paso del tiempo, el amor y la naturaleza convocada a través del paisaje; ¿todo esto marcó de algún modo la estructura del libro, la forma en que los poemas se ordenan?
--La forma en que los poemas están ordenados es aleatoria. Pero es indudable que el amor, el tiempo y la naturaleza son determinantes en cada poema. En cierto modo, no creo que haya una separación muy notoria entre el yo lírico y el yo biográfico en mi poesía. La soledad y el paisaje se relacionan permanentemente porque todo lo nombrado es reconocido como perteneciente a una experiencia real.
--En la parte final del libro, bajo el título de "Negativos barrocos", se incluye una serie de poemas de Silvia López, su poeta invitada. No es la primera vez que invita a otro poeta a incluir sus trabajos en un libro suyo...
--La idea del "poeta invitado" se origina en el gusto por compartir. Es simplemente disfrutar el hecho de que un amigo acepte incluir sus textos en el poemario y, en este caso, Silvia también realizó el dibujo a lápiz de la tapa. Por cierto que tanto el dibujo como los poemas jerarquizan mi libro. En la poesía de Silvia López, con quien creo que tenemos en común, ante todo, el goce de la escritura, dejan su impronta la psicóloga, la artista plástica y la narradora; los bellos poemas sin título que integran "Negativos barrocos" son el resultado de esa conjunción plural.
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